Capítulo 2- los gatos y los perros no se llevan

1588 Words
Estas dos semanas fueron un caos, no dejé de discutir con Paul, este chico me hace la vida de cuadritos, no me deja en paz. Ayer llovió así que todo estaba enlodado, ya hoy iniciamos las dos semanas de descanso y diversión. Paul, me sujetó para que dejara de correr, lo golpee haciendo que tambaleara, gracias al lodo, cayó pero no cayó solo, sino que agarro mis piernas y también caí y nos deslizamos en la pequeña colina, sin darnos cuenta al final de la colina se encontraba la profesora Estela a la cual arrollamos. -Señorita Benet y Señor Green- dijo levantándose, se notaba su enojo- ¡CASTIGADOS! Se quedarán en la cabaña, todo el día allí, no participaran de la diversión de hoy- era una cabaña vieja que estaba algo alejada, era aburrida, y en cierto modo tenebrosa. Pude ver la sonrisa de Paul, él se estaba divirtiendo. Al cambiarme lleve algunas cosas para entretenerme, no soportaba estar en un espacio cerrado con él, y menos por tanto tiempo. -Porque rayos me fastidias, no te he hecho nada. ¡Oh no! no me digas que te gusto. - claro que no ¿por qué piensas que me gustas? -los chicos molestan a las chicas que le gustan para llamar su atención. -¿Crees que yo debo hacer eso? Oye nena ¿sabes quién soy?-lo mire irónicamente- puedo tener la chica que quiera, cuando sea. -bien por ti- conteste mientras abría un libro que había traído. -Y qué hay de ti ¿no tienes novio? -¿por qué preguntas cuando ya sabes la respuesta? -entonces te gusta alguien ¿no? - esto es ridículo, no hablare de mi vida privada contigo. Además me gustaría mantenerlo en secreto - ¿es un amor imposible?- me sonrojé y baje la cabeza- ¿quién es? -no tengo por qué decirte. -dime, dime, dime, dime, dime – empezó a gritar- dime, dime, dime...- siguió así por un par de minutos, hasta que cedí. -Simón- dije finalmente. -¿te gusta Simón Williams? De verdad buscas los imposibles. -bueno no es imposible. -supe que terminó con su novia ¿así que ahora quieres novio?- dijo más como una afirmación que como una pregunta. -¿a qué vine esa pregunta? No estas tratando de ligar conmigo. -Sí- puse mi cara de horror- era una broma, aunque lo que diré no es una broma- me relajé- sé que no me soportarías. - tienes razón, no te soporto. Casi anocheciendo nos vinieron a buscar, la profesora Estela se veía más relajada, quería seguir con el castigo el día siguiente -será una gran idea, así podemos pasar tiempo a solas- dijo coquetamente mientras me miraba y se mordía el labio inferior -¿de qué están hablando? -Que gracias a usted hemos solucionado nuestros desacuerdos- dijo él abrazándome muy cariñosamente por detrás- la profesora quedo atónita y molesta. -estos chicos de hoy en día, saben, esto quedara así, no volverán a estar a solas- dijo girándose y caminando molesta, apenas se giró quite las manos de Paul de mi abdomen y dándole una mirada asesina. -¿Qué? Se lo creyó, todo lo hice para hacer creíble todo- lo mire con los ojos entre cerrados. -bueno, si me disculpas me voy-gire y fui directo a mi habitación. Al día siguiente me puse mi vestido de baño, con un vestido de playa, no pretendía bañarme, solo quería tomar un poco de sol, y a decir verdad no era fan del agua fría. Todos estaban nadando, y divirtiéndose. Me senté en unas sillas playeras y me puse mis audífonos, empecé a ponerme bloqueador, no quería quemarme de más, solo broncearme un poco. Sentí unas manos frotando mis hombros con bloqueador, di un salto y me alejé. -pensé que necesitabas ayuda- dijo Paul sonriendo- ¿por qué no te quitas el vestido? así será más fácil. -estúpido. No necesito ayuda, no me bañaré. -que lastima, deberías tomar sol, pareces un vampiro- no mentía cuando decía que parecía vampiro, mi piel era blanca casi como la nieve. -ojala lo fuera, así ya te hubiera acabado con mi súper fuerza- él sonrió- solo tomare un poco de sol, mejor ve a molestar a otra parte- me puse mis gafas y me acosté en la silla a broncearme. -Oye mira lo que tengo aquí- mire y tenía un pequeño grillo. -qué lindo, ahora vete- puso el grillo en mi - ¡ah quítamelo, quítamelo!- grite parándome de la silla, de pronto mi vestido cayó al piso, el muy estúpido había jalado el hilo de desamarre - ¡Imbécil! -bueno creo que ahora si te bañaras -Claro que...Bájame....No... Por favor no- y me lanzo al lago, todos los chicos empezaron a reír menos yo- ¡Paul Green te matare!-dije furiosa, él se lanzó al lago quedando junto a mí. -¿por qué no lo haces aquí gatita?-dio una pequeña sonrisa coqueta- por cierto, pude admirar mejor tu trasero- mis mejillas se coloraron - la gatita se sonrojo-río. -¡Púdrete!- dije antes de salir del lago. Tome mis cosas y me fui, no había llevado toalla, así que solo tenía mi vestido. Estaba temblando, mientras caminaba de regreso a la cabaña, alguien puso una toalla sobre mis hombros. -lo siento gatita- susurro al oído, con algo de arrogancia. Parecía un ronroneo. -estúpido, no quiero tu toalla, ni nada tuyo- dije tirando la toalla en el piso. -quizás si te doy unos besos cambies de opinión- me gire e intente caminar, él me tomo de la mano y me trajo hacia él- piénsalo mejor- dijo a centímetros de mi rostro, sus labios rozaron los míos, mis ojos se posaron en los suyos, luego bajo la mirada a mis labios, no había notado sus ojos, eran verdes oscuros, eran muy lindos y profundos; me parecieron conocidos. -me...e estoy helando... me...me voy- dije con voz temblorosa, no sabía si era gracias al frio o su cercanía. Camine lo más rápido que pude para alejarme. Ya llevábamos una semana de haber entrado a clase. No podía dejar de pensar en la actitud de Paul, después de casi haberme besado, actuó como siempre, un momento era coqueto, el otro arrogante, en otro era el más dulce. Tome su casi beso como uno de sus juegos estúpidos. Aun en el colegio me fastidiaba como siempre. Hoy mi papá había salido temprano, él era Odontólogo, el mejor de la ciudad. Estaba en el auto esperando a Parker. Mi papá nos había comprado un auto para que lo compartiéramos, no era la gran cosa, un Jeep viejo con una pintura desprendiéndose. Hoy me tocaba manejar de ida al colegio. Y Parker no se daba prisa, era la quinta vez que tocaba la bocina para que se apurara. -¡Parker apúrate!- dije- no llegare tarde por ti- salió como una bala- chico demoras más que yo en arreglarte -¡claro! Este hombre no puede salir así por así. -por supuesto- dije encendiendo el auto y dándole marcha. -no te pareces a mí- puse los ojos en blanco -pues deberías mirarte en un espejo estúpido. -hablo de nuestras personalidades - volví a poner los ojos en blancos- ¿a dónde vamos? -tengo que pasar por Mía- ella ya se encontraba a fuera de su casa. Al entrar al colegio todos posaron su mirada en mí. ¿Qué extraño? desde cuando me miran. Vi que en mi casillero una rosa roja, al girarme vi a Simón caminar hacia mí, mi corazón se apretó, pero solo me sonrió y siguió caminando. ¿Sí no fue él, entonces quién? -¿te gusta la rosa? -Paul- dije antes de girarme hacia él- ¿a qué vine esto? -De nada se dice- rodé los ojos- entonces gatita, que dices, tú...yo... ¿en el baile? -¿me estas invitando al baile? ¿Tú? El gran Paul Green. -sí ese mismo, entonces ¿qué dices? -¿por qué?- vi que Simón estaba viendo esto, él no me había invitado al baile de bienvenida, invito a otra chica, al recordar eso me dolió, las palabras salieron con facilidad- sabes no me interesa, está bien, iré contigo- pude ver que Simón se fue. -que bien, entonces paso por ti a las ocho. -bien- conteste. Mia no podía dejar de mirarme de camino a nuestra próxima clase.- ¿Mia que tengo?- pregunté ya incomoda por aquella mirada. -nada, solo quería ver tus expresiones. No muchos chicos nos invitan a salir. Bueno sin contar a Fin. Y menos uno de la talla de Paul. -¿iras con Fin al baile?- le reste importancia al resto de su comentario. -sí, iré al baile con un chico que valga la pena- dijo algo ilusionada- acaba de romper con Sonia y yo con Peter, es mejor ir al baile con tu mejor amigo -tienes razón, aun no entiendo por qué Paul me invito. En el almuerzo hablaré con Paul. -está bien- entramos al salón de clases, podía sentir la mirada de Paul en mi nuca. Al llegar el almuerzo espere a Paul en su casilla -oye gatita, no deberías tomarte las cosas muy enserio -quiero saber él por qué -no te lo puedo decir, además tu no lo querías saber -mentí, ahora dime o iras solo al baile mañana -ok, ven- tomo mi mano y me llevo al cuarto del conserje que era el salón más cercano. -¿no querrás hacerme daño? puedo golpearte en donde no te llega el sol. -tranquila, necesito una cita para el baile, y la mayoría de las chicas guapas del colegio ya tienen cita. Así que decidí que fueras tú. Además necesito otro favor tuyo, pero mejor te lo digo mañana. -bueno me alivia saber que soy tu última alternativa - dije sinceramente- luego de lo del campamento- abrí los ojos al darme cuenta de lo que había dicho, me tape la boca, rayos eso no lo debía decir, me dio una mirada de confusión- es decir, nos llevamos mal- dije nerviosamente- sabes creo que es mejor volver -no estés nerviosa gatita, este lobo no muerde- dijo acercándose a mí, quedando a solo unos centímetros -sabes lo perros y los gatos no se llevan bien- dije abriendo la puerta y saliendo. Esto se ponía cada vez más incómodo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD