ANDREW — ¡Hay cientos de fotos tuyas en un bar con esa zorra! — ¡No la ofendas! — señalé molesto. — ¡Ella no tiene la culpa! — ¡¿No, seguro?! ¡¿Y qué me dices de las fotos tuyas que se filtraron en un pueblo lleno de asquerosas calabazas?! — ¡¿Me estuviste espiando?! — ¡¿Crees que hay necesidad?! ¡Estás en el ojo público, Andrew! ¡Tu vida, tu entorno y todo lo que hagas, es de interés para todo el mundo! — Eliana se levantó, sacó de su bolso unas fotos en las que salíamos Danna y yo, pero a ella no se le miraba bien el rostro gracias al cielo; las lanzó sobre el escritorio con desdén y se cruzó de brazos. — ahí no se ve, pero estoy segura de que es ella, y te lo advierto, Andrew, la destrozaré con los medios y acabaré toda su vida, a modo que le avergüence salir de su casa, si tú me

