- dieciséis. -
- 'Primera cita 2'-
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Acostada en tu pecho con mi vestido de fiesta
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Soy un puto desastre
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━━━━CUANDO LOS DOS SALIERON del restaurante, el auto de Hiram lo estaba esperando cerca de la entrada, con el motor en marcha y listo para partir.
─¿Quieres conducir?─ El preguntó.
─¿Yo?─ Ella cuestionó, sorprendida ─Seguro─
Le arrojó las llaves y se sentó en el asiento del pasajero, mientras ella tomaba el de conductor.
Fue solo una vez que subió al auto que se dio cuenta de lo baja que era en comparación con él, sus piernas extendidas apenas tocaban el pedal del acelerador.
Después de ajustar el asiento y los espejos, con vacilación puso el auto en marcha y lentamente salió del estacionamiento.
─Puedes ir más rápido que eso─ Dijo el mirándola con una sonrisa divertida mientras ella hacía todo lo posible por no arruinar su auto de ninguna manera o forma.
─Está bien, pero si accidentalmente choco esta cosa, es por tu culpa─ Pisó el acelerador.
Casi gritó cuando el coche aceleró a un ritmo alarmante y avanzó a toda velocidad por la carretera.
En respuesta, golpeó con el pie el descanso.
─¡Fácil!─ El dijo.
La expresión de preocupación en su rostro probablemente era más por el auto que por su habilidad para conducir.
─¡Lo siento!─
Lentamente, volvió a pisar el acelerador, esta vez permitiendo que el coche acelerara lentamente.
─Mi coche apenas llega a los ochenta. Esto da miedo─
Él se rió entre dientes y trató de tomar su mano entre las suyas, pero ella rápidamente se la arrebató.
─¡¿Quieres morir?!─ Ella exclamo ─Necesito ambas manos─
Se dirigieron hacia la ciudad, Riverdale se acercaba cada vez más hasta que los faros del coche encendieron el cartel de la ciudad.
Aunque la cena había sido muy agradable, Miranda se sintió triste porque la noche estaba a punto de terminar.
Realmente había disfrutado de su compañía y no quería desearle buenas noches, porque sabía que una vez que él se alejara las posibilidades de volver a verlo pronto sin que la escuela se interpusiera en su camino eran escasas.
─Gira a la izquierda antes de la señal─ Dijo Hiram de repente.
Pero no había un camino por el que doblar, al menos ninguno que hubiera notado antes.
Unos metros antes de la señal había un camino de tierra muy estrecho que parecía conducir cuesta arriba.
Con mucho cuidado, cuestionando el coche incluso cabría en la pequeña carretera, giró a la izquierda y prosiguió por el camino de tierra.
Estaba rodeado de densos árboles que hacían de los faros del coche la única fuente de luz.
─¿A dónde vamos?─ Ella le preguntó, sin perder de vista los animales que pudieran cruzarse en su camino.
El camino giraba en espiral hacia algo, simplemente no sabía qué.
─Ya verás─ Dijo el.
Los árboles disminuyeron y disminuyeron lentamente hasta que pasaron por un claro que los colocó en lo alto de un mirador.
Cuando Miranda aparcó el coche, se dio cuenta de la impresionante vista que tenía delante.
Pasaba por alto el río y alcanzaba su punto máximo en las luces centelleantes de la ciudad.
Hiram salió del auto y se dirigió a la puerta de Miranda, la abrió y la ayudó a salir del auto.
Su piel se encontró inmediatamente con el aire fresco y fresco de la brisa nocturna que Hiram trató de cubrir lo mejor que pudo colocando su abrigo alrededor de sus hombros.
Al darse cuenta de que no iba a hacer mucho, él la rodeó con sus brazos por detrás, haciéndola tomar asiento en su regazo mientras él se sentaba en el capó de su coche.
─Es hermoso─ Dijo, mirando la vista.
Ella se relajó en sus brazos con un suspiro y cerró los ojos con comodidad.
Ni siquiera le importaba que estuvieran en medio de la nada en la oscuridad.
La hizo sentir lo suficientemente segura como para que no le importara, ni siquiera para cuestionarlo.
─Tengo algo para ti─ Dijo, desenvolviendo uno de sus brazos para meter la mano en el bolsillo de su abrigo que ella tenía a su alrededor.
─¿Es mi ropa interior?─ Ella sonrió.
─No, no he logrado recuperarla todavía─ Respondió.
Quitando su otro brazo de alrededor de ella, se sintió incómoda sin su toque.
De repente, una cadena de frío se colocó alrededor de su cuello, brillando a la luz de la luna cuando la colocó en su lugar detrás de ella.
Al mirar el collar, notó el pequeño diamante rosa que colgaba de la cadena.
─No estaba seguro de que te gustaría─
─No, no lo hiciste─ Dijo ella con incredulidad.
─¿Así que no te gusta?─
─No, quiero decir, sí, me gusto─ Dijo, volviéndose hacia él ─Quiero decir, no, no me compraste este collar. Realmente no tenías que hacerlo, especialmente si crees que me debes algo─
─Lo sé─ Dijo, volviendo a rodearla con sus brazos ─Quería hacerlo. Quiero que sepas que eres mía─ Le dio un beso en los labios.
─Oh, entonces es un recordatorio─
─Si quieres que sea. Lo que sea que te impida comportarte mal, lo que sea que te mantenga bajo control cuando no estoy cerca─
Sus manos se deslizaron por su cuerpo y le dieron un suave apretón en el trasero, empujando su cuerpo más cerca del suyo.
─Hm─ Dijo ella, acercando sus labios a los de él ─¿Y si me lo quito y lo olvido?─
Sus ojos se endurecieron de inmediato ─No te lo vas a quitar─ Su mano se deslizó entre sus muslos y se acercó a su ropa interior.
─No, a menos de que quieras ser castigada de nuevo─ Sus palabras le recordaron la noche en que la había dejado acostada en la cama.
─Eso fue cruel─ Dijo, empujando su mano hacia abajo.
─Entonces confío en que no te lo quitaras─ Dijo ─A menos de que necesite más convencimiento─
─Podría ser─ Se mordió el labio.
Él le quitó el abrigo de los hombros antes de llevarla a su regazo y besarla.
Sus rodillas golpearon el frío metal del coche mientras lo sujetaba con fuerza con los muslos, bajando sus caderas hacia las de él para crear fricción mientras se besaban.
Moviendo lentamente sus caderas contra su creciente erección, gimió ante el beso y tiró de su cabello.
Se puso de pie con ella en sus brazos y se volvió para acostarla sobre el capó del coche.
Se sintió como un desastre mirándolo, las tiras de su vestido cayendo de sus hombros, su cabello arruinado, su vestido subiendo por sus caderas.
No apartó los ojos de ella mientras se desabrochaba el cinturón, pensando en todo lo que quería hacerle.
─No me tomes el pelo─ Dijo ─Ha pasado mucho tiempo─
Ella no quería esperar, lo quería ahora.
─¿De quién es la culpa?─ Dijo, tirando de su ropa interior por sus piernas antes de colocarse en su entrada.
Sabía que se estaba refiriendo a la mamada que no le había hecho, pero se encogió de hombros de todos modos.
Lentamente, empujó su longitud dentro de ella, abriendo sus paredes para él y mirándola con lujuria mientras ella se mordía el labio y cerraba los ojos, ajustándose a su tamaño.
─Te juro que eres tan jodidamente sexy cuando haces eso─ Gimió, saliendo de ella y empujándola de nuevo.
Su cabeza se inclinó hacia atrás con placer, amando la sensación de él dentro de ella después de tantos días de espera.
─Más rápido, Hiram, por favor─ Suspiró, queriendo más.
Sus dedos se hundieron en sus muslos mientras la acercaba más a él, hundiéndose más profundamente en ella.
Ella gritó, sintiendo que él tocaba la parte dentro de ella que hacía que los dedos de sus pies se doblaran de placer.
─Justo ahí─ Suplicó, sus manos rascando la superficie de su auto buscando algo a lo que agarrarse.
Empujó con más fuerza en ese lugar, haciendo que ella llorara por él, mientras el daba más fuerte con cada golpe brusco.
─¿Te gusta ahí?─ Dijo, mirándola temblar debajo de él.
─¡Sí!─ Ella gimió, amando la forma en que él la hacía sentir con cada embestida.
Lentamente, se volvieron más ásperos y más necesarios hasta que empezó a gemir.
─Hiram─ Gimió por él, sintiendo que se acercaba más y más a su clímax hasta que finalmente explotó a través de su cuerpo.
Ella arqueó el cuello hacia atrás y gimió en voz alta, sintiendo que sus embestidas se volvían más urgentes hasta que él se retiró rápidamente
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De camino a casa, le agradeció la noche y el collar. Hablando sinceramente, probablemente fue la mejor cita que había tenido.
─¿Cuándo podré verte de nuevo?─ Pregunto, su estado de ánimo decayó a medida que se acercaban a su casa.
─No puedo decir que sea cuando quieras, aunque así es como lo preferiría─ Dijo, girando hacia su calle ─Tienes mi número, llámame cuando necesites algo y haré todo lo posible para hacer los arreglos─
─Tal vez encuentre una excusa para ir a verte─
─Espero que lo hagas─ Dijo, apretándole la pierna.
Detuvo el coche frente a la casa, pero detrás de unos cestos para que sus padres no pudieran ver.
─Buenas noches Hiram─ Dijo ella, besándolo en los labios.
─Buenas noches Miranda─ Dijo el.