- quince. -
- 'Primera cita'-
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Mírame
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Quiero ser bebido, cenado, y sesenta y nueve
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━━━━FUE UNO DE ESOS DÍAS. Aquellos en los que simplemente se sentaba y se relajaba mientras hacía la cantidad mínima y pensaba la cantidad mínima.
Miranda había estado acostada en la cama desde que se despertó, solo se había levantado para comer o usar el baño.
Sus amigos aparentemente habían desaparecido de la faz de la tierra porque su teléfono era más seco que un pan frito.
Nadie, ni siquiera sus padres, la habían llamado para ver cómo estaba.
Aunque Netflix había intentado preguntarle si todavía estaba mirando, ella lo ignoró, demasiado perezosa para agarrar el controlador y responder.
Pero estaba bien, necesitaba aburrirse en su vida.
Después de lidiar con la locura que era Riverdale, necesitaba este día de relajación.
Sin embargo, sabía que no duraría, sabía que la paz no existía en Riverdale.
─Estoy esperando─ Dijo, mirando al techo.
Como si una escritora escribiera su historia escuchara su llamada, su teléfono comenzó a sonar.
Entrecerrando los ojos preguntándose si alguien estaba escuchando, miró al techo con sospecha y respondió a la llamada.
✆-✆-✆-✆-✆
──¿Hola?─ Ella dijo.
──¿Qué harás esta noche?─ Dijo la voz de Hiram desde el otro lado.
No había hablado con él desde ese día en el apartamento, que había sido ya hace una semana.
Ella se había puesto al día con la escuela, y quién sabía lo que él había estado haciendo.
No es que le expliquen muy bien las cosas ilegales que hace el en Riverdale.
Pero bueno, es rico y usa traje, así que debe ser malo.
──¿Oh yo?─ Dijo Miranda, mirando su pijama de monstruo de galletas que había estado planeando usar todo el día ──Cosas─ Dijo.
──Quiero invitarte a cenar si no estás ocupada─ Dijo Hiram.
Miranda sonrió ampliamente y silenció la llamada antes de llevarse las manos a la cara y chillar de emoción ─¡Gracias universo! ¡O quien sea que esté controlando mi vida!─
Desactivando el sonido de la llamada, se recompuso antes de llevarse el teléfono a la oreja nuevamente.
──¿Miranda?─ Dijo Hiram.
──Lo siento, solo estaba revisando mi horario─ Dijo ──Tengo algo, pero lo cancelaré─
──Te recogeré a las siete─
──Está bien, pero tengo que estar en casa a las once o la próxima vez que me verás es en mi funeral. Causa de la muerte: falta de toque de queda─
──Nos vemos entonces─ Dijo y cortó la llamada.
✆-✆-✆-✆-✆
Miranda miró la hora.
Eran cuatro, lo que, si hacía bien las matemáticas, significaba que tenía tres horas para prepararse.
Sería difícil, pero se alistaría a tiempo.
Después de pasar media hora en la ducha ganando argumentos falsos, otra media hora sentada en su toalla desplazándose por su teléfono, se quedó con dos horas para hacer el trabajo.
Pasó una hora siguiendo un tutorial de maquillaje de quince minutos que ella odiaba, limpiaba, lloraba y luego rehacía.
Al darse cuenta de que solo le quedaba una hora, terminó el maquillaje y se quemó dos veces rizando su cabello lo más rápido que pudo y corrió a su armario para buscar un atuendo.
Pensó que la llevaría a un lugar caro porque ni siquiera podía imaginarlo sentado en un KFC.
No es que se hubiera quejado; el pollo frito era la vida.
Entonces, se puso un vestido n***o ajustado que había estado guardando para las fotos de graduación y un par de tacones desnudos antes de ahogarse en un perfume azucarado.
A pesar de que hacía frío afuera, se saltó un abrigo.
Como dijo una vez una mujer sabia, las calientes no se enfrían.
Cuando vino a recogerla, no tuvo miedo de entrar por el camino que lo llevaba a la entrada de la casa de ella, el cual le preocupaba.
Afortunadamente, sus padres aún no estaban en casa.
Fue como si a la autora de su historia se le ocurrieran estos escenarios sumamente convenientes que le permitieron pasar tiempo a solas con Hiram sin que la atraparan. Pero bueno, ¿quién era ella para cuestionar la gran fuerza que trabaja aquí?
Al entrar en el coche, inmediatamente se apagó el frío y se encendió el calentador de su asiento.
─Hola─ Dijo, abrazándose con fuerza.
─¿Tienes frío?─ Preguntó, saliendo del camino de entrada.
─No─ Aseguró, recordándose así misma las sabias palabras.
Una vez que su cuerpo se calentó un poco, pudo apreciar lo bien que se veía.
Como era de esperar, llevaba un traje, pero era mucho más formal que los habituales.
Se aplaudió mentalmente por haber elegido el vestido.
─No te había visto con este vestido antes─ Dijo, apoyando una mano en su pierna mientras usaba la otra para conducir.
─¿Esa es tu versión de un cumplido?─ Cuestionó ella conteniendo una sonrisa.
─Sí─
─Bueno, entonces tampoco te había visto con este traje antes─
Condujeron en silencio durante un rato, escuchando la canción basura que sonaba en la radio mientras el coche pasaba a toda velocidad por el letrero de Riverdale.
El restaurante estaba en algún lugar alejado de la ciudad, lo que parecía lo más inteligente para mantener su relación en secreto.
Aun así, la idea de que estuvieran sentados juntos en un lugar público la ponía ansiosa.
Estaba segura de que no vería a alguien que conocía allí, pero siempre existía la posibilidad de que lo hiciera.
Sacudiendo el pensamiento de su cabeza antes de que realmente pudiera asustarla, decidió iniciar una conversación.
─Entonces, ¿por qué el repentino deseo de llevarme a una cita?─ Ella pregunto.
─Quiero conocerte─
Ella frunció el ceño y preguntó ─¿Por qué?─
─Porque me gustas─
─Te gusta follar conmigo─ Aclaró ella.
─Sí─ Admitió ─Pero tú también me gustas─
─Aunque realmente no me conoces─
─A decir verdad, no me agrada la mayoría de la gente. Me molestan, quieren más de lo que quiero dar, me...─
─Te frustran─ Dijo ella con orgullo.
─Sí, pero tu eres una excepción─ Dijo ─Como estaba diciendo, no me agrada o gusta la mayoría de la gente, así que es fácil para mí saber quiénes me gustan─
─Vaya, qué romántico─
─Está bien entonces...─ Se rió entre dientes ─¿Por qué accediste a ir a esta cita conmigo?─
Quería decir que era porque ya había visto todo lo que Netflix tenía para ofrecer, lo cual era solo una verdad a medias.
─Supongo que tú también me gustas─ Dijo ella, esperando que él lo dejara así, pero por supuesto que no.
Después de todo, eso no sería un buen contenido.
─¿Qué es lo que te gusta de mí?─ Preguntó valientemente.
Miranda se preguntó si era porque quería alimentar su ego o porque realmente le importaba por qué le gustaba a ella.
─Eres emocionante, además pareces saber lo que estás haciendo─ Dijo ella, ganándose una mirada extraña de él que daba la impresión de que estaba confundido de por qué él sabiendo lo que estaba haciendo era algo que le agradaba ─Eres atractivo teniendo en cuenta tu edad y el hecho de que todos los de mi edad están tan confundidos como yo sobre qué hacer con su vida. Parece que lo tienes todo resuelto, lo cuál es obvio pero también me pone celosa, pero también me atrae hacia ti─
─Me das demasiado crédito. No lo tengo todo resuelto, pero gracias─ Dijo.
─Ahora, ¿por qué te gusto?─ Preguntó ella, pero antes de que pudiera obtener una respuesta, el coche se detuvo.
Miro por la ventana y notó el gran restaurante que parecía brillar contra la oscuridad del cielo nocturno.
La puerta fue abierta para ella por un hombre con un chaleco de ayuda de cámara rojo que la ayudó a salir del auto mientras Hiram se abría paso.
Le arrojó las llaves al ayuda de cámara con un asentimiento antes de tomar su mano y llevarla adentro.
─Tu mano se siente como hielo─ Dijo, apretándola para calentarla.
─Estoy congelándome─ Informó.
─Es bueno saberlo─
Cuando la anfitriona miró a Hiram con una mirada lujuriosa, Miranda entendió por qué Hiram se había irritado tanto cuando Reggie la rodeó con un brazo.
No se había dado cuenta antes porque nunca lo vería suceder, pero probablemente Hiram recibía constantes insinuaciones sexuales de mujeres que la molestaban.
Se sintió territorial.
─Está como Lodge─ Le dijo a la anfitriona, quien rápidamente hojeó la pantalla de la computadora frente a ella antes de llevarlos a su mesa con una sonrisa forzada.
No parecía forzado, pero no hacía falta ser un genio para saber que lo era.
Después de todo, a nadie que no fuera chef le gustaba trabajar en la industria de los restaurantes no sabía si solo era en esa parte o en general.
El restaurante estaba bastante concurrido, lleno de gente de apariencia cara y lleno de conversaciones.
Afortunadamente, su mesa a la luz de las velas estaba cerca de una gran ventana que daba a la ciudad, lejos de todos los demás.
Hiram le acercó la silla y esperó a que se sentara antes de empujarla hacia la mesa y tomar asiento él mismo.
Un camarero llegó casi inmediatamente después, con la barbilla en alto y la espalda incómodamente recta.
─¿Puedo empezar con una botella de nuestro vino de la casa?─
Miranda miró a través de la mesa a Hiram, haciendo un puchero con los ojos, pero él le devolvió la mirada con una mirada fría.
─Sólo dos aguas─ Dijo.
El camarero asintió y se alejó.
─No me estes usando para el alcohol─ Dijo Hiram haciéndola fruncir el ceño.
Ella sabía que debería haber jugado antes.
─Aguafiestas─ Murmuró.
─¿Qué fue eso?─
─Nada─ Abrió el menú.
Sus opciones eran limitadas.
No había pizza, hamburguesa, papas fritas o incluso pollo.
Como aperitivo pidió tataki de atún y como plato principal pidió un bistec de Kobe.
Su conversación fue superficial cuando llegó la comida.
Tomando un sorbo de agua, decidió plantear su pregunta sin respuesta para reanudar la conversación.
─¿Por qué te gusto?─
Hiram terminó el bocado en el que estaba trabajando antes de responder ─No te disculpas. No te sientes culpable por hacer las cosas que quieres hacer. Es reconfortante estar cerca de ti─
─Sigue así, te di más razones─ Dijo, ganándose una sonrisa de él.
─No tienes miedo. No tienes miedo de decir o hacer cosas a mi alrededor que puedan meterte en problemas─
─¿Y otras personas lo tienen?─ Se preguntó, recordando los rumores sobre él.
─Mucho más, sí─
─¿Por qué?─
Suspiró y colocó su mano sobre la de ella desde el otro lado de la mesa.
─¿Qué tal si te doy otra razón en su lugar?─
─Bien─ Sonrió.
─Eres hermosa─
Ella puso los ojos en blanco ─Cállate─
─¿No lo crees?─
─Bueno, no creo que sea fea, pero no diría hermosa─
─Hm─ Dijo, aparentemente descontento con su respuesta ─Supongo que es bueno para mí que no lo sepas todavía─
Volvió a poner los ojos en blanco ─Tu visión está empeorando con la edad─
─Ouch─ Se apretó el pecho como si ella acabara de darle un puñetazo ─Golpe bajo─
─Gracias, se me conoce por causar dolor en el corazón─ Dijo, tomando un bocado de su comida olvidada.
Estaba delicioso, pero ella disfrutaba más de su conversación, lo cual era lo primero para ella.
Normalmente su comida no tenía competidor.
─Oh, ¿estás segura de que nunca te dijeron que eres hermosa?─
─Bueno, sí, pero es como una respuesta automática, no significa nada─ Dijo ─Es como decir gracias, de nada, te quiero─
─¿No crees que te quiero y te amo signifiquen algo?─ Preguntó, su tono era expresando sorpresa.
─En realidad no─ Admitió ─Realmente no creo en estar enamorado o enamorada y menos a primera vista─
─¿Lo dices en serio?─ Él pregunto.
─Bueno, no te ofendas, pero ¿de verdad crees que estaría aquí si lo hiciera?─
La reacción que recibió a cambio de su respuesta no fue la que esperaba.
Su rostro se endureció y ella asumió que lo había ofendido de alguna manera, por lo que se apresuró a salir del agujero que había cavado para sí misma.
─No me malinterpretes, eres genial, eres mejor que genial. Es solo que, por mi experiencia, no creo que estar enamorado o enamorada sea real─
─¿Por qué no?─ Dijo, inclinándose hacia ella.
Parecía genuinamente curioso por su respuesta, lo que la incomodaba.
Nunca antes había hablado de esto con nadie.
─Parece tan falso, tal vez sea porque nunca he estado enamorada antes, pero honestamente no creo que exista. Creo que es algo en lo que a la gente le gusta creer porque la idea de cuidar, confiar, estar ahí para alguien en esa medida es reconfortante─ Dijo ─El mundo es demasiado egoísta para permitir que exista algo tan desinteresado como el amor y aún más si es a primera vista, es solo atracción físicamente, ya si te agrada o no su personalidad hace que cambie todo─
─Y yo que pensaba que tenía una mentalidad negativa─ Dijo, ganándose una risa de ella ─Estar enamorado o enamorada es real, Miranda. Cuando te demuestre que estás equivocada, sin importar lo largo que sea el camino, quiero que me llames para poder decirte que te lo dije y honestamente lo del amor a primera vista yo tampoco lo creó al menos no del todo─
─Esto viene del hombre que supuestamente no tiene citas─
─¿Quién te dijo eso?─
─Veronica─
─Es porque no tengo tiempo─ Dijo.
─Entonces, ¿qué es esto?─ Preguntó, haciendo un gesto entre ellos.
─Haciendo tiempo─
La velada continuó y cuando llegó la cuenta, Miranda vio el total mientras Hiram sacaba su billetera.
─Por favor, dígame que accidentalmente agregaron un cero extra─ Dijo con los ojos muy abiertos.
La miró confundido antes de volver a mirar su billetera ─No, parece correcto─ Varió ─Entonces, ¿necesitas la terminal? voy a estar usando mi tarjeta para mi mitad─
Miranda se congeló, su rostro se parecía a un ciervo atrapado por los faros de un automóvil.
Afortunadamente, una sonrisa se dibujó en su rostro antes de que él comenzara a reír.
Cierto, estaba bromeando.
Ella también se obligó a reír, pero él no sabía que su billetera estaba tan vacía que si hablabas por ella oirías un eco.