Dejo una lágrima de tristeza correr imaginando cómo sería mi vida al lado del hombre que tanto amo pero que nunca podrá ser mío, duele mucho ver cómo mi vida se me arrebata de esta manera y no poder hacer nada. Bueno, en realidad podría hacer algo, pero no tengo el coraje de permitir que mi padre vaya a la cárcel. Antes de que una avalancha de lágrimas me dominara, escucho los pasos de Alex acercándose, trago saliva.
—Estoy lista. Podemos ir —no puedo negar que Alexander es un hombre muy guapo, especialmente con su smoking impecable, poseedor de un poder digno de la realeza... ¿Será que algún día podré mirar a Alexander García con otros ojos? ¿Será que la convivencia se volverá más fácil con el paso de los años?
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Llegamos al club donde se estaba llevando a cabo la cena benéfica
