Alex me sienta en una silla, su baño era muy bonito, todo decorado en verde Tiffany. Se quita la camisa y se queda solo con bermudas. —¿Qué estás haciendo? —Tranquila —Sonríe—. Solo no quiero mojarme mucho. —Alex, de verdad, no necesitas ayudarme, yo puedo... —Caerte y lastimarte aún más —Se agacha para desenrollar mi pie—. Tranquilízate, Isabelle, no soy un maniático compulsivo. Respeto tus límites. Y lo haré. —No me refería a eso, es solo que… —Sus manos van hacia las tiras de mi camisón, bajándolas lentamente. Nuestros ojos se encuentran, mi respiración se acelera un poco, su mirada se posa en mis pechos desnudos y cruzo instintivamente los brazos sobre ellos. Alex gira la cabeza, cierra los ojos y respira profundamente. —Isabelle, ya te he visto desnuda. —Fue en otras circunstan

