Eran las 18hs, estaba en una esquina la misma que siempre Juliana lograba escapar de quienes la perseguían. Pero desde aquí podría ver donde es que se dirige.
Estaba muy concentrada cuando de repente comenzó a sonar mi teléfono, era Jacobo, corte ya que no quería distraerme era importante para mi descubrir que es lo que escondía.
El teléfono volvió a sonar, Jacobo de nuevo. Atendí ya que si insistía era importante.
—¿Qué pasa Jacobo?.— dije sin dejar de mirar la calle.
—¿ Porqué no me atendías?!— Su voz sonaba preocupado.
—¿Qué sucede?— pregunté.
— Es Guillermo, me acaba de avisar Sergio de que hay una reunión urgente con él.—dijo
— Que raro, llama a Mateo y pregúntale si sabe algo.— respondí.
— Ya lo hice, pero no me atiende. Lo he marcado unas 10 veces y no me respondió ni una.— estaba preocupado y con razón.
—Valentina esto es muy raro no me dejan ir en mi auto, acaba de avisarme Sergio que iremos en el suyo.— por su voz notaba su preocupación.
— Mantén la calma, todo estará bien estamos juntos en esto, mándame la ubicación.— intente sonar tranquila aunque no lo estaba.— Tal vez no sea nada, asique no nos preocupemos antes de tiempo.—
— Tienes razón, pero si algo sale mal quiero que me prometas—
— No voy a prometerte nada Jacobo— lo interrumpí.— Porque nada va a pasarte, ni a mi, ni a ti compañero.-
— Debo colgar.— dijo antes de terminar la llamada.
Fui tan rápido como pude a donde me había indicado, vi lo que parecía un galpón medio abandonado con unos 10 autos estacionados afuera. Tome mi arma de la guantera y la coloqué en mi cintura.
Entre sin importarme lo que me esperaré adentro, Jacobo estaba ahí era en lo único que pensaba. Al entrar vi muchos hombres en una gran ronda estilo " el club de la pelea". Vi que estaba Jhony Corona entre ellos, quien era uno de los socios más importantes del Alacrán, entonces comencé a buscarlo entre las personas pero no había rastros de él.
Al ver a Jacobo, respire tranquila al saber que estaba con vida, aún lo estábamos al menos.
—¿Ya sabes porque estamos aquí.?— pregunte una vez que estaba cerca, él negó con su cabeza.
(esto no me gustaba para nada, me daba mala espina.)
Guillermo salió de una de las puertas y comienzo a hablar.
— Como todos saben, ellos son mis nuevos socios, tenemos un gran negocio en procesó.— dijo sacando su arma de la cintura para sostenerla en su mano.
(Debía mantener la calma, mantener la calma.)
— Les he dado mi confianza.— dijo Guillermo.
( 10, 15, unos 20 hombres estaban a mi alrededor, tal vez podría dispararle a 7 de ellos, pero aún así terminaría como un colador por sus disparos.)
— Y ellos me han dado la suya, nuestro negocio va viento en popa— Sonrió tan cínicamente.— Es por eso que les tengo este pequeño, más bien humilde presente.-Terminó de decir eso y apareció nuestro informante Mateo con una capucha en su cabeza y sus manos atadas, nunca he sido creyente pero estaba rezando para que no nos delate.
Le quitaron lo que tapaba su cara, él nos miro fijamente y luego miro hacia otro lugar.
— Este es un soplón, un topo, una rata, es mi regalo para ustedes. — dijo intentando verse bondadoso.— Sabemos que Mateito ha estado hablando con la policía, de ustedes y de mi.— esto último lo dijo muy furioso mientras hacía gestos con su arma.— Pero tranquilos, no creo que pueda volver a hacerlo. Abre la boca Mateito.— Dijo.
Mateo abrió su boca, y todos comenzaron a reír como si alguien hubiera dicho un gran chiste, todos, todos estaban tan enfermos. Le habían cortado la lengua.
Algo dentro de mi se sintió un poco aliviada ya que no podría delatarnos de esa forma, como podía estar pensando algo así.¿ En que me habían convertido.?!
— Bueno acabemos con este Show, ¿Mateo prometes no decir ni una sola palabra más a la policía.? — le preguntó Guillermo burlándose de él.—¡Esperen cabrones claro que no dirá nada más!.— dijo riendo asquerosamente. Todos ellos reían, esto parecía surrealista, era similar a un cuento de terror, me sentía tan enojada, los odiaba deseaba matarlos, matarlos a todos, me enfermaban todo lo que estaba viendo y me enfermaba aún mas todo lo que estaba pensando.
—Bueno esto ya me aburrió— dijo mirándonos.— Acaben con él, después de todo es mi regalo para ustedes. -
Le entregó el arma que traía a Jacobo, lo miré y noté que estaba dudando. Lo conozco hace años y sé que no va a hacerlo, Jacobo por dios esto no es lo correcto pero debes hacerlo, dispárale. Miré alrededor de la habitación , todos ellos comienzan a notarlo. No iba a hacerlo.
Saqué el arma que traía en mi cintura, la apunté a su frente y disparé.
Su sangre salpico mi rostro, cerré mis ojos ante el contacto y al abrirlos vi como su cuerpo caí lentamente al suelo, lo había asesinado, lo había asesinado a sangre fría.
Quería quebrarme y llorar. Pero no podía hacerlo, ellos no podían verme débil.
El simple hecho de no poder mostrar al menos un mínimo gesto o sentimiento de humanidad ante lo que acaba de hacer me hacía sentir parte de este horrible lugar.
— Pero que coraje tiene esta señorita. Ni lo pensó y PUM.— oía como Guillermo gozaba esto.
Mi cara debía permanecer irrompible, sin sentimiento alguno. Miré a cada uno de los que estaban y ellos me miraban con aceptación. Habíamos pasado la prueba, subimos de "nivel Narco". Ellos nos respetaban, tendríamos más acceso a todo, eso significaba más pruebas y posibilidades de atrapar al Alacrán. Era un gran paso para la misión, pero ¿el fin, acaso justifica los medios?, habíamos logrado algo importante pero el precio que tuvimos que pagar era alto y no valía la pena. Le había robado su posibilidad de vivir, le había arrancado su futuro, a la persona que más que mal nos estaba ayudando.
Nada me diferenciaba de ellos, era una narcotraficante y una asesina, y aunque tal vez yo estaba actuando no dejaba de ser real.
Estaba en el coche fuera del lugar . Cuando Jacobo se acercó para informarme que iría con Jhony y Guillermo a hacer más negocio y buscar información claro. Me habían invitado a mi también pero no creí poder seguir soportando.
— Oye.— dijo Jacobo acercándose nuevamente a mi. — Mírame Valentina.—Lo miré sin decir una palabra.—Nos salvaste.—me dijo sinceramente. — Él ya estaba muerto, pero nosotros no. Fui muy egoísta y no pude hacerlo. Pero tú, tú nos salvaste. Hiciste de lado el egoísmo y actuaste como debías. ¿Esta bien?.— Su voz era firme pero casi a susurro como si levantar la voz rompería algo de mi.
—Lo sé.— sólo pude decir, no quería emocionarme, no ahí.
Iba camino a la casa y la imagen de mi bala perforando el cráneo de Mateo no se quitaba de mi mente.
Comencé a tomar un licor que había comprado. Un sorbo, y otro y otro. Quemaba mi garganta pero no importaba, más me quemaban los recuerdos. Y entonces algo que me había dicho mi inspector Camilo Guerra cuando me gradué de la Policía atacaba mis pensamientos.
(FLASH BACK.)
Estaba sacándome fotos con mis compañeros cuando Camilo me llamó a su oficina.
—Adelante mi niña.— dijo orgulloso al verme con el uniforme.— Pero mira nada más, estas preciosa. Estoy tan orgulloso de ti.— el orgullo era palpable en su voz, eso me hacía sentir tan bien.
— Gracias Camilo, o debo decir Gracias Inspector Guerra.— intenté bromear con él, de otra forma está conversación iba a ponerse sentimental.
—Mírame.— me dijo nunca fui de hacer contacto visual por mucho tiempo con nadie.— Tienes un corazón hermoso, eres bondadosa, honesta, justiciera. Darías tú vida por el otro sin dudarlo. — dijo con esa potente que lo caracterizaba.
—Gracias Camilo— le respondí y cuando iba a hablar me interrumpió.
— Déjame terminar, — dijo levantando su mano.— Pero Cuando trabajas con Monstruos como nosotros hacemos, debes tener mucho cuidado de que en el camino no te conviertas en uno de ellos.-
..(FIN DEL RECUERDO)
..
Así me sentía, me sentía un Monstruo. Baje del coche tomé el último sorbo que le quedaba a mi botella antes de entrar a la casa, comencé a subir las escaleras era prácticamente un fantasma, a mi lado pasó Juliana ella iba bajando pero la ignore necesitaba llegar a mi habitación. Estaba por abrir la puerta y una voz me llamó de atrás.
—¿Valentina que sucede?, ¿Estas bien?.— Juliana decía atrás mío. No voltee, no podía mirarla
—Si todo está bien.— dije fríamente.
— Ahora dime eso mismo pero mirándome a los ojos.— Juliana no se rendía.
Me gire para mirarla, el solo hecho de que su mirada pose en mi me hacía sentir vulnerable.
— Si, todo está bien.— intenté convencerla con el mismo tono frío. Pero sé que fallé ya que ella me miraba preocupada.
Iba a llorar, no quería llorar delante de ella fue por eso que entré rápidamente a mi habitación cerrándole la puerta en la cara, intenté caminar hasta la cama pero no logre llegar ya que en el camino me quebré en llanto. Arrodillada en el suelo las lágrimas salían, era un monstruo, era un monstruo. Sentí unos brazos que me rodeaban desde atrás.
—Tranquila, tranquila.— susurraba en mi oído al mismo tiempo que me acunaba.
Y ahí en ese mismo instante lloré como nunca antes había llorado, lloré en los brazos de Juliana. Sé que esta angustia no era solo por lo que había hecho, lloraba por un mar de problemas, lloraba por aún lo que desconocía pero me angustiaba, dicen que en los brazos indicados puedes liberarte, fue entonces cuando descubrí que en los brazos de Juliana podía llorar.
No se cuanto tiempo estuvimos así pero sé que estaba quedándome dormida, el silencio del ambiente fue interrumpido por su canto. Tal vez aún estaba bajo el efecto del alcohol pero escuche como cantaba mi canción, o tal vez ya estaba soñando, ¿Cómo sabía ella que esa era mi canción ?, cerré mis ojos ante tal tranquilidad y lo último que escuché fue su dulce voz cantándome.
"..Siempre muy lento
Cada momento,
De sutiles maneras
Todo se queda..."