Y como era de esperarse luego de aquella larga noche, me quedé dormida. Corrí al baño y me cepille los dientes rápidamente al mismo tiempo que me quitaba el pijama. Alguien golpeó. ¿Justo ahora?. Enjuague rápidamente mi boca y me dirigí a la puerta. —¿Quién es?— pregunté cuándo volvieron a golpear. —Juliana.— contestó con una vocecita dulce y sabía que sonreía en ese momento. Miré como estaba vestida tenía un sostén puesto y short diminuto de pijama, sonreí con maldad. —Buen día.— saludé abriendo la puerta. Ella llevo su vista por todo mi cuerpo, y luego miró mis ojos. Le tomó varios minutos volver a hablar pero finalmente lo hizo. —Estoy contenta de que estés en tu cuarto.— comentó. —Que celosa.— respondí. Ella cerró la puerta sin dejar verme, y mi mente revoloteaba a mil. —No

