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La novia de n***o

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Blurb

Para resolver una disputa familiar que existe desde hace cuatro generaciones, las familias Rodríguez y Fernández deciden unir a sus hijos mayores en matrimonio para conseguir un tregua y así tener tranquilidad dentro de los perímetros de sus terrenos.

Y Fue así como los Fernández trajeron a base de engaño a Iván desde el extranjero faltando solo unas veinticuatro horas para la boda. Iván, no tenía ni idea lo que trataba su familia, había caído en una trampa de la cual no podría salir tan fácilmente.

Por otro lado, Carmen. Sabía quien era Ivánn, ella estaba al tanto del plan que habían tramado sus padres desde hace años, y a penas tuvieron la oportunidad la usaron. Ella no aceptaba aquella decisión pero no tenía ni voz ni votó, sus padres siempre tuvieron en mente tenerla como un comodín para poder hacer pagar a los Fernández una deuda interminable que adquirió el abuelo de Iván. Ambas familia eran enemigas y ahora querían negociar la paz a base de un matrimonio que no sería nada de lo que todos esperaban. La boda generara mas de una discordia y la paz que esperaban tener las familias estaba por verse.

Carmen, sabía que su vida estaba acabada, siempre lo había estado. Ya estaba muerta desde hace mucho tiempo, así que decidió darse un funeral por lo alto. Cosa que no le gustó para nada a Iván, quien incluso casi quiso ahorcarla desde la primera vez que la vio.

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1. La boda
Pero...¿Que era ese ridículo atuendo? ¡Por Dios! Pensó con desagrado Iván al ver a la novia ingresar a la iglesia con un vestido anticuado. ¡Y n***o! No se lo podía creer. Busco con la mirada a su padre deseando que le dijera que aquello era una broma de mal gusto. No obstante, lo que recibió de su padre fue que este le diera una mirada de advertencia. Molesto, volvió a dirigir la mirada hacia la novia de n***o. Aquella culicagada estaba haciéndolo pasar la peor vergüenza de su vida. ¿Como se le ocurría ir así a la boda? ¿Es que no se daba cuenta que era una boda tradicional? Las novias iban de blanco no de n***o. No pudo evitar darle una mirada de desprecio en el momento en que ella llegó a su lado sostenida de la mano de su estafador padre quien se con fabulo con su progenitor y los obligó a casarse con su hija mayor. Y una vez mas Iván odio a la familia Rodríguez. El sombrero que llevaba su prometida sostenía un velo del mismo color del vestido o más bien de todo el ridículo atuendo. Estaba completamente de n***o. —¿Que es ese vestido? — mascullo por lo bajo solo para ella lo escuchara—. Te ves tan...— le reparo de arriba a baja nuevamente— Lunatica. Los Rodríguez eran unas personas con poca clase y de mala reputación, por eso Iván detestaba tanto tener que casarse en esa familia, y ni hablar de la hija mayor, esas niñita era la peor de todas, cuando eran adolescentes siempre le jugaba bromas pesada a los demás niños. Era de lo mas corriente. Iván estaba apuntó se hacerle otro comentario desagradable a la novia cuando de pronto su prometida empezó a llorar. —Pero... ¡¿Que le pasa?! — cuestionó con horror mirando al padre de la mujer, pero este desvío la mirada— ¿Porque lloras? —le preguntó directamente a ella, mientras miraba incómodo a su alrededor. La gente empezó a murmura entre sí, algunos se reían, otros miraban a algún lugar que no fuera el altar, mientras que muchos no disimulaban las ganas de chismosear e incluso hacian fotos.Su mejor amigo Gabriel levando los dos dedos pulgares hacia arriba dandole ánimos. Iván quiso meterse en un hueco y no querer salir más, su boda estaba siendo un total desastre. Un circo. Nadie pareció querer interceder en su ayuda. El sacerdote siguió la ceremonia con una tranquilidad que habla de años de experiencia en el área. Como nadie dijo nada y todo siguió su curso, él no volvió a hablar e ignoro a la llorona novia. La ceremonia transcurrió con rapidez, lo cual agradecía. El sudor estaba empapando su traje hecho a la medida por uno de los mejores sastres de Colombia, pero el calor era tan insoportable que lo estaba arruinandolo. Recordó levemente que en esos meses del año la temperatura aumentaba en aquella región. Iván quería acabar con la ceremonia rápido e irse a cuidar a sus caballos, necesitaba distraerse en algo antes de que sintiera el d***o de cometer s******o o quizás asesinato si la mujer que tenía al lado no se callaba de una buena vez. La siguiente pregunta que hizo el padre le causó tanta gracia que casi rompió a reír, pero lo disimulo con una tos. —¿Carmen Rodríguez, Ha venido aquí voluntariamente para contraer matrimonio?—le preguntó el padre mirándola con seriedad. —No, padre — sollozo en un lastimero chillido. A pesar de haberlo dicho de ese modo las palabras de Carmen se escucharon claras y todos fueron capaces de escucharlas. La gente sentada en las bancas de la iglesia jadeo en Sorpresa. Iván escucho una que otra risita burlona, eso lo hizo enojar a un más, estaba tan furioso que quería estrangularla. No era secreto que su matrimonio era f*****o. Ambas familia habían hecho negocios y sus hijos eran la firma final del contrato. Todo era negocios y falsedad, pero tampoco carmen tenía que ser tan obvia y seguir ridiculizandolo. Para sorpresa de Iván, y antes de que las familias empezarán una discusión, el sacerdote siguió como si Carmen jamás hubiese dicho esas palabra. En cambio, le preguntó lo mismo a él, a lo que Iván respondió: —He venido voluntariamente, no tuve otra opción. Antes de llegar aquí por mi propio pie, mi padre amenazó con la posibilidad de que no dirigiera más la empresa, pero eso no importa tanto. Lo que realmente importa son los rehenes que tiene en sus manos. Mis caballos. Y ellos son más importante que mi felicidad —Hablo claro y fuerte para que todos supieran que estaba siendo manipulando. No miro a su familia, pero supuso que su padre estaba rojo de ira y su madre a punto de darle un ataque de ansiedad. No le importaba. Ellos lo habían traído de vuelta del extranjero a base de engaños. —Entonces... Iván Fernández ¿Aceptas como esposa a Carmen Rodríguez? —prosiguió el sacerdote ignorando su declaración. —Me toca...Porque sino ¡Ay, Dios mío! ¿Que será de mis pobres caballos?—se lamentó en un quejido—. Solo me queda decir: Si, acepto. Iván pudo escuchar los improperios de su padre a lo lejos, sin duda estaba más furioso que el propio Iván. —Y usted Carmen Rodríguez ¿Acepta como esposo a Iván Ruiz? Carmen dejo de chillar por un momento, alzó la cabeza y murmuro un: si, acepto. —Entonces, procedan a colocarse los anillos —dijo el sacerdote con ansiedad sin tratar de esconder las ganas que tenía de terminar la boda rápido. Iván se giró, tomó los dos anillos de la almohadilla que un niño le acerco, tomó la mano de Carmen abriendola al instante para poder colocarle el anillo en la palma de la mano, volvió a tomar el otro anillo y se lo puso él mismo en el dedo. —Listo— anunció volviendo la vista al sacerdote quien lo miro desconcertado—¿Que sigue? El sacerdote suspiro pesadamente y les indicó: —Los declaró marido y mujer, puede besar a la novia. —¿Es necesario? — pregunto mirando de reojo a su ya esposa quien había dejado de llorar y ahora gimoteaba. —Si... — el sacerdote deslizó la mirada de uno al otro —O no... Digo, si. Es el sello final del Pacto matrimonial. Iván dejo salir un suspiro, volvió a enfrentar a su novia de n***o y con lentitud alzó el velo n***o del sombrero, con delicadeza tomó la barbilla de Carmen y le alzó el rostro. Su esposa era hermosa. No se podía negar. Pero era también su enemiga así que para él todos los enemigos eran feos y horrendo aunque tuvieran labios rellenos, ojos redondos de un marrón claro y una cejas perfecta. Las brujas también tenían lindo aspecto, y también un corazón podrido. Fastidiado se inclinó para besarla, sin embargo, el estúpido sombrero no lo dejaba, harto de esa cosa se la quito impaciente dejando ver a todos el rostro de Carmen. Iván no perdido tiempo y la beso. Lo que sería un beso rápido se convirtió en uno de unos largos segundos donde la novia solo atisbo ha abrir un poco la boca e Iván con insistencia profundizó el beso en uno más escándaloso, haciendo bailar su labios junto con la lengua. Sintió las manos de Carmen en su pecho, él las agarro sin dejar de besarla para luego separar sus labios con un ruidoso beso final. Sonrió con satisfacción al ver la respiración agitada de Carmen. Ay, tienes. Apuesto que ningun hombre te ha besado así . Pensó con satisfacción. —¿Es todo? — le preguntó al aturdido sacerdote que para su desgracia era alguien que conocía desde la infancia. —Eh.. si— tartamudeo —. Pueden proceder con la salida nupcial. El rostro sin arrugas del sacerdote adquirió mil años de vejez en solo media hora que fue lo que duró la insufrible ceremonia. Iván agarro de la mano a Carmen, llevándola a la salida de la iglesia donde le arrojaron arroz y les tomaron fotos. Él sonrió en todas, luego subió al carro junto con su nueva esposa, evitando a ambas familias y sus discordias. El sonido de las latas amarradas al coche eran tan molesta que empezó a sentir un leve dolor de cabeza. —Estúpidas latas y estúpidas bodas tradicionales con sus ritos— murmuro con enojo cerrando los ojos y recostandose en el espaldas del asiento t*****o. Solo quería que el día se terminara de una buena vez, pero aún más. Anehalaba el día en que por fin pudiera firmar los papeles de divorcio. No habían pasado más de diez minutos de casado y ya no soportaba tener una esposa. Abrió un ojo para espiar a Carmen, esa bruja se mantenía extrañamente callada. ¿Se le habían acabado las lágrimas? Que niña tan mimada y llorona. —¿Eres muda? —preguntó fastidiado. Ella asistió con la cabeza. — ¿En serio?— murmuro — ¡Vaya, que alegría! — exclamó alzando las manos — Excelente, así no tendré que escucharte hablar nunca —comentó con sarcasmo e intenciones de hacerla enojar, tenía ganas de sacarse esa espinita que no lo dejaba en paz desde que la escucho hablando mal de él a sus espaldas. Ella aún no hablaba. —Vamos, Carmen que te he escuchado maldecir mi nombre detrás de la iglesia aún sin haberte tomado el tiempo de conocerme bien— farfullo. La vio tomar aire antes de escucharla decir: —Se lo suficiente como para poderte llamarte un desgraciado mujeriego y egocéntrico estirado, hijo de p**i y de mami— espeto abandonando el personaje de criatura inocente y herida. Ha Iván se le nublaron los ojos de la ira. La frescura con la cual Carmen dijo aquello era tan indignante para él como lo fue ser puesto entre la espada y la pared con ese matrimonio. —Mejor quédate calladita, así te ves más bonita y menos brujita.

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