[Claris Romney]
Al oír sus palabras me quedé estupefacta.
– ¿Qué-que quiere decir?– mi cuerpo comenzó a temblar, los vasos claramente se sentía como vibraban en la fuente de mi mano. El Sr. Mártin se dio cuenta de ello.
– Dámelo – exclamó sonriente, muy satisfecho de la reacción que estaba causando en mí.
Dejó la fuente en la mesa y le dio a cada una lo que habían pedido, en tanto yo seguía en un estado de congelación.
– Bien señorita Claris, como ve… mi habitación está sucia, así que quiero que lo limpie en este preciso momento.
– Pe-pero entonces, ¿se irán a otro lugar?– exclamé inocente.
– No…– mostró una sonrisa de oreja a oreja– tú imagínate que no estamos aquí– se acercó a mi oído y me susurró en un tono muy seductor– y solamente sigue limpiando como debes.
No podía creer lo
