Capítulo 5

1125 Words
AIDAN Miro fijamente a la mujer, quien parece sorprendida. Ella sacude la cabeza. —Lo siento joven Alfa —dice—. ¿Qué está pasando? Acabo de ver el fuego cuando llegué aquí. Es horrendo. Espero que nadie esté herido. Mi corazón se hunde ante la posibilidad de que Mia pueda estar ahí dentro. Aclarando mi garganta, le hablo. —Es la cabaña de nuestro Beta, en la que vive con su hija. Estoy viniendo aquí para ver si llegó a salvo. La mujer se detiene y parece entristecida por mis palabras. —Si ella estuviera ahí dentro, no estaría viva. Lo siento, joven Alfa. Mi corazón se hunde. Le sonrío ligeramente y me doy la vuelta para irme cuando me doy cuenta de que nunca me he presentado ante ella. —Perdona por ser descortés; mi nombre es Aidan —digo. —Soy Gwen —dice ella con una sonrisa—. Soy la representante de la Manada del Bosque Oscuro. Asiento y sonrío. —Es un placer conocerte, Gwen. Mis ojos la observan. Ella debe tener la edad de mi madre. No parece estar vestida para la fiesta. —¿Gwen? —pregunto, mirando hacia Lee y Darren, quienes me miran frunciendo el ceño. La miro de nuevo—. Tengo que preguntar, ¿dónde has estado? No te vi en la fiesta antes. Gwen me mira con una expresión avergonzada y levanta su bolsa de lona. —La dejé en mi coche —murmura—. Pero mi coche tuvo un pinchazo antes. Así que tuve que dejarlo en el garaje a unas pocas millas de distancia. Me llevaron al lugar y regresé aquí. La miro y sonrío. —Está bien. ¿Por qué no descansas? —digo—. Tengo que ir al incendio para asegurarme de que no se propague. Gwen asiente y se dirige hacia la casa de la manada. Me volteo y me acerco a los chicos. Mis ojos se dirigen al cielo, donde el humo n***o más espeso se eleva. Nos transformamos en lobos y nos dirigimos directamente a la cabaña del Beta David. Corremos tan rápido como podemos para llegar a la cabaña. El fuego es malo cuando nos acercamos y se ha extendido a la mayoría de los árboles cercanos. Puedo ver a la mayoría de los miembros de la manada tratando de apagar el fuego con el agua que logran encontrar. Los chicos y yo nos volvemos a nuestra forma humana. Darren nos entrega a todos pantalones cortos para ponernos. Miro la cabaña. Solíamos venir aquí cuando éramos más jóvenes, cuando David la construyó para su compañera y Mia. Mi parte de alfa entra en acción y les doy órdenes a todos. Necesitamos controlar el fuego. —¡TRAIGAN EL HELICÓPTERO DEL CAMPO! —grito a unos hombres. Ellos asienten y salen corriendo. Como manada, mi padre compró algunas cosas que podríamos necesitar, y un helicóptero fue una de ellas. —RECOJAN AGUA DEL LAGO —grito nuevamente por encima de un grupo de hombres cercanos. Observo cómo corren hacia el lago. Como manada, somos la segunda manada más grande y podemos pagar algunas cosas, pero esta no es la primera vez que hay un incendio en el bosque. Ha habido algunos incendios forestales antes, pero nada tan grande. Durante las próximas horas, mientras el sol comienza a salir lentamente, finalmente podemos apagar el fuego. Tomó a muchas personas lograrlo, pero como manada, lo hicimos. Miro donde solía estar la cabaña. No queda nada, solo unos pocos pedazos de madera en el suelo. Me acerco a la cabaña y examino los restos. No hay nadie a la vista. Incluso si Mia estuviera allí, definitivamente no hay señales de ella ahora. —¿QUÉ DIABLOS PASÓ?—Una voz ruge detrás de mí. Miro por encima de mi hombro y veo a David parado con mi padre. El horror en su rostro lo hace lucir enfermo, aunque podría ser la resaca de la bebida. —Hubo una explosión aquí, David —le digo, aunque no lo sepamos con certeza. Tenía que decirle algo—. Lo controlamos, pero se extendió a partes del bosque. David me mira con una expresión vacía. —¿Dónde está mi hija? —murmura mientras sus ojos se dirigen hacia donde se encontraba la cabaña. —No lo sabemos —musito, mirándolo fijamente—. Si ella estaba aquí, no hay señales de ella ahora. David me mira en blanco, pero cae al suelo. —¿Qué he hecho? —susurra, con lágrimas en sus ojos. —No es tu culpa, amigo mío —murmura mi padre. El dolor inunda el aire. Se puede sentir proveniente de las personas a mi alrededor. Es asfixiante. Mi padre pone su mano en el hombro del Beta David. Mis ojos se dirigen al hombre afligido. Beta David sigue repitiendo las mismas palabras una y otra vez. Está destrozado. Mi padre hace señas a un guardia para que se acerque a ayudarlo. El guardia ayuda a mi padre a poner a David de pie. Observo cómo mi padre le dice al guardia que se lo lleve. El guardia asiente y ayuda a David a regresar entre los árboles. Mi padre observa partir a su mejor amigo. Suspira y me mira. —Vivirá en la casa de la manada con nosotros. Lo apoyaremos en todo lo que necesite —dice. Sus ojos recorren la escena. Puedo decir en ese momento que el corazón de mi padre está destrozado. Después de un momento, se va siguiendo a su amigo de regreso a la casa de la manada. Mis ojos observan alrededor. Los miembros de la manada están empacando para irse y regresar. Miro a Darren y Lee, sentados a un lado del claro, en un tronco de árbol. Me acerco y me uno a ellos. —No puedo creer que esto haya pasado —digo. Lee asiente, pero Darren mira la cabaña una vez más. —¿Qué crees que pasó ahí dentro? —cuestiona—. Me pregunto si logró escapar. Yo me pregunto lo mismo, pero Mia parece débil. Sé que todos la acosamos, pero debe haber pasado algo más. Miro de nuevo a mi amigo. —Espero que sí, pero no tiene sentido pensarlo. —Me levanto y lo miro—. Deberíamos todos ir a descansar —agrego con una sonrisa. Esta noche, Darren encontró a su pareja—. Por cierto, amigo, ahora tienes a una pareja. Darren me mira con una pequeña sonrisa. —Hot Evie es mi pareja —dice, haciéndome reír un poco. —Sí, amigo, ahora es toda tuya —expreso mientras nos alejamos y regresamos a través del bosque hacia la casa de la manada.
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