Capítulo 12 - El paseo

2229 Words
Me despertó el sonido de la alarma, anoche caí profunda, no soñé nada. Tenía mucho tiempo sin dormir tan bien. Me levanté de la cama y fui directo a la ducha para darme un baño y quitarme la flojera de encima, me vestí con un jean azul, una franela morada con un diseño de flores y dejé mi cabello suelto. Me veía bonita y sencilla, el look ideal para un día de paseo. La mejor parte era que el estúpido morado había desaparecido de mi frente, ya no había rastro del golpe que me había dado hace dos semanas. No podía creer lo rápido que pasaba el tiempo, ya Helios tenía 3 días viviendo en mi casa, pero se sentía como si tuviera un mes conmigo, consumía demasiada energía estar con él. Me puse mis zapatos deportivos blancos con líneas azules y salí. Helios estaba en el mueble dormido con el televisor encendido, supongo que se quedó dormido mientras veía la tele. No quise despertarlo, me fui en silencio a la cocina para preparar café y el desayuno. Prepare café y sándwiches de tocineta con queso amarillo, ideal para tener energía. Helios dormía profundo en el mueble, me daba lástima despertarlo, pero no me quedaba de otra la comida se iba a enfriar y teníamos que aprovechar el día. Cuando estuve frente a él me detuve a mirarlo, dormido se veía muy guapo, su cabello dorado despeinado, no tenía el ceño fruncido y en su boca se veía el intento de una sonrisa. Sus labios voluptuosos se veían muy besables, me hizo preguntarme si besarlo sería tan delicioso como en mi sueño. Concéntrate Thea, no es momento para pensar tonterías, E-N-F-O-C-A-T-E. —Helios —dije en un susurro, no quería despertarlo de forma brusca, pero no sé movió. Con mucho cuidado y delicadeza toque su brazo musculoso. —Helios. Helios, despierta. Lo llamé por su nombre unas 5 veces antes que abriera los ojos y se quedara mirándome aun medio dormido. —¿Thea, eres tú? — dijo mientras se frotaba los ojos. —Sí, claro que soy yo, quién más podría ser si estamos tú y yo solos en el apartamento. — me levante —Ya está listo el desayuno, ven a comer antes que se enfríe — y caminé hasta la cocina para buscar la comida. Helios se quedó sentado unos minutos, su vista estaba perdida en el infinito, supongo que él estaba pensando en algo o aun tratando de despertarse. Se levantó y se sentó a mi lado. —Gracias por la comida, ya sabes qué haremos hoy. —Sí, decidí que iremos a comprarte ropa y a visitar los mejores sitios turísticos de Pasadena, después de todo tu eres un turista más. Al finalizar el desayuno agarré unas botellas de agua y mis lentes de sol, bajamos al estacionamiento y nos montamos en mi automóvil. Helios estaba muy emocionado, apenas me vio abrir la puerta del automóvil comenzó a saltar, había estado viendo videos en YouTube sobre los autos y moría de ganas por usar uno. En el momento que se calmó se subió al auto y nos fuimos directo a explorar la ciudad. Comenzamos nuestro recorrido por Old Pasadena, la zona antigua de la ciudad para que viera como era la estructura de los edificios de antes. Busqué donde aparcar el auto y caminamos por los alrededores un rato, como me lo esperaba Helios me bombardeo con preguntas. Luego nos dirigimos a Museo de Historia de Pasadena, estuvimos un buen rato dentro del museo, hicimos una visita guiada y así pude descansar de las preguntas de Helios y limitarme a disfrutar el paseo. De ahí nos dirigimos al City Hall, de ahí pasamos a la famosa librería Public Library-Central Library. En la librería nos tardamos más de lo que esperaba porque Helios enloqueció con tantos libros y quiso revisar todos los que pudo, solo accedió a irse porque tenía hambre. Hicimos una pausa para almorzar en una cafetería cercana a la biblioteca. Pedimos hamburguesas, un té frio para mí y un refresco para Helios. —Me encantó la biblioteca, quiero volver a ir. —Está bien, pero no hoy, hay muchas cosas por ver. —Lo sé, hoy no. En otro momento y cuando tenga mis hojas para hacer anotaciones. —¿Sobre qué escribirás? —Quiero escribir sobre este mundo, sus objetos, la electricidad y sus costumbres. Antes que pudiera responder llego el mesonero con nuestra comida, le dimos las gracias y comenzamos a comer. —¿Cuánto tiempo piensas quedarte en mi casa? —Poco tiempo —¿Cuántos días es poco tiempo? —Dos semanas, ese fue el tiempo que me autorizaron para estar fuera del templo. Su respuesta me entristeció, Helios aun me intimidaba y me daba un poco de miedo, pero era agradable tenerlo cerca. —Entiendo, entonces tenemos que aprovechar el tiempo al máximo, cuando terminemos aquí iremos a el teatro Raymond. —Escuché sobre ese lugar en un video, anoche usé tu laptop para ver los lugares más vistos de esta ciudad. —Ya entiendo como sabias tantas cosas de la ciudad. Tiene sentido. Cuando terminamos de comer continuamos nuestro tour, visitamos Raymond Theatre, One Colorado, Castle Green y por último visitamos Central Park. Nos quedamos un rato disfrutando el paisaje y luego nos dirigimos a Wallmart para comprar comida y la ropa que le prometí a Helios. Ir a comprar a Wallmart fue mucho más agotador que todo lo que caminamos hoy, Helios quería comerse todo lo que veía yo corrí tras de él por toda la tienda, evitando que se comiera las cosas. La parte fácil fue comprarle ropa porque él no tenía mucho interés en eso, solo le importaba la comida. Terminé comprando dos paquetes de bóxer, 4 franelas, 2 jeans, 3 shorts, un bañador, un par de zapatos y un bolso pequeño para que Helios pudiera cargar con facilidad sus cosas. Para mi compre dos vestidos, estaban en oferta y no podía desperdiciarla. Al llegar a casa ambos estábamos agotados, pero Helios me ayudó a guardar todas las cosas que compramos y por ultimo cenamos pizza. Ninguno de los dos tenía energía para cocinar así que la pedimos a domicilio. Esa noche no nos quedamos a conversar, cada quien se fue directo a su cuarto a dormir. Los días pasaron muy rápido y cada día era una aventura para Helios, cualquier cosa que hiciéramos para él era increíble. Tuve que regalarle un cuaderno y un bolígrafo para que pudiera anotar sus descubrimientos, una vez que le agarro el gusto a su cuaderno no lo volvió a soltar. Como yo estaba de vacaciones hacíamos casi todo juntos, Helios comenzó a acompañarme a trotar en las mañanas, hacer mercado y pasear por la ciudad. Fuimos a un paseo a pie hasta la montaña donde está el letrero de Hollywood, no me impresiono que Helios llevara un mejor ritmo que yo, me confesó que en el templo no se ejercitaban de la misma forma que aquí, pero cargar sacos de comida, agua y caminar largas distancia mantenía a todos en forma. Esa noche nos quedamos en la sala hablando y Helios me pidió que fuera a visitar su mundo, dijo que quería que yo conociera su mundo quería mostrarme como era la vida en el templo, yo me negué, pero insistió tanto que termine por aceptar ir con él. Se me hacía difícil decirle que no a un hombre tan guapo como él. Accedí pasar un mes en su mundo, siempre y cuando nadie me hiciera daño, no aceptaría que nadie abusara de mi o tocara mi cuerpo, para Helios era más sencillo comprender a que le temía yo de su mundo, ahora que era un experto usando internet había visto videos explicando que era abuso s****l, violencia física y lo que era una relación s****l consensuada. Tuve que mostrarle todos esos videos explicativos después de que una noche en la que Helios se había quedado despierto viento televisión se topó con una película porno. Recuerdo que me despertó el sonido de los gemidos, me había dormido con la puerta abierta y Helios tenía el televisor con el volumen un poco alto. Al principio se escuchaban lejanos, pero cuando incrementó el sonido me paré de golpe, estaba desorientada creyendo que Helios estaba en mi sala teniendo sexo con alguien. Al salir del cuarto lo vi sentado viendo el televisor muy concentrado mientras que en la pantalla se veía la imagen de una pareja teniendo una sesión de sexo muy intensa. —¿Podrías bajarle el volumen a tu porno? —Lo siento, no me di cuenta que estaba tan alto. ¿Qué es porno? —Es el diminutivo de la palabra pornografía y pornografía es eso que estás viendo en el televisor. Son películas de personas teniendo sexo. —Creí que el sexo era algo intimo —Lo es —¿Entonces por qué se graban para que cualquiera los vea? —Para ganar dinero, no todo el mundo tiene buenas relaciones sexuales y prefieren pagar por sexo o verlo en una película. —dije mientras me frotaba los ojos. —¿Así es como lo hacen en este mundo? —dijo mientras señalaba la pantalla. Desde que salí de mi cuarto no había visto la pantalla, no quería ver lo que estaba viendo Helios para no sentirme incomoda, pero no me quedo otra opción que mirar para poder responderle. Observé unos minutos la escena de la pantalla y luego hablé —Sí y no. La verdad es que es complicado. En este tipo de películas siempre exageran la realidad o hacen cosas muy fantasiosas que nadie hace. Lo que se puede comparar con la realidad son las posiciones, de resto es muy falso. —Ummm, entonces los hombres no tratan así a las mujeres de este mundo. —No exactamente, todas las personas son distintas y cada pareja tiene su manera de hacer las cosas. —Creo que entiendo. Que Helios me preguntara esas cosas despertó mi curiosidad y aproveché el momento para preguntarle. —¿Ustedes tienen sexo en su mundo? —Sí, claro, esa es la única forma que existe para procrear. —No, me refiero a que si lo hacen solo por placer o por obligación. —Supongo que la gente lo hará por ambas, no lo sé con seguridad. —¿Ustedes en el templo no lo hacen por placer? —No, el día que llegué a tu casa te dije que nosotros usamos el sexo como un método correctivo. —Sí, lo dijiste, pero no me quedó muy claro. Helios dejó de mirar la pantalla del televisor y fijó sus ojos en mí. —Nuestro templo se dedica a entrenar mujeres para la vida de casadas, cuando alguna comete un error es castigada con sexo. El encargado de su castigo procede al coito con ella, pero lo interrumpe antes que la mujer alcance el placer, cuando haces algo mal no obtienes placer. Esa mujer debe pasar el resto del día inconforme, pensando en lo que no pudo obtener, su cuerpo la castigara por eso. De esa manera aprendes a no cometer errores. Es un sistema bastante efectivo la verdad, las mujeres aprenden a trabajar con cuidado y hacer todo de forma perfecta. — Helios se levantó del mueble y dio dos pasos en mi dirección, me miró fijamente a los ojos con una intensidad que me dio escalofríos. — ¿Ahora si entiendes un poco mejor? —Sí, aunque no tiene sentido para mí. Eso es muy extremo en este mundo. —Rompí el contacto visual y fijé mi mirada en el televisor. —Me gustaría saber más. —¿Sobre qué? — Volví a mirarlo. —Sobre el sexo en tu mundo. —Puedes buscarlo en YouTube. —¿Cualquier persona puede tener sexo o hay limitaciones? —Umm, la verdad es que sí, cualquiera puede. Los únicos que no tienen relaciones son las personas que hacen algún voto de castidad. —Interesante —¿En tu templo hacen votos de castidad? —Algo así. Ningún m*****o de la hermandad tiene sexo por simple placer, solo tenemos sexo para cumplir con los castigos y las recompensas de las practicantes. —¿Qué pasa si te enamoras de una chica y decides tener sexo con ella? —Imposible. Eso jamás pasaría. —¿Por qué? Eso es algo normal. —No para nosotros. En el templo está prohibido enamorarse, a la única mujer que amamos y seremos devotos toda nuestra vida es la diosa Calylis. Nuestra relación con las mujeres del templo es profesional, estamos ahí para educarlas no para amarlas, de eso se encargarán sus maridos. —Es decir que nunca te has enamorado —No, ni lo haré. —Ummm, entiendo. Eres como los sacerdotes o un monje, no te entregas a sentimientos mundanos. —Supongo. —¿Tampoco te has sentido atraído sexualmente por una mujer? —¿A qué te refieres? —Que si has fantaseado con tener relaciones con una mujer o que si después de un ‘castigo’ haz tenido ganas de tener sexo con ella. —No, ninguna mujer me atrae, no me parecen atractivas porque sé que les pertenecen a sus esposos. Después de esa pequeña conversación me fui a dormir y Helios se quedó viendo videos en YouTube sobre educación s****l.
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