Capítulo 1 Destino

2045 Words
Sherine of Calylis – Ciudad de Moonhill Era una noche de luna llena mientras los hermanos Calys estaban reunidos alrededor del pozo sagrado, como cada semana estaban de rodillas rezándole a la diosa Calylis para que bendijera las aguas del pozo sagrado y a los hermanos de la sociedad. Esa noche estaban reunidos los hombres nada más, para poder limpiar, purificar y preparar el pozo sagrado para el nuevo ingreso de las aprendices que llegarían en unos días al templo. En medio de una de sus plegarias, justo cuando la luna alcanzó el punto más alto en el cielo, la diosa Calylis apareció en medio del pozo. Su llegada se sintió de la misma manera en la que aparecen los relámpagos en el cielo, ves la luz brillante y luego escuchas su sonido, así es cada vez que ella aparece, se ve un destello cegador y luego emerge del pozo sagrado una mujer hermosa con una toga color marfil, de tez clara, cabello largo ondulado del color del fuego y sus ojos brillaban de color azul brillante, no se ve ninguna diferencia ente el iris y la pupila todo era de un mismo color, reluciendo como si una linterna estuviera encendida detrás de sus ojos. Cuando sus ojos brillaban de esa manera significaba que estaba por hacer una predicción, no era la primera vez que pasaba, pero tampoco era algo frecuente, la diosa aparecía cada cierto tiempo para anunciar males que caerán sobre el imperio, peligros de muerte o para contar una profecía. La mayor parte del tiempo sus anuncios eran cosas generales para todo el reino, pero era posible que apareciera alguien con un camino destinado, algo imposible de cambiar. Los sabios del templo los llamaban seres marcados, se trataba de personas que rencarnaron porque tenían una misión sin cumplir, niños que nacían con la estrella de la suerte en su camino, amantes que tenían un amor que la muerte no pudo desintegrar y otros que llegaban al mundo con la marca de la muerte. Al aparecer la diosa todos los hermanos dejaron sus plegarias y se quedaron en silencio, el gran sabio era el único que tenía permitido hablar en ese momento —Oh querida diosa de la vida, somos sus fieles súbditos, dinos que le depara el futuro a nuestro mundo. —Cuando los mundos se encuentren la puerta al otro mundo se abrirá solo para los que han sido marcados por el destino. — La diosa Calylis, se quedó en silencio y miró a todos los presentes como si buscara algo. Fijó su mirada en un joven practicante, un pequeño de grandes ojos azules, cabello dorado como la melena de un león y tez clara. Lo señalo con su dedo indicie y exclamó —Tú traerás el conocimiento de otros mundos a nuestro reino y tu destino estará sellado cuando el dios sol y la diosa de la luna se unan, pero debes tener cuidado al elegir tu camino porque la diosa oscura apoyará a tus enemigos­—. Y con un destello de luz cegador desapareció. ☀️☀️☀️☀️☀️☀️☀️☀️☀️☀️☀️☀️☀️☀️☀️☀️☀️ Pasadena, California, Estados Unidos Es de noche, lo sé por la oscuridad que hay a mi alrededor, estoy perdida en lo que parece ser un bosque, escucho una voz que me llama y me pide que lo encuentre. —Encuéntrame. Camino en medio de la oscuridad tratando de llegar a la voz misteriosa. —Ven. Me desespero, trato de responder, pero no puedo hablar, no sale ningún ruido de mi boca. Cuando estoy por rendirme lo veo, está oscuro, pero puedo ver un hombre adelante, en el claro del bosque y apenas lo veo mis pies corren a su encuentro. Aunque no sé quien es, no lo conozco, no sé si es seguro, pero no puedo detenerme. —Encuéntrame— repite con urgencia. Llego a él, lo abrazo por la espalda, pero está helado como si abrazara un bloque de hielo y las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos, me invade una angustia que no puedo controlar. Lentamente él se voltea y sostiene mi cara, cuando lo veo se me hiela la sangre. Es una cara sin rostro, no hay ojos, boca, nariz, orejas, nada. Me invade el pánico, mi cabeza me dice que debo huir de él, pero no puedo estoy inmóvil. Todo el bosque comienza moverse y la oscuridad comienza a devorarlo todo y poco a poco voy cayendo en el vacío. En medio de la oscuridad escucho un sonido muy fuerte y abro mis ojos de golpe, ya no puedo ver el cielo, no estoy en el bosque. ¡BEEP-BEEP-BEEP! Estoy en mi cuarto, está sonando la alarmar de mi celular lo que quiere decir que ya son las 7:00 am. Abro y cierro los ojos con fuerza para asegurarme que realmente estoy despierta y no sigo soñando, al igual que cada mañana me quedo unos minutos acostada cuestionándome si de verdad vale la pena parme de la cama. Sí, debo hacerlo, es por mi bien, vamos a pararnos para sacudirnos esa estúpida pesadilla de la cabeza. Otra vez volví a soñar lo mismo, a mis 5 años tuve ese sueño por primera vez, cada cierto tiempo se repetía y en algún punto de mi adolescencia dejé de soñar con eso, pensé que ir al psicólogo había solucionado eso, pero hace unos meses volvió ese sueño y cada vez con más frecuencia. Primero era una vez al mes, luego una vez cada 2 semanas, luego 1 vez a la semana y ahora tengo ese sueño un día sí y el otro también. Es realmente molesto, siento que no descanso bien. Supongo que mi situación de vida me tiene la cabeza loca porque ese sueño no tiene nada de sentido. Me levanto de la cama y voy directo al baño a hacer pipi y cepillarme los dientes. Me estiro y arreglo la cama mientras escucho la voz de mi psicóloga en mi cabeza “Si no eres capaz de poner orden en tu habitación que te hace pensar que serás capaz de poner orden en tu vida”. Termino con eso y voy a la cocina a comerme una rebanada de pan y tomarme un vaso de jugo, esto solo es una merienda antes del desayuno, lo que como cada mañana antes de ir a correr. Tomo un vaso de jugo de naranja, me cambio y salgo directo a trotar. Como todas las mañas me puse los audífonos, pero no estaba escuchando nada, me gusta usarlos para evitar que la gente me fastidie preguntando tonterías, comienzo a estirar mis brazos mientras bajo las escaleras del edificio, unos pequeños saltos en los escalones finales y lista para mi ruta diaria. Me gusta correr porque me ayuda a relajarme a pesar que termino asquerosamente sudada y cansada. Siempre comienzo mi ruta caminando, luego comienzo a trotar y cuando siento que mi cuerpo está listo comienzo a correr. Corro todas las mañanas porque me gusta sentir el pavimento constante en mis suelas con cada pisada, la forma en la que la brisa roza todo mi cuerpo a medida que aumento la velocidad en mis pasos, la sensación en mi pecho a medida que aumento el ritmo, mi respiración acelerada y los fuertes latidos de mi corazón. Todo eso me recuerda que aún sigo viva y mantiene a mis pesadillas alejadas de mi cabeza. Correr es el remedio a mi tristeza y mi vía de escape de la realidad, ya pasaron 2 meses desde que mi novio me termino, me pidió que nos diéramos un tiempo para hacer cosas nuevas y luego volver a estar juntos, que necesitábamos madurez. ¡Sí, claro! Madurez mis nalgas, solo quería dejarme para ir a meterse en otra relación y si no le funcionaba volver conmigo, lo sé, es un idiota y debo superarlo. No vale mis lágrimas, pero no es fácil olvidar a alguien cuando le entregaste todo de ti hasta quedarte vacía. Le di cinco años de mi vida a ese idiota, le di amor, cariño, comprensión, mi corazón, mi cuerpo y todo lo que él quiso. Deja de pensar en él, enfócate en la vía. Es momento de subir la velocidad, comienzo a correr y a medida que mi corazón de acelera me siento increíble. Eres tan increíble que te cambiaron por otra mujer. No voy a dejar que me afecte, no dejaré que controle mi vida. Si cree que cuando se canse de experimentar volverá a mi como si yo fuera un perol que puedes dejar a un lado está muy equivocado, eso no pasará. Se arrepentirá de haberme dejado. ¡Basta! Deja de pensar en él, concéntrate. Por estar divagando no logro ver a tiempo a ese paseador de perros y tratando de esquivarlo para no lastimar a los perritos doy un salto equivocado y me estrello contra un estúpido poste. —¡Auch! — Es lo único que logro decir. Maldición, apenas está comenzando el día y vamos mal. Me sobo la frente y recojo los pedazos de mi dignidad del suelo y doy gracias a los dioses de la vergüenza porque es tan temprano que hay muy poca gente en la calle y solo 2 personas me vieron estrellarme. Dos personas muy groseras porque nadie se acercó a preguntarme si estoy bien, ni el paseador de perros de detuvo a ver si necesitaba ayuda. Con mi dignidad en pedazos decido comenzar a caminar para recuperarme del golpe antes de volver a correr. Doy unos pasos y veo arriba los edificios mientras suspiro. En ese instante lo veo, el edificio Boston. Un edificio grande e imponente en la esquina, es uno de los edificios más grandes de la cuadra, es el edificio que solía visitar con mis amigas cuando estábamos en la secundaria. Tiene una terraza con un jardín abierto muy lindo, era un lugar grandioso para tomar fotos y ver la ciudad, al menos hasta que se vendieron el edificio y se deterioró el jardín, ahora es un edificio que alquila oficinas, pero mantiene la terraza abierta al público. Tengo años sin ir a visitar esa terraza, supongo que después del golpe de hoy puedo hacer una excepción en mi ruta diaria, total ya me estrellé mi cabeza contra un poste de luz ¿Qué es lo que puede pasar si subo a dar un vistazo?. Nada va a pasar porque esta no es una película, Thea, no seas ridícula y camina al edificio o sigue corriendo. Camino dos cuadras hasta el edificio Boston, me detengo a unos pasos de la puerta y miro hacia arriba. Se ve enorme e imponente, tal cual como recuerdo, la verdad es que yo sigo del mismo tamaño que cuando estaba en la secundaria, solo aumentó mi edad. Doy unos pasos y empujo la puerta de cristal para entrar al edifico, en el lobby solo está el vigilante que me pregunta hacia que piso me dirijo y luego me notifica que el ascensor se activa a las 8:00 am, cosa que no me sorprende. Es muy temprano y el ascensor está apagado, podría irme a casa y volver luego, pero no me importa subir 10 pisos por las escaleras, desde pequeña le tengo un poco de miedo a los ascensores, me ponen nerviosa, así que mejor cansada que atrapada en una caja metálica. Le doy una sonrisa de boca cerrada al vigilante y comienzo a subir las escaleras. La terraza está en el piso 15, apenas voy por el piso 8 y comienzo a cuestionar las decisiones que he tomado hoy. ¿Quién en su sano juicio elije subir 15 pisos a pie para evitar un ascensor? No que era mejor sudada que atrapada, no lo creo. Ya me cansé, pero voy a mitad de camino, así que hago un pequeño descanso para agarrar aire y seguir subiendo. Al llegar al piso 15 saltó de felicidad, sudada pero divina, subir las escaleras ayuda a mis piernas. Avanzo hacia el pasillo y veo que la entrada a la terraza está abierta tal como recuerdo, todo parece estar igual a siempre vista. Cuando entro a la terraza veo que está un poco deteriorada, se nota que ya no la limpian con la frecuencia de antes y cuando giro a la derecha veo algo que me desconcierta.
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