Capítulo 10 - Último día en la oficina

2427 Words
Me costó volver a dormirme, pero el cansancio pudo más que yo y poco a poco caí en la oscuridad, hasta que comencé a escuchar un golpeteo a lo lejos que cada vez se hacía más y más intenso. —Thea, Thea, Thea. — escuchaba a lo lejos y cada vez se hacía más intenso al igual que el golpeteo. Abro los ojos y escucho con claridad que me llaman por mi nombre y tocan la puerta de mi cuarto. —¿Qué? — grito lo más fuerte que puedo mientras estiro mi brazo hasta la mesa de noche para ver la hora en mi celular. —Levántate ya o vas a llegar tarde al trabajo. —¿Quién rayos me habla? —Helios ¿Quién más? Cierto que el extraño atractivo del templo se quedó a dormir en mi casa Cuando logro agarrar mi móvil toco la pantalla para ver la hora y casi muero de rabia —¡POR QUE ME DESPIERTAS A LAS 5 ¡DE LA MAÑANA, ESTAS LOCO O TE DEJARON CAER DE TU CUNA!  — grite mientras me levantaba furiosa de la cama y corrí a la puerta. Abrí la puerta y Helios estaba parado frente a mi puerta con los brazos cruzados en el pecho, tenía su cabello perfectamente peinado y otra vez llevaba su túnica. Al verlo fijamente a los ojos recordé lo que había soñado con él, lo bien que me sentí cuando me beso y como casi me hace suya. Sacudí la cabeza para alejar esos pensamientos indecentes y concentrarme en el aquí y ahora, eso no fue real y nunca va a pasar porque me odia. —Que grosera eres, no entiendo porque me gritas si solo te hice un favor. —¿Cómo es que levantarme a las 5 a.m. es un favor? —Anoche dijiste que debías levantarte temprano, esto es levantarse temprano, después que sale el sol no cuenta como temprano. —Pues muchas gracias por tu amable gesto, pero yo me levanto a las 7 am, eso es temprano para mí. —En este mundo son unos vagos. Lo tendré en cuenta para el futuro y no volveré a ayudarte por grosera. —dijo mientras se daba la vuelta y se iba en dirección de su cuarto. Gruñí y volví a mi camita, pero no pude volverme a dormir, cada que cerraba los ojos pensaba en Helios, repetía en mi cabeza el sueño de anoche. No pude conciliar el sueño así que decidí levantarme e ir a correr, aunque fuera de madrugada. Me cambie y salí del cuarto, cuando entre a la cocina vi a Helios hirviendo agua. —¿Qué haces? — pregunté mientras buscaba mi jugo de naranja en la nevera. —Preparo té, espero que no te moleste. —No, solo ten mucho cuidado para que no te quemes. —Tranquila, estoy haciendo exactamente lo que tu hiciste ayer. — se dio la vuelta para verme, cuando notó mi ropa volvió a hablar —No habías dicho que era muy temprano para ti, creí que volverías a dormir. —Lo intenté, pero ya que estoy despierta aprovecharé para hacer mi entrenamiento diario, no tardare mucho. —Bebí mi jugo y dejé el vaso en el lavaplatos. —Ya me voy. —Espera ¿no vas a comer? —No, yo como cuando regrese, con el vaso de jugo estoy bien. No corrí tanto como estoy acostumbrada porque me daba miedo dejar tanto tiempo solo a Helios con la cocina encendida y las calles estaban muy solas por la hora, era muy temprano. Nadie en su sano juicio sale a correr a las 4 am, a menos que sean deportistas, ellos tienen que quieran o no. Cuando volví a casa creí que encontraría todo en llamas, pero no fue así. Helios estaba tranquilo sentado en el mueble tomando té mientras veía televisión, al parecer ya entendía cómo usarlo y lo estaba disfrutando. Me vio entrar y luego volvió a concentrarse en la pantalla del tv, yo me fui directo a mi cuarto, entre al baño y me di un baño con agua tibia. Después de bañarme me sentía mucho mejor y más tranquila, me había auto regañado lo suficiente y ya había aceptado que mi sueño erótico no podía afectarme porque tenía que convivir con Helios unos días, no podía evadirlo si vivimos en el mismo lugar. Salí de mi cuarto directo a la cocina para preparar el desayuno, por lo que hablé con Helios aun no desayunaba así que preparé unos huevos fritos con pan tostados. Yo comí dos huevos y dos rebanadas de pan mientras que Helios, que parecía ser un barril sin fondo, se comió 4 huevos y 4 rebanadas de pan con jamón y queso. Después de desayunar le explique cómo manejar el microondas, el teléfono y la laptop para que la pudiera usar mientras yo trabajaba y así yo no tendía que responder a todas sus preguntas.  Helios me garantizo que no saldría del apartamento y que tendría mucho cuidado, me daba mucho miedo que se quedara solo tanto tiempo, pero no podía faltar al trabajo hoy debía entregar el proyecto en el que había estado trabajando estas últimas semanas. Apenas eran las 9 am y ya tenía dolor de cabeza, levantarse temprano y pasar horas explicando cómo usar aparatos eléctricos era bastante estresante, por suerte sumergirme en el trabajo me ayudaría. Me bajo del ascensor y camino directo a mi oficina, al entrar me sorprende ver a mi padre sentado en mi silla revisando su celular. Apenas lo vi sentí que se me helaba la sangre y me costaba respirar, no era que le tuviera miedo a mi padre, pero él jamás venía a mi oficina siempre me mandaba a llamar a su oficina, él solo venía cuando tenía malas noticias. Verlo ahí hizo que mi mente viajara al peor día de mi vida, al igual que hoy él estaba sentado en mi escritorio, se levantó y me abrazo, dijo —te amo y pasé lo que pasé siempre estaré aquí para ti, no estás sola, siempre me tendrás a mi —. Desconcertada le pregunté porque estaba tan temprano esperándome y por qué me decía esas cosas. Me miro a los ojos y vi que estaba conteniendo las lágrimas, sentí que me bañaban con un balde de agua fría cuando dijo que mi madre había sufrido un infarto fulminante y estaba muerta. Pasé días en shock, sin poder creerlo. —Thea, cariño, buenos días. —dijo mi padre, sacándome de mis recuerdos y trayéndome de regreso a la realidad. —Buenos días, papá ¿pasó algo malo? ¿qué haces aquí? —Auch, pensé que te agradaba ver a tu padre. —Sí, amo ver a mi padre, pero él jamás viene a mi oficina a menos que suceda algo malo. —Perdón por eso, cariño, tratare de venir a verte más seguido. No pasa nada malo simplemente quería invitarte a almorzar, sé que hoy saldrás de vacaciones y tú y yo solo pasamos tiempo juntos en el trabajo. Eso quiere decir que pasaré meses sin ver a lunita, a menos que me des la dicha de ir a visitarme a casa durante tus vacaciones. —No lo creo, papá, tengo ganas de irme de viaje todo el tiempo que este libre, si me quedo aquí no voy a aguantar 6 meses sin venir al trabajo. —Está bien cariño, lo entiendo ¿entonces almorzamos juntos hoy? —Sí —dije con una gran sonrisa. Mi padre se levantó, nos abrazamos unos minutos y luego me dio un beso en la frente. Nos vemos en la tarde, que te vaya muy bien en la presentación de hoy. Tenía razón yo nunca lo visitaba porque no soportaba a su nueva esposa, la detestaba por haber seducido a mi padre y ocupar el lugar que le pertenecía a mi mamá. Lo único que le agradecía a esa mujer es que cumplió el sueño de mi padre de tener un hijo varón, gracias a eso yo no tenía que cargar con el peso de ser la única heredera de la empresa, yo nunca estuve interesada en dirigir este imperio, pero mi pequeño hermano sí. ¡EL ALMUERZO, MALDICIÓN! Le habría prometido a Helios que iría a casa para almorzar juntos y así asegurarme que mi casita y él estuvieran bien. Tendría que llamarlo para avisarle que no iría, ojalá atienda el teléfono como le explique hace un rato. El teléfono repico cinco veces antes de que Helios atendiera —¿Hola? —Helios, soy yo Thea. —¡Hola, Thea! Logre usar este aparato como me dijiste. ¿Pasó algo? Dijiste que no llamarías a menos que pasara algo. —Sí, bueno, no voy a poder ir a almorzar contigo. Surgió algo y voy a tener que quedarme, regresare en la noche. Lo siento —Tranquila, yo estoy bien. Estoy viendo videos en el utub que me enseñaste a usar. —YouTube. —Eso —Vas a tener que usar el microondas para calentar el almuerzo o si es muy difícil para ti puedes prepararte un sándwich y yo te llevo algo más para cenar ¿ok? —Sí, yo puedo usar el calentador eléctrico. —Está bien, tratare de llamarte en la tarde cuando me desocupe. —No te preocupes, estaré bien hasta que vuelvas, adiós se útil y trabaja. — y me colgó antes que yo pudiera responder algo más. ¡Y después dice que la grosera soy yo, Ja! La mañana pasó muy rápido, cuando lo noté ya estaba sentada afuera de la oficina de mi padre esperando que terminara una reunión para irnos a almorzar, no me dio tiempo de ponerme al día con su secretaria, justo en el instante que comenzábamos a hablar sobre los acontecimientos de la semana se abrió la puerta de la oficina de mi padre. —Qué bueno que ya estás aquí, tengo hambre, vamos a comer algo delicioso. —dijo mientras avanzaba hasta mí y me ofrecía su mano. Sonreí y tome su mano —Yo también muero de hambre. Fuimos a comer a mi restaurante italiano favorito Il Fornaio, ubicado en la calle 24 West Union. Mi padre pidió un Linguine Mare Chiaro, que es una pasta fina con almejas, mejillones, gambas y vieiras en salsa de tomate, pimienta roja triturada, ajo y vino trebbiano. Claro, no podía falta una copa de vino para acompañar su plato. Yo soy una persona básica, no tengo un paladar sofisticado como mi padre así que pedí una pizza Cristina que tiene mozzarella, prosciutto, grada padano rallado, setas, rucula silvestre; rociado con aceite de trufa blanca. Bueno, quizás si son un poquito sofisticada, el aceite de trufa no es algo que se use con unos huevos fritos. La comida estuvo deliciosa y pase un buen rato con mi padre, hablamos sobre la empresa, mi presentación y mis vacaciones. Le conté que tenía la intención de pasar un mes aquí y el resto de viaje por el mundo o al menos ir a la Indonesia, aun no estaba segura. Mi padre, como siempre, estaba de acuerdo en todo y me apoyaba, solo me recomendó tener mucho cuidado y mantenerme alejada de las zonas peligrosas. Todo iba bien en el almuerzo hasta que toco el tema incómodo. —¿Piensas ir a visitar a tu hermano antes de irte de viaje? —No lo sé, es posible, quizás pasé a verlo cuando salga de clases y lo llevo a comer un helado, algo así. —Deberías ir a casa, podríamos cenar todos juntos. —Papá… —Prométeme que lo vas a pensar, ya eres una mujer adulta, pasar unas horas con todos nosotros no te hará daño. —Sabes que ella no me agrada y cada vez que estoy en la misma habitación que ella me siento muy incómoda. Te amo mucho a ti y a mi hermanito, te juro que sí, él es lo único que acepto de ella. Mi padre dio un largo suspiro, sabía que no había manera que ganara esa discusión. Yo solo convivía con ella cuando era extremadamente necesario, es decir en el cumpleaños de mi hermano Tim, en el cumpleaños de papá y en las emergencias familiares, de resto me mantenía lo más lejos posible de esa mujer. A mi hermano lo veía cada vez que iba a la empresa o yo pasaba a buscarlo por su escuela para ir a comer juntos y luego lo dejaba en su casa, en algunas ocasiones iba a visitarlo a la casa cuando ella estaba de viaje. —Está bien, cariño, no te presionare más. Solo te pido que visites a tu hermano antes de irte de viaje, él se sentirá muy triste si te vas de viaje y no se lo cuentas en persona. —Tranquilo papá, él ya sabe que me voy de viaje, le conté hace unos días por video llamada. Le prometí que haríamos algo juntos antes de irme de viaje. —Muy bien, cariño. Entonces es hora de volver a la oficina, quiero que dejes todo perfecto antes de irte. Realmente me hará falta mi estrella de marketing, pero sé que te mereces un largo descanso. —Sí, no te preocupes, ya adelante todo lo que pude y dejé todos los datos y actividades que quedan pendientes con el cliente de España. De resto es una tontería lo que me queda por organizar. El resto del día fue como un torbellino de papeles y personas, organicé archivos, envié correos y en el camino me topé con muchas personas envidiosas de mi largo descanso. Cuando por fin terminé todo apagué mi ordenador y me pedí un uber, la verdad es que no vivo tan lejos del trabajo, pero me sentía agotada, no tenía ganas de caminar. Así que me quede hablando con Don José, el vigilante del edificio, mientras llegaba mi Uber. Me subí al auto y en unos minutos ya estaba en casa, pague, me bajé y subí las escaleras, no podía esperar a llegar llenar la bañera y quedarme un rato sumergida en el agua con esencia de lavanda y una bomba de baño que haga mucha espuma y una copa de vino. Ya podía saborearlo, hasta que abrí la puerta y me encontré con un Helios de ojos hinchados, lo había olvidado por completo. No sé cómo es que me había olvidado del extraño que se estaba quedando en mi casa, maldije su presencia por lo bajo, mi plan estaba arruinado.
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