Cleome refunfuñaba, los cazadores se habían unido a Tarik y a ella esa tarde, ahora iba a ser más difícil escaparse para ir a curiosear por el bosque.
Cleome veía como la luna caminaba por el cielo y se sentía terriblemente inquieta, quería salir de ahí e ir a pasear al bosque sola, para ver si encontraba qué era lo que la llamaba, tenía el presentimiento que si no lo encontraba esa noche no lo volvería a hacer.
Estaba dispuesta a abrir un portal y escaparse cuando escuchó que alguien nombraba a su madre y tuvo una excelente idea, se dio cuenta de que ella era la única chica del grupo y decidió hacer uso de su derecho a ser mojigata.
— Voy al baño...
anuncio poniéndose de pie, los cazadores la miraron sin ningún tipo de expresión, el rostro de Cleome adquirió un tinte rosado y con fingida molestia dijo:
— ... me voy lejos, si alguno me sigue lo convertiré en sapo.
Cleome se alejó a toda prisa, casi se pone a reír al ver los rostros de los cazadores, su madre le molestaba tanto con el hecho de ser supuestamente una mojigata que ella había incluso aprendido a ruborizarse solo para molestar a su madre.
Su padre Rudbek había dejado de intervenir, él conocía que Burcka tenía un lado tímido y tierno, lo que según la mafarki era una clara muestra de ser mojigata, y al descubrir que su hija muchas veces se avergonzaba de cosas sin sentido a propósito dejó de tratar de mediar entre ellas.
A esas dos les gustaba molestarse y el hecho de que ahora fueran madre e hija al parecer no cambiaba nada.
Cleome se alejó en la oscuridad del bosque riendo entre dientes, el rubor en su rostro era falso, pero el rubor en el rostro de todos ellos era completamente auténtico, si tan solo su madre supiera que los chicos son más mojigatos que ella posiblemente le diera un ataque.
Tarik soltó un débil gruñido para despertar a sus compañeros de su ensoñación, Cleome era toda una sinvergüenza, a quien se le ocurre ponerse en modo doncella tímida frente a un grupo de muchachos y luego amenazarlos con convertirlos en sapos.
— ¡Argh! la tía Burcka tiene razón, ella es una mojigata camuflada.
Los cazadores empezaron a reír, sabían que ninguno tenía la más mínima posibilidad de ser registrados por la bruja, mucho menos con Tarik presente, pero ninguno dejaba morir la pequeñísima chispa de esperanza de que pudieran cortejarla y ella se diera cuenta.
A la bruja no le faltaban admiradores, pero ella no lograba distinguir entre un cortejo, una insinuación sería y una simple broma.
......
Azalan se detuvo en lo alto de un montículo, desde ahí podía ver la luz de una hoguera cerca del río, en aquel lugar debían de estar los cazadores, su lobo se puso inquieto y él se quedó completamente inmóvil, podía escuchar con claridad unos pasos alejándose de la luz de la hoguera.
Los pasos se alejaban de su lugar y su lobo se angustio ¿A dónde va? ¿Y si se pierde o se lástima o...?
Azalan sacudió la cabeza, ¿Qué estaba pensando, ni siquiera conocía al dueño de aquellos pies?
En silencio regresó sobre sus pasos y fue en busca de quién fuera que se alejaba de la hoguera, le daba mucha curiosidad, su lobo nunca había actuado así.
Él estaba completamente consciente de cómo llamaba la atención de las féminas, desde que tenía uso de razón era acosado por sus primas gemelas quienes se empeñaban en besarlo varias veces a lo largo del día, sus hermanos siempre estuvieron ahí para salvarlo.
Una vez su madre tuvo que intervenir, las gemelas ya tenían sus lobos y los habían acorralado, Yarim y Khoeli estaban parados frente a él mientras las gemelas en sus lobos les gruñían para que lo entregaran.
Cuando su madre intervino les exigió una respuesta, las gemelas tan solo querían que Azalan jugara con sus lobos, él por supuesto se negó, la idea de ellas de jugar era llenarlo de babas de lobo.
— No pueden babear a mi hijo...
dijo Lyricka molesta.
— ... es más no pueden babear a ninguno de mis hijos.
— No queremos babear a nadie.
se defendió Ayla.
— Es verdad, solo queremos darle un besito lobuno a Azalan.
dijo Naren.
Lyricka estrechó los ojos y puso las manos en las caderas, su voz era algo malvada y dijo:
— ¿Y Khoeli y Yarim? ¿No piensas besarlos también?
— ¡No!
— Ellos no son tan lindos.
— Bien, pues los tres merecen recibir lo mismo...
dijo Lyricka de manera cortante.
— ... si besan a Azalan deben besar a Yarim y Khoeli de la misma manera y el mismo número de veces y en el mismo lugar y en el mismo momento o no besan a nadie.
— Perooooo...
se quejaron las gemelas sin éxito.
Desde ese día el acoso terminó, ellas no estaban interesadas en molestar a sus hermanos como lo estaban en molestarlo a él.
Azalan sabía que la atención que las féminas ponían en él era mayor que la que ponían en sus hermanos y no lograba entender el porqué y tampoco le interesaba averiguarlo, ninguna de ellas le llamaba la atención.
Disfrutaba conversar con algunas, algunas eran muy buenas peleando y era divertido, pero nada más, a casi todas las consideraba conocidas y además de Ririka a ninguna consideraba amiga cercana.
El lobo de Azalan olfateó el aire, no lograba encontrar el aroma del cazador, no le asombró, posiblemente también podían esconderse como lo hacían ellos.
Aunque no podía encontrar ningún rastro que seguir su lobo parecía saber exactamente hacia donde ir, sus patas de lobo se movían con suavidad sin hacer ruido.
......
Cleome se alejó del campamento, iría al sitio con el que había soñado unas noches antes, lo había visto en su camino al río, pero no había logrado ver muy bien que había oculto en aquel lugar.
Se quitó los zapatos, le gustaba mucho andar descalza y su paso se hizo más ligero, llegó sin ningún problema al sitio y empezó a mirar con detenimiento, era un pequeño claro entre algunas zarzas, nada interesante.
Cleome hizo un puchero, ¿Se habría equivocado y no era ahí? su corazón seguía latiendo con emoción, era la misma sensación que la noche en que despertó su magia.
Decidió activar su magia, a lo mejor lo que estaba buscando no se veía en este mundo, Cleome había conservado las patas de araña de una mafarki, con el tiempo pudo cambiar su forma a voluntad, ya no era necesario que se vieran como esas aterradoras patas de araña, para sufrimiento de su madre y de la tía Hilma ella logró darles la forma de alas de mariposa.
Un par de alas de mariposa crecieron en su espalda y sus ojos azabache se velaron, parecían haber ganado una capa de escarcha, entonces lo vio, parecía un lobo, pero no lucía como un lobo, al menos no un lobo normal.
Entre los árboles un lobo que parecía estar cubierto por una ilusión se movía en silencio, al parecer buscaba algo, ¿Se preguntó si sería a ella a quien buscaba?
«Es bastante grande» pensó analizando con cuidado al animal, «Es tan grande como el lobo de Blaidd» con ese pensamiento llevó su mano a su escote y sacó el medallón con las flores y lo cerró, inmediatamente el lobo se quedó quieto.
«Así que aquel lobo me está buscando» pensó Cleome bastante divertida, no le tenía miedo, ella había entrenado con el lobo de Blaidd y el de Eira antes y siempre había logrado escapar o tumbarlos, por lo que no le temía, le intrigaba.
— ¿Eres un fantasma o un espíritu de los bosques?
La voz de Cleome sonó con claridad en el bosque y el lobo giró su cabeza, la bruja vio en el lobo que lo único que no parecía estar escondido detrás de una ilusión eran un par de ojos negros, tan profundos como los suyos propios y el aire quedó atrapado en sus pulmones.
El tío Siyah solía decir que un lobo mientras más fuerte era más puro era el color de sus ojos, los ojos de los lycan suelen ser de muchos colores, pero aquellos que se acerquen a los tres colores primarios más fuertes serán, si sus ojos eran de color amarillo, magenta o cyan eran lycans muy, muy fuertes.
No había ningún registro de lycans que nacieran con esos colores de ojos, lo más cercano era el dorado, el rojo y el azul, después venía el verde, el violeta y luego el anaranjado.
Los colores después de estos eran de una gama muy grande y se podía decir que estaban todos en el mismo nivel, es decir la fuerza de un lycan de ojos marrones podía ser igual a la de un lycan de ojos verdes azulados.
El color menos común en un lycan era el negr0, un color que es la suma de todos los colores o la ausencia de todos ellos, un color que Cleome solo había visto en el lobo de Eira, incluso entre los brujos el color negr0 era poco común.
Los brujos con magia oscura solían tener los ojos con colores más oscuros y entre ellos muy pocos los tenían de color azabache.
Ahora Cleome veía con el aliento contenido a un enorme lobo ilusorio con ojos azabaches, ¿aquel lobo en realidad estaba allí por ella?