El gruñido de Qumard fue tan paternal que Halem agachó la cabeza de inmediato y le devolvió el arco a Ririka, había olvidado a Shania otra vez. Le encantaba estar en la manada, además de las misiones con los cazadores ese era el mejor lugar del mundo, pero su misión como guardián de Shania era una complicación para su nueva vida como hijo de Qumard. — Ella estaba con mi primo Khoeli... respondió Halem mirando sus pies. — ... yo acabé con tres de los cuatro vampiros que la atacaron y luego fui por uno de los invasores, ella se quedó con Khoeli y... — Fue mi culpa... intervino Ririka. — ... yo distraje al beta con mis capacidades de cazadora y cuando la señal del fin de la batalla sonó yo le obligué a acompañarme. Qumard fulminó con la mirada a Ririka, la muchacha se mantuvo tan

