Elisa

3440 Words
El viernes por la noche llovía. Eran de esas gotitas que caían con pesa, pero en cantidades exageradas con el ruido del viento. El sonido del agua caer en los tejados y humedeciendo las tejas aislaban a ratos el transcurrir de las horas. Loa animales se resgusrdaban en los graneros y las personas en sus hogares. A la luz de las velas los amantes hacían que las nubes grises sintieran envidia, acariciaban sus cuerpos con pasión mientras liberaban ganas de placer. Otra vela encendida miraba el retrato de sus padres sobre el buró al tiempo que ella leía un libro tomando otro dulce chocolate, mientras lo saboreaba sonrió. Otra vela se meció con el viento cuando cerraba la ventana y tomaba fuerte el rosario entre sus manos encomendando sus vidas a Dios."Guíalos, protégelos, ayúdalos" . Tres velas se apagaron cuando él las soplo recostándose sobre la cama mirando a la nada evocando unos hermosos ojos verdes que lo habían cautivado, y mientras tanto en otro lugar, dos velas estaban aún encendidas observando en un vaivén como peinaba su cabello largo del color del vino tinto. Sonriendo a la expectativa de lo que sería un grandioso plan y si todo salía bien estaría mas temprano que tarde planificando su boda de ensueño. - ¡Despierta Caille! – abrió los ojos con desgana y se cubrió con la colcha - Tomó un pequeño chocolate envuelto del buró y lo metió en el bolsillo de su vestido – Dormilona.. tienes que ayudarme, hoy es el día más importante de todos. Él va a venir y no sé que ponerme o como peinarme... estoy tan nerviosa - Al fin se incorporó ante la invasión de Elisa – ¿quién viene? - El amor de mi vida y... no lo conoces aun, pero es el hombre más guapo del mundo - ¿Es tu pretendiente? ¿Va a pedir tu mano? - Déjate de tantas preguntas hoy lo sabrás, y vamos quiero comprarme unos aretes. Mamá no quiere que vaya sola al pueblo y no puede acompañarme. Dijo que enviará a una de las señoras del servicio de chaperona, pero no tienen gusto. Así que arréglate rápido te espero abajo para desayunar - Así como llegó salió de la habitación. Como todos los sábados desayunaban juntos en el comedor con las preguntas habituales mientras se pasaban el pan o el jugo. ¿Cómo le había ido esa semana en el colegio?. Y ella preguntaba ¿qué tal la tienda?. Entonces fue cuando noto una ausencia - ¿Donovan no viene a desayunar? – se miraron entre ellos por unos segundos sin contestar - Quizá aun está dormido y será mejor no despertarle – argumento Roslin con una sonrisa - O quizá no llego anoche, no es nada raro – espetó Elisa untando su pan de mantequilla levantando una ceja - Con una repentina inocencia Gaëlle mencionó – ¿trabaja mucho por las noches? - Un silencio demasiado prolongado la hizo pensar un poco hasta que fue consiente parpadeando varias veces y supo que como el resto debería dejar morir el tema Elisa y ella iban cual par de señoritas preciosas por el pueblo, sonrientes y tomadas del brazo mirando los anaqueles con cierta emoción mezclada con la ansiedad de la juventud por crecer. Aunque en su paseo ensimismadas no repararan en las miradas de algunos caballeros con admiración y de otras damas con envidia. Detrás de ellas iba una de las señoras del servicio cuidando su reputación y notando como aquellas miradas maliciosas y chismosas se dirigían a ese par en particular. La casa grande quedaba un poco aislada de la ciudad londinense, así que siempre se enteraban de todo cuando iban al centro y poco o casi nada se le veía a la señorita de origen Francés que estaba siendo criada por los Johnson. Gaëlle era muy distraída y la niña Elisa iba enfocada en sus compras como siempre. Agradeció eso para que no notasen el pequeño aire de desprecio y risillas toscas a sus espaldas, la mujer estuvo atenta a todo mientras ellas entraban a cada establecimiento coincidiendo con señoras bastante hipócritas e irónicas. La situación al parecer se había agravado mucho, tanto que un comentario salido de contexto en un momento mientras escogían algunas prendas puso a las jóvenes en alerta -Me imagino la cantidad de ideas liberales que trajo el joven Doctor de otras tierras. Quizá ustedes compartan la misma ideología señoritas y eso es una falta grave al decoro. ¿Y ese otro doctor de acento Francés tan bien parecido y sin esposa?. Es bien sabido que en Francia tienes ideas que faltan al pudor y recato, pero no para la nobleza. Espero esto no llegue a oídos de sus abuelos Gaëlle En seguida las interrumpió la mujer de servicio que las acompañaba alegando que se hacía tarde para sacarlas de allí directo a casa. Conocía a Gaëlle y no se quedaría callada y mucho menos la niña Elisa que se conocía por sus comentarios igual de ponzoñosos y directos. Por suerte desconocían lo que estaba sucediendo una por ser apartada de las reuniones de té y la otra gracias a que vivía en ese colegio. Por fin llego la tan esperada cena y Elisa se veía preciosa. Estaba muy intrigada por el hombre que la tenía en ese estado de ánimo tan elocuente y agitado. Ella simplemente ató unas pequeñas trenzas a lo alto de su cabello dejando el resto rizado y suelto. La mesa estaba decorada y adornada de forma elegante y pensó que esa noche quizá pedirían la mano de Elisa, estaba feliz por ello aunque en el fondo seguía pensando en las palabras de aquella mujer. A la hora en punto la puerta de la casa grande se abrió dejando entrar a un par de caballeros. Las mujeres y Arthur estaban en el salón conversando y el simple hecho de su presencia hizo que todos se pusieron de pie. Las miradas viajaron de un lugar a otro, viajaron más rápido incluso que las palabras. Roslin con toda cortesía dio la bienvenida a Darren, pero no le paso desapercibido a quien él dirigía su sonrisa y su mirada. Donovan trataba de mirarlos a todos, mientras Gaëlle lo miraba tratando de entenderlo. Elisa solo podía mirar su futuro sin percatarse de que unicamente ella lo soñaba y Arthur, tan callado como siempre lanzo un suspiro al aire haciendo con una voz pausada y ronca que todos pasaran al comedor. Allí todo estaba dispuesto. Al extremo de la mesa estaba Arthur, a su lado su esposa. Al otro extremo y en silencio se encontraba Donovan quien tenía a su lado derecho a Elisa y al izquierdo a Darren. Gaëlle estaba a su vez frente a su madrina y al lado del doctor invitado. Por más que existiera verdadero cariño entre todos los presentes había más de una situación incómoda recorriendo sus pensamientos. ¿Porque le había hecho aquella visita si pretendía a Elisa?. ¿Estaría haciendo lo correcto?. ¿Qué debería hacer? Fue una muy callada cena, y luego todos decidieron salir al iluminado jardín por un poco de aire o tan vez para dejar escapar la creciente tensión. Aquella noche era fresca a diferencia de la noche anterior y aún quedaban rastros de humedad. Camino hacia el lugar se hicieron parejas que tomaron distancia una de la otra. - Es increíble como tienes tanto descaro. En el centro ya todos lo saben, nos abordaron las Fuller con sus ironías. Prácticamente nos llamaron liDoniinas – puso los ojos en blanco - Lo siento Elisa, no era mi intención que llegara a tanto lo arreglare lo prometo. Me casare con ella - ¿Vas a arreglarlo o a empeorarlo?. Espero que para entonces yo este felizmente casada - ¿Tío algo está pasando con Donovan?. No parece ser el mismo de siempre - Ma jolie fille no te aflijas, a todos nos ha pasado algo que nos retrae. Seguro está bien, solo debe tomar algunas decisiones que definirán su vida y no podemos interferir- ¿Qué tipo de decisiones? - Mi querido Darren, no creas que pasé por alto que su sonrisa en esta casa parece ampliarse últimamente. Dígame con sinceridad ¿tiene en mente comprometerse pronto? - Madame usted está en lo cierto, precisamente quería comentarle mis más sinceras intenciones con Gaëlle. Desde que la vi he quedado prendado y no hago más que plantearme en un hogar a su lado ¿Cree que me conceda la oportunidad? El silencio se instaló entre las tres parejas, con aquellas preguntas sin respuestas claras hasta llegar a la pequeña fuente y tomar asiento en los bancos de concreto. Todos menos la pareja de mediana edad, Roslin dio un suspiro y con fingida sonrisa miro a los cuatro - Estas son platicas de jóvenes, ya no tenemos mucho que hacer aquí así que nos despedimos. Por favor no alarguen la noche – en el camino de vuelta a la casa grande apretaba la mano de su esposo – No sé en que irá a parar todo esto, por su bien y el nuestro hare lo que me pediste. Dejare que resuelvan sus asuntos Arthur, pero no me pidas que cuando todo esto estalle me mantenga al margen. Son mis niños - Ya no son unos niños Roslin Elisa hizo una seña conocida a Gaëlle y ésta estaba distraída tratando de esquivar las miradas de Darren. Para Donovan era un buen momento para alejar a Caille de las intenciones de su amigo. La tomó del hombro y le sonrió - ¿Caille podemos caminar un rato? si no les importa - miro a su colega alzando una ceja - No se preocupen cuidare bien del doctor Mitchell – dijo Elisa coqueta Por unos minutos no emitieron palabra mientras caminaban. Hasta que Gaëlle se detuvo en su viejo árbol favorito mirándolo con la añoranza de sus días infantiles y suspirando - Quisiera que confiaras en mi como antes y me contaras lo que te sucede - ¿Tu confías en mi? Porque no tenía idea de que aceptarías a Darren, por años dijiste que nunca te comprometerías y que querías llegar a ser una maestra. Ahora estas siendo formalmente cortejada y nada menos. Gaëlle lo conozco y lo respeto muchísimo como profesional, le tengo una alta estima como amigo, pero no es bueno para ti - ¡Que!... yo no... si así fuera no es nada comparado con lo que tú estás haciendo - ¿Y que estoy haciendo según tú? - No lo sé, pero eso sí que no es nada bueno - Si no lo sabes entonces no puedes decir que es malo - Pues lo mismo digo – se cruzó de brazos – bonita manera de hablar creí que éramos amigos - Lo siento Caille... es que tengo tanto en la cabeza ahora y no quiero envolverlos en esto. Prometo tratar al menos de arreglarlo sin que salgan perjudicados – suspiró – ¿pretendes aceptar a Darren? – preguntó mirándola fijamente - No puedo hacer eso aunque lo quisiera. Elisa lo mira como su futuro esposo - ¡Elisa! – frunció el ceño - Pero me dijo que aceptaste un paseo con él y que te ha estado viendo en el colegio, nunca me dijo nada de Elisa - ¡Pues bien! Espero lo estén aclarando en este momento y por mi parte no estoy buscando un esposo Donovan, no espero que te comportes como un hermano mayor porque no lo eres –la miraba sin decir nada y luego sonrió – ¿Qué? - Nada... solo pensaba... en aquella vez que jugamos a casarnos – rió – que conste que lo hice por complacerte a ti y a Elisa – ella frunció los labios y aparto la mirada quizá recordando la misma graciosa representación ******** Él tenía 14 años y las niñas 7. Estaba terminando la primavera y habían pétalos por todos lados. Decidieron que harían una boda en el jardín, construyeron un altar e invitaron a todos en la casa grande. Gaëlle estaba dispuesta a ser el novio mientras Elisa vestía con el velo blanco, pero molesta dijo en el altar que ella no se casaría con una chica. Arrastro a Donovan y le puso el velo pidiéndole que se casara con Gaëlle. El joven les siguió el juego simplemente porque aquellas niñas eran su adoración y estaba pasando una tarde bastante aburrida, así que terminó actuando de novia mientras todos reían. Gaëlle tenía un moño n***o en el cuello, también un bigote de papel pegado debajo de su nariz y un sombrero alto del mismo color que pertenecían a su tío. Elisa tomaba su posición como el sacerdote desplazando a su padre que no lo tomaba en serio riendo con cada ocurrencia. Casarse no era un juego para ella y puso los brazos en jarra mirando a los novios, casarse no era para burlas y después de un sermón les quitó la vestimenta y las intercambio mirándolos complacida eran unos hermosos novios, y dando el toque final pegando el bigote a Donovan le dio a Gaëlle un ramillete de flores casi muertas sonriendo con el resultado hasta que al fin declarando todo en orden para la ceremonia - Ahora Donovan... di tus votos – el muchacho la miro con sorpresa y molesta replicó – los votos... debes decirle que la quieres, prométeselo - Bueno... - miro a su público asistente que sonreía con ternura y luego a la niña que tenía en frente con un velo blanco tapándole parcialmente la cara con una corona de flores que le quedaban muy grandes entre sus cortos risos dorados, ella le sonrió y se aclaró la garganta – Caille.. lo siento... Gaëlle te quiero. Te lo prometo – todos estallaron en risas y la chiquilla estrelló las flores en su sombrero deshaciéndolas con cara de enfado - Doni.. no sabes hacer esto. Padre no voy a casarme – se dirigió a Elisa con una sábana de sotana - ¡Espera! Esto es una boda, aquí alguien tiene que casarse y ustedes son los novios. Di tus votos enséñale como hacerlo Caille - Lo miro con un suspiro de frustración tomando su mano - Doni... voy a amarte y a respetarte por el resto de mi vida. Porque me cuidas, me hacer reír, consigues mis flores favoritas y trepas al árbol conmigo. Y si tu ya no me amas un día, te amare el doble por que se que eres un cabeza dura. Aún así yo te amo. - Estas palabras enternecieron e hicieron reír en partes iguales a todos, incluso habían sido dichas con el corazón y ella se merecía lo mismo. Acarició su pequeña mano y le dio un beso – Gaëlle, cuando me ames el doble lo sabré y lo valoraré, porque aunque seas una niña terca y extraña prometo protegerte, cuidarte y amarte siempre. Conseguiré siempre tus flores favoritas así estén a kilómetros, treparé por ti cada árbol y con ello sabrás lo importante que eres para mí. - Ahora los anillos..... – Sonrió Elisa complacida Les paso un par de pequeños círculos hechos con ramas y cinta observando como Gaëlle lo colocaba en su dedo y Donovan lo ajustaba en dos de la pequeña mano. Todo estaba en silencio mientras culminaba la ceremonia como debía ser y sus padres sonreian con emoción. Él levantaba su velo y besaba su mejilla, ella en seguida lo abrazo y estallaron los aplausos. Era así como se debía llevar a cabo una boda. ****** Rió recordando aquella escena mientras se recostaba del árbol - ¡Éramos tan lindos! Mi anillo de bodas me cabía en dos dedos –le mostró su mano y Donovan la tomo mirándola con una caricia - Estoy seguro de que ahora te quedaría bien Perdió la sonrisa mirándolo a los ojos. Él estaba allí, con aquella sonrisa que le recordaba tanto a aquel niño y se acercó para darle como entonces un beso en la mejilla. Cerró los ojos tras ese beso y cuando volvió a mirarlo lo supo, ambos siempre cumplirían aquella promesa. Llevaba hablando sobre si misma todo ese tiempo mientras se preguntaba ¿en donde habría ido a parar Gaëlle?. De pronto Elisa le hizo una pregunta, era un experto que sabía cuando las mujeres le coqueteaban y querían más de él. Desde que la conoció Elisa había estado haciéndolo y si quería algo serio con Gaëlle debía acabar con eso. - Elisa.. – comenzó diciendo mirándola a los ojos con ternura – realmente nunca había pensado en algo parecido al matrimonio, pero en este lugar sería bueno asentarse y tener una familia propia – la chica sonrió mordiéndose el labio – pero... - tomo su mano – me siento especialmente atraído por Gaëlle. Se lo dije y ella ha aceptado mis pretensiones Al escuchar aquello sintió como si algo le quemara por todo el cuerpo. Caille, siempre ella le robaba todo y eso era lo último que podía tolerar. Su envidia y resentimiento afloro en su punto máximo llenándola de una rabia totalmente nueva y un tanto peligrosa. Se levanto de golpe y abofeteo a Darren con las lagrimas golpeando sus ojos, una reacción impulsiva con nada de raciocinio. Sin palabra alguna giro a la casa grande y lo dejo solo. Pensó que quizá se lo merecía, no podía negar que Elisa era una mujer hermosa, coqueta y fuerte, suspiró y sobándose su agredida mejilla decidió ir en búsqueda de la única chica que había rondado sus pensamientos las últimas semanas. Los encontró debajo de aquel árbol platicando quizá demasiado cerca, y por un segundo sintió esa punzada de celos que descarto inmediatamente pues sabía bien de los sentimientos de Donovan. Al mirarlo ambos compusieron su postura y le dirigieron una mueca de preocupación - ¿Y Elisa? – pregunto Gaëlle - Dije algo que no le agradó mucho y simplemente me dejo solo. Lo siento mucho Donovan yo no tenía idea de que... - No, déjalo estar hablare con ella - Miro con una sonrisa dulce a la chica y le entrego una pequeña flor de la fuente – para ti petite La recibió sin saber que decir, era algo incomodo sabiendo lo que sentía Elisa por aquel caballero y siendo honesta Darren no le era del todo indiferente, así que opto por sonreírle. - No sabía que fueras tan romántico Darren – menciono Donovan con ironía - Creo que me estoy estrenando y lo vale – dijo sin dejar de mirar a Gaëlle con una sonrisa – Mañana podre demostrarle que soy mucho más de lo que ve señorita. Ce que je veux le plus, c'est lui montrer qui je peux être (Lo que mas quiero es demostrarle quien puedo ser) - Mañana no se va a poder Darren. Acompañare a Gaëlle al camposanto a visitar a sus padres y pasaremos la tarde ayudando a Arthur a ordenar el catálogo del nuevo cargamento de telas que llego hoy a puerto. Quizá si mi hermana autoriza podrías pasar un rato con todos para el próximo fin de semana – acotó Donovan con una sonrisa - Supo en seguida que su amigo se estaba volviendo una traba en su conquista y estaba dispuesto a hablarlo a solas. Besó la mano de Gaëlle – no alargare la noche como sugirió su madrina porque espero que ella y su tío me permitan seguir frecuentándola preciosa, y ya habrá tiempo de conocernos – se coloco su sombrero y se despidió de Donovan con sequedad - Dieron rumbo a la casa grande mientras giraba entre sus dedos la flor que le diera – ¿por qué dijiste eso? Es mentira - Fue una mentira a medias. Si voy a acompañarte y aun dudo de las intenciones de Darren, eres muy inocente y él un galán experimentado - Se detuvo en las escalinatas de la casa y lo miro con enfado – de sus intenciones puedo encargarme yo sola Donovan, no tienes que protegerme ya no soy esa niña. Si él es bueno o malo para mi tengo que decidirlo yo, cada quien toma sus decisiones aunque no sean las correctas ¿no es cierto? – dio vuelta y se adelantó sola dejándolo en el sitio Aquellas palabras resultaron tan ciertas como duras y le habían dolido por muchas razones que para entonces le resultaban inexplicables. Se pasó las manos por el rostro dejando caer con cansancio la cabeza hacia el cielo parecía que nada de lo que hiciera estaba del todo bien y las estrellas podían verse igual que su mente, era un revoltijo de dudas.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD