Sin decir palabra ni mirar a nadie más lo siguió, lo peor no era que sangraba en el brazo y en el labio, lo peor fue al bajar las escaleras y mirarla a ella. ¿Cómo siquiera pensó en hacerle algo así?. Realmente no pensaba tomarla, solo comprometerla de cierta forma y por un momento cuando creyó que era ella la que lo besaba de aquella apasionante forma estaba dispuesto a adorarla como se merecía, a hacerla su esposa. Le esquivó la mirada y entro con Arthur al despacho, parecía tener ante aquella situación un control y una calma admirable. Abrió una gaveta en su escritorio y le tendió una caja de madera con una cruz roja
- Que seas medico facilita las cosas, atiende tus heridas y cuando seas capaz de mirarme a la cara. Solo hasta entonces hablaremos, pero no te iras de aquí hasta que lo ha
