Mi Ángel

SERGEY…  La muerte de aquellos que me arrebataron a mi hija, no me hará sentir mejor, ni mucho menos me la devolverá, pero me queda el consuelo de saber que ellos pagaron con sus vidas y con ello me vengue la memoria Natasha. Voy directo al aeropuerto donde me espera el avión que me llevará de vuelta a Moscú dejando atrás la ciudad en la que pasé los mejores días de mi vida junto a mi hija. Pero también la ciudad en la que la perdí. Mientras voy en el auto escucho mi celular sonar, pero al ver que es Dominic rechazó la llamada. Él es un recuerdo viviente de mi hija y solo verlo o escucharlo me duele. Su amor por mi hija fue inmenso y sobrepaso cualquier barrera. Por ella Dominic me desafío asumiendo las consecuencias de ello. Él ama a mi hija profundamente a pesar de que ella murió su amor por ella no ha cambiado ni un poco. Observo por la ventana como un auto que va delante de nosotros se detiene bruscamente haciéndonos detener a nosotros. Del auto lanzan un bulto para luego poner el auto en marcha a gran velocidad. Siento que nuestro auto se pone en marcha. -              Detente – digo y me bajo rápidamente para caminar hasta el bulto que tiraron, Vladimir en unos segundos se encuentra a mi lado. Caminamos hasta llegar a lo que tiraron y me sorprendo de encontrar una niña, de unos diez o doce años, tiene el rostro completamente desfigurado a causa de los golpes y todo su cuerpo se encuentra cubierto de sangre. Ella abre sus ojos y me deja sin aliento al verlos. Son de un color gris espectacular, parece plata fundida. En ellos se refleja dolor, temor y noto como la vida comienza a dejarlos. No me toma ni dos segundos en decidir no dejarla tirada allí. – Vladimir, consigue un médico y que nos espere en el avión. – ordeno tomándola en brazos con sumo cuidado – necesitamos estabilizarla para que resista el viaje a Moscú – observo en sus ojitos miedo lo que me toca el corazón – no temas pequeña, no voy hacerte daño – digo mientras caminamos al auto. En el trayecto al aeropuerto pienso en mi hija y que hace un tiempo ella estaba en las mismas condiciones. Que su madre fue un monstruo que la tiró a la calle a causa de unos celos absurdos. Cuando llegamos al aeropuerto pasamos de largo hasta el hangar donde se encuentra el avión. Bajo con sumo cuidado y la llevo hasta la habitación del avión. -              El médico está aquí señor – me informa Vladimir. -              Que pase – ordeno y un momento después entra un hombro y yo me hago a un lado para que la atienda. -              Esta muy grave – dice el imbécil -              No se necesita ser médico para darse cuenta de ello – respondo – solo estabilícela, necesito que resista el viaje. -              No creo que lo logre señor – me informa revisándola – si llega viva sería un milagro.  Lo veo poniéndole suero y en los medicamentos. Comienza a limpiarle las heridas y coser algunas de ellas. Le quitamos esa ropa llena de sangre, la limpian y le ponen una de mis camisas. -              Es todo lo que puedo hacer – dice el médico mirándome. -              Vladimir lo acompañará a la salida y le dará su pago – respondo sin verlo mientras avanzo para sentarme en el borde de la cama con ella. La observo detenidamente, es una niña realmente hermosa, su piel es blanca, aunque ahora se encuentra llena de moretones, su cabello es de un hermoso color cobre que contrasta a la perfección con su tono de piel. En este momento se ve realmente frágil así que tomo su mano con delicadeza. -              Te juro que, si llegas con vida a Moscú, me haré cargo de ti, Melek – digo besando su manita. Melek significa Ángel en turco y sin importar cuál sea su nombre real para mí siempre será mi Melek. Justo en ese momento una suave brisa acaricia mi rostro acompañado del olor al perfume de mi hija. Los ojos se me llenan de lágrimas y sonrió. -              Siempre voy amarte hija.   DIEZ AÑOS DESPUES…   La observo a través de la ventana de mi habitación, estirar lista para ir a correr y sonrió como cada vez que la veo. Melek se convirtió en la luz de mi vida y aunque nunca podré reemplazar a mi Natasha, Melek hizo más soportable su muerte. Recuerdo cuando la encontré, golpeada y llena de sangre casi al borde de la muerte. Pero ella no solo resistió el viaje sino también las operaciones a las que fue sometida, luchó como una campeona por su vida. Un año después se convirtió en una niña completamente sana que me alegra la vida desde el primer momento. Cuando tenía dieciséis años descubrió a que me dedicaba y me pidió que la entrenara para así poder trabajar a mi lado. Aunque en un principio me negué luego terminé cediendo ya que en este mundo era necesario que ella pudiera defenderse si yo llegaba a faltar. Contrate a los mejores asesinos, mercenarios, hacker para que la entrenarán. Ella entre fuertemente bajo la atenta supervisión de Vladimir y en poco tiempo se convirtió en mi mano derecha junto con Vladimir, pero ahora todos la conocen como el Ángel de la muerte un asesino a sueldo. Aunque para el resto del mundo se trata de un hombre solo pocas personas conocen la verdad. Por lo que ella tiene dos identidades. Mi consentida hija y un brutal asesino temido en nuestro mundo. -              ¿No la acompañaste esta mañana? – preguntó sabiendo de sobra que Vladimir se encuentra tras de mí. -              No señor – responde – la señorita me ordeno quedarme con usted, aunque usted se encuentre muy bien esta mañana – ruedo los ojos – y con todo respeto señor, la señorita no necesita protección y temería por la persona que se atreva a meterse con ella. Dos horas después mientras estoy desayunando la escucho llegar y sonrió. -              Hola papá – me saluda viniendo hasta mi para besar mi frente - ¿cómo amaneciste? -              Bien cariño – respondo. Hace un año me diagnosticaron cáncer en etapa terminal y aunque ella me rogó porque me tratara me negué rotundamente. Irónico ¿no? Durante mi vida entera he estado al borde de la muerte en atentados y balaceras. Pero no, un puto cáncer va a matarme. – hija está noche tenemos la cena con Jack y Emiliano Bianco. -              ¿Jack va a venir? – pregunta ella sentándose a mí lado. -              Si cariño, recuerda que estoy tratando de dejarte todo bajo control para cuando yo muera puedas tener calma durante un par de días -              Papá – me riñe y yo sonrió -              Es verdad hija, si después quieres desatar una guerra podrás hacerlo – respondo y ella niega con la cabeza.  Muchos padres al morir dejan a sus hijos como herencia, autos, casas, joyas y cosas como esas. Yo a mi hija voy a dejarle el mando de la mafia rusa, aunque ella decidió ponerse al frente como el Ángel de la muerte. -              ¿Por qué Emiliano Bianco? – pregunta mientras Galya le trae el batido que ella toma todos los días luego de correr – gracias nana -              Viene a presentar sus respetos y a tratar de establecer acuerdos con nosotros – explico -              ¿Enzo? -              Lo asesinaron hace dos días – respondo y ella asiente con la cabeza. -              ¿Cómo debo ir? -              Como el Ángel de la muerte.