Capítulo XIV: Aferrarme a ti para recuperar mi vida

1361 Words
Iskander —Aydan... —¿Qué acabas de decir Iskander?—pregunta acercándose a mí con los ojos llenos de asombro y confusión—¿Mi hija está viva?—al ver que no respondo, comienza a estampar sus puños contra mi pecho. —Cariño, tienes que calmarte—Osman salta a mi defensa abrazando a su esposa por la espalda, el hombre y yo, nos miramos sin saber que hacer o que decir. La sorpresa en el rostro de Aydan es evidente y puedo ver cómo la esperanza se enciende en sus ojos. —¡No me pidas que me calme después de lo que acabo de escuchar Osman!—se remueve en los brazos de su marido, tratando de escapar de su agarre. —Aydan, lo que escuchaste es verdad, tu hija sigue con vida—digo una vez que salgo de mi trance, camino hasta donde dejé la carpeta con la evidencia y la tomo.—Aquí están las pruebas que lo confirman—digo moviendo la carpeta en el aire. —Quiero verlas—me pide Aydan una vez que logra escapar del agarre de Osman. —Aydan...—trata de detenerla, pero ella se gira hacia él con un mano en el aire. —Si Iskander dice que mi hija está viva, yo le creo—dice tomando sus mejillas y pegando su frente a la de él—Por favor, no alargues mi angustia—le pide con la voz quebrada, Osman la pega a él, envolviéndola en un reconfortante abrazo y me mira fijamente asintiendo en mi dirección. —Está bien, pero vamos a mi despacho, ahí tendremos más privacidad—culmina tomando a su esposa de la mano y comienza a caminar hacia el despacho, conmigo siguiendo sus pasos. Con voz temblorosa, les presento las pruebas que recopiló Gurkan. Los informes médicos alterados, los testimonios, todo lo que apunta a que su hija no murió en aquel accidente. Me disculpo por causarles dolor y les aseguro que mi intención es encontrarla y traerla de vuelta a casa. —Parece que hay más de lo que creíamos—dice Osman tomando la mano de su esposa. —Osman, tenemos que investigar esto juntos, descubrir la verdad y encontrar a nuestra hija—Aydan busca la mirada de su esposo, desesperada. —Ten por seguro que lo haré mi amor—Deja un beso en su mano antes de continuar—Lo prometo. Después de un rato decido despedirme para regresar a mi casa, debo hablar con Kaan para ponerlo al tanto de la situación. Necesito empezar a buscar lo antes posible a Melek. ... Melek Estoy consternada por lo que Enzo acaba de decirme, yo causé ese accidente. Soy la culpable de mi propia desgracia. El hombre que dice ser mi prometido, se acerca sigilosamente a mí, toma mi barbilla entre sus dedos y está a punto de darme un beso en los labios, cuando alguien irrumpe en la habitación. ¡Gracias! —Disculpen que los interrumpa pero la paciente necesita descansar—menciona la enfermera entrando a la habitación, ganándose una mirada fría por parte de él. —Está bien, yo ya me iba—responde y toma mi mano nuevamente—, nos vemos pronto cara—concluye besando mis nudillos. Yo asiento y él se gira dirigiéndose a la salida. Suelto un suspiro dejando salir el aire que ni siquiera sabía que estaba conteniendo, todo es tan confuso para mí. No me puedo permitir dudar de la palabra de ese hombre, sonó tan seguro de lo que me contaba que simplemente no puedo hacerlo. Aunque su presencia me abruma, debo aprender a confiar en él. —Señorita, ¿Se encuentra usted bien?—me pregunta la enfermera, había olvidado que seguía aquí. —No como quisiera realmente—hago una pausa antes de agregar—, me duele un poco la cabeza ¿Podrías darme una pastilla?—le pido amablemente y ella asiente. —Claro que sí, vuelvo enseguida—dice y sale en busca de lo que le pedí. No tarda mucho en regresar, me facilita la pastilla y un vaso de agua. —¿Sabes cuándo me darán el alta?—inquiero, ya no soporto estar aquí, necesito salir y tratar de recuperar mi vida, tal vez si hago lo que solía hacer, mis recuerdos regresen pronto. —Eso lo decidirá el doctor una vez que reciba los resultados de los exámenes que se le hicieron señorita—responde y yo hago un puchero. —Solo espero que sea pronto, no me gusta estar aquí—le digo y ella me dedica una sonrisa. —No te desesperes Melody—que me llamara por mi nombre, me hace sentir... extraña.—Las heridas en tu cuerpo todavía no se curan por completo—menciona y siento curiosidad por saber en que estado llegué al hospital. —¿Tan grave llegué?—le pregunto nerviosa. —Si, llegaste con múltiples heridas en tu cuerpo, dos costillas rotas y un trauma severo en tu cabeza—me llevo la mano a la boca al escucharla. Y todo fue mi culpa, mis latidos se aceleran y se me hace un nudo en la garganta al imaginarme en ese estado. —Durante la cirugía, entraste en crisis—debió darse cuenta de mi cara de incredulidad por lo que procedió a explicarme—. Tu corazón dejo de latir por unos instantes,por ende el suministro de sangre a otros órganos importantes del cuerpo también, el médico hizo todo lo posible para hacer que tú corazón volviera a latir y afortunadamente lo logró. —¿Y cómo fue que terminé en coma?—esa pregunta me la he hecho desde que desperté. —Bueno, como te mencioné antes, llegaste con un golpe muy fuerte en la cabeza que provocó una inflamación en el cerebro y sumando a eso los instantes que estuviste sin recibir sangre debido al paro, lo empeoró y la única manera que se desinflamara fue induciéndote a un coma, a partir de ahí te tocaba a ti luchar por recuperarte—hace una pausa antes de continuar—el equipo médico no tenía muchas esperanzas en qué despertaras y si lo hacías lo más probable era que tuvieras secuelas irreversibles, lo cual por suerte no fue así—culmina y yo estoy en shock todo lo que sucedió me parece increíble. —Pero mi memoria no regresó conmigo—menciono y mis ojos comienzan a humedecerse. —Eventualmente... lo hará—se acerca a mí y palmea mi mano—solo dale tiempo, tienes un hombre que no se ha separado de ti en todo este tiempo, estoy segura que él te ayudará a recuperarlos pronto—deja salir un suspiro al mencionarlo y tal vez tenga razón. —¿Qué hay de mi familia? supongo que tengo una...—la enfermera abre los ojos y me mira con pena. No necesito más para darme cuenta de lo que su mirada me dice. —No la tengo o tal vez si y no le importo—extrañamente, siento un pinchazo en el pecho. Deseo con todas mis fuerzas recordar mi vida. —Bueno eso no lo sé, pero lo que si sé es que el señor Enzo es la única persona que estuvo al pendiente de ti Melody—se acerca a mí y seca mis lágrimas con sus pulgares.—No deberías llorar por algo que aún no sabes, lo mejor es que se lo preguntes a él. Ahora tengo que dejarte y si me necesitas ya sabes que hacer ¿De acuerdo?—señala el botón junto a mi cama y yo asiento. —Gracias—murmuro, ella asiente y sale de la habitación, dejándome sola con mil cosas en la cabeza. Si ella dice la verdad y la única persona que estuvo conmigo en mi peor momento fue Enzo, quiere decir que en verdad le importo y debo empezar a confiar más en él. Sin darme cuenta una sonrisa se forma en mi rostro al pensarlo. —Enzo, voy a aferrarme a ti para recuperar mi vida.
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