Capítulo II: Roma

1078 Words
POV Melek Estoy en la sala de espera lista para subir al avión que me llevará a Italia. Desde pequeña mi sueño ha sido estudiar arquitectura. Me gusta la idea de darle a la gente una razón más para amar su hogar o su lugar de trabajo creando espacios que puedan adaptarse a su estilo y necesidades. —Identificación y pase de abordar por favor—me pide la señorita en el filtro de abordaje. Le muestro los documentos y ella los toma rápidamente para pasarlos por un lecto, revisando la veracidad de estos, me los entrega de vuelta y sonríe. —Adelante, que tenga buen viaje señorita—culmina levantando la cinta para que pueda abordar. Cuando estoy arriba, me recibe una azafata y me indica dónde está mi asiento. Con mi equipaje aún en mis manos, atravieso el estrecho pasillo hasta llegar a mi lugar, abro uno de los compartimientos y acomodo mi equipaje de mano. Me siento y trato de relajarme cerrando lo ojos por un instante y los acontecimientos de la noche anterior llegan a mi mente, llevo mis dedos a mis labios recordando el sabor de los suyos, anoche fue todo lo que soñé y más,sin duda es algo que nunca olvidaré... *** —Pasajeros del vuelo 306 estamos iniciando el descenso, por favor permanezcan en sus asientos con el cinturón de seguridad abrochado hasta que el avión se haya detenido por completo y la señal luminosa se apague... Desperté con la voz de la azafata anunciando la llegada al país que será mi casa durante los próximos cinco años. No me di cuenta cuándo fue que me quedé dormida pues, estaba fantaseando con Iskander y todo lo que hicimos el día anterior, solo han pasado poco más de un par de horas y ya me hace falta. Manteniéndome en mi lugar veo que la señal del cinturón se apaga avisando así que el avión por fin aterrizó, me deshago del cinturón y escucho a la azafata hablar de nuevo: —Sean bienvenidos a Roma, en breve pueden comenzar a bajar del avión, sean cuidadosos por favor—culmina y yo me levanto para tomar mi equipaje de mano y comenzar a descender. En cuanto bajo del avión camino buscando un lugar con cobertura móvil para avisar que he llegado y me sorprendo cuando veo la cantidad de mensajes que tengo de Iskander: "Quiero ser lo primero que leas cuando enciendas tu móvil". "Solo han pasado treinta minutos y ya te extraño". "Te amo, meleğim". "Llama en cuanto tu vuelo aterrice, estaré pendiente del móvil hasta que lo hagas". Estaba por contestar los mensajes cuando llega su llamada y contesto al primer timbre. —Mi amor, estaba por contestar tus mensajes. —Moría por escuchar tu dulce voz , ¿Cómo estuvo el vuelo? —Mejor de lo que imaginé, aunque no lo sentí porque una vez toqué el asiento me dormí—digo y empiezo a avanzar hacia la salida para conseguir un taxi que me lleve al departamento que mi padre amablemente se ofreció a pagar para que mi estancia aquí sea más cómoda. —Me da gusto escuchar eso. Ya te extraño meleğim, dime ¿Cómo voy a soportar estar cinco años más lejos de ti? —También te extraño cariño, pero bendita sea la tecnología, podemos hacer videollamadas cada día, lo prometo. —Esta bien, en cuanto pueda iré a verte, mi hermano puede hacerse cargo de la constructora mientras estoy fuera—propone y la idea no me desagrada en absoluto—señor Aksoy, lo esperan en la sala de juntas—escucho la voz de su asistente a lo lejos. —El deber me llama, tengo que dejarte cariño, hablamos más tarde—gruñe y sé que está molesto al verse interrumpido. —Descuida, de hecho estoy por abordar un taxi para ir a mi nuevo apartamento ¿Te llamo más tarde?—le respondo tratando de que no se note la tristeza en mi voz. —De acuerdo, recuerda que te amo. —También te amo Kander, hasta luego—culmino la llamada y por suerte un taxi se detiene frente a mi más cuando estoy por abrir la puerta una mano se me adelanta, me giro rápidamente hacia el dueño y veo a un apuesto hombre rubio de ojos azules. —Scusa, questo è il mio taxi—habla en italiano por lo que no logro comprender lo que dijo. —Lo siento, no hablo italiano—me encojo de hombros y nuevamente trato de abrir la puerta pero el hombre vuelve a hablar. —He dicho que este es mi taxi, yo lo vi primero—gruñe en un perfecto español. Doy gracias al cielo que mi madre sea española y me haya enseñado el idioma. —No lo creo, de hecho el auto se detuvo frente a mí, ¡Ni siquiera te vi cerca! Así que por ley me corresponde a mí. Replico enfada ¿Quién se cree que es? Veo que abre la boca para contestar más no logra decir ni una palabra cuando escuchamos la voz del conductor y ambos nos volvemos hacia él: —¿Van a subir o no? El tiempo para mí es dinero—nos mira a ambos con el ceño fruncido y continúa diciendo—amigo, se caballeroso y deja que lleve a la chica—lo señala con su dedo índice y el hombre a mi lado suelta un gruñido. —Como sea—No dice nada más y se da la vuelta para irse. —Que tipo tan desagradable—murmuro entrando al auto y le indico la dirección al conductor. Con la cabeza pegada a la ventana, miro las hermosas calles decoradas con murales coloridos, las pizzerías,cafeterías y tiendas por todos lados. Todo aquí es hermoso. Aparto mi vista de la ventana y tomo el móvil para escribirle a mi padre, con la llamada de Iskander y el hombre que quiso robar mi taxi, no tuve tiempo de avisarle que llegué. Después del intercambio de mensajes me percato de que, estamos llegando al barrio San Lorenzo donde se encuentra mi apartamento. Le doy las gracias al conductor y le pago después de bajar del auto. Una vez dentro del lugar, voy directo al sofá y me dejo caer suavemente, aunque no fue un viaje largo me siento cansada, mis ojos se empiezan a cerrar involuntariamente y me dejo llevar por el sueño...
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