capítulo V: Insistente

2419 Words
Melek —¡Melek, por aquí!—escucho la voz de Gianna llamarme y me dirijo hacia donde se encuentra—. Te estaba esperando—me dice apenas llego a su lado. Mi estancia aquí ha sido muy buena gracias a que tengo su compañía. —Hola Gianna, ¿Cómo estás?—la saludo con un beso en la mejilla y ella me devuelve el saludo con un beso en cada una. —Así saludan los italianos a sus amigos—dice con una sonrisa—.Estoy muy bien ¿y tú? Comenzamos a caminar hacia el aula correspondiente con nuestros brazos entrelazados. —Digamos que... me estoy adaptando—le respondo encogiendo los hombros. —Ya veo, ¿No te sientes cómoda aquí?—inquiere con tono preocupado—Mel, se que a penas nos conocimos hace unos días pero puedes confiar en mí, yo quiero ser tu amiga—agrega dándome un ligero apretón de hombros, yo sonrío y le correspondo. —Gracias Gi, también quiero ser tu amiga. Mientras esperamos al profesor le cuento un poco más sobre mi vida y sobre mi relación a distancia con Iskander, mostrándole fotos de nosotros juntos y con mi familia. —¡Dios mío Mel! Ahora entiendo por qué no terminas de adaptarte a este lugar, con un novio como el tuyo, yo estaría igual—exclama llamando la atención de varios compañeros que nos miran curiosos, yo suelto una ligera carcajada por el comentario. —¡Shhh! Gianna, no llames tanto la atención—murmuro en voz baja y con la cara ardiendo por la pena de ser observaba por tantos ojos. —Está bien, lo siento—responde en voz baja y hunde los hombros—, pero saliendo de clases te invito un café. Tienes que contarme todo sobre ese adonis que tienes por novio. Yo asiento a modo de respuesta con una sonrisa en mis labios y ambas nos giramos cuando el profesor entra para dar inicio a su clase. ... Nos encontramos en la cafetería que se ubica a un par de calles de la universidad, Gianna insistió en venir aquí, dice que es de las mejores en la ciudad y no mintió. En verdad el capuchino que sirven aquí vale la pena. —Entonces ¿Quién es él?—señala al hombre que se encuentra a mi lado derecho. —El hermano de mi novio; Kaan Aksoy—ahoga un grito y se abanica el rostro con las manos, noto como como sus mejillas se encienden al observar la imagen de mi cuñado. —¿Es soltero?—inquiere con sumo interés—¡Dime que si por favor!—sonrío y tomo un sorbo de mi bebida para aclarar mi garganta. —En realidad nadie lo sabe, él es muy reservado con su vida personal—me encojo de hombros y dejo la taza sobre la mesa.—En todos los años que tengo de conocerlo, nunca lo he visto con una chica, es muy misterioso. —Tienes que invitarme a tu país cuando estés de regreso y quién sabe... tal vez yo sea la primera—me guiña un ojo y las dos soltamos una carcajada. Esta chica es muy ocurrente. Las risas y confesiones no pararon, Gianna me contaba cosas de su vida y yo de la mía, poco a poco nos íbamos conociendo más. —¿Qué hay de tus padres?—inquiero curiosa, yo le he hablado lo suficiente de mi familia ahora es mi turno preguntar sobre la suya. —No hay mucho que contar, mi padre es el rector de la universidad—abro la boca ahogando un grito— y mi madre murió cuando yo tenía poco más de cuatro años—dice hundiéndose de hombros, su tono melancólico me llega al corazón. —Ahora entiendo cuando dijiste que conocías el lugar como la palma de tu mano—me acerco a ella y cubro su mano con la mía—,y siento mucho lo de tu madre. Internamente me maldigo por hacerle esa pregunta, debe ser muy difícil crecer sin el cariño de una madre. —Fue hace mucho tiempo—palmea mi mano y suspira. Después de terminar nuestro café, pedimos la cuenta para retirarnos del lugar. Estamos por levantarnos de nuestros lugares cuando la voz de Enzo llega a nuestros oídos. —¿Ya se van señoritas?—inquiere y termina de acercarse a nuestra mesa. Me mira desde su altura repasando a detalle mi cuerpo, haciéndome sentir asqueada ante su mirada lasciva. —¿Acaso no lo ves Enzo? —responde Gianna en tono mordaz y levantándose por completo.—Ahora muévete para que Melek pueda hacer lo mismo—trata de acercarse a mí, pero antes de lograrlo es detenida por Enzo. —No te metas Gi—le dice tocando su hombro y puedo notar la incomodidad de Gianna ante su tacto, por lo que decido levantarme para ayudarla. —¿Qué quieres Enzo? Creí que había sido clara contigo, no me interesa ni siquiera un saludo de tu parte—le digo en un tono de voz demasiado bajo puesto que no quiero hacer un escándalo aquí. —Seré directo cara, contigo quiero todo—responde girándose hacia mí—.Empezamos mal, pero puedo remediarlo, dame la oportunidad de acercarme a ti—toma mis manos entre las suyas, su cercanía me provoca escalofríos y trato de apartarlas pero él refuerza su agarre. —Ella ya está ocupada—Gianna se acerca a nosotros y toma mi mano, deshaciendo el agarre de Enzo para caminar a la salida, dejando al hombre sumamente furioso. —¡Dios!—me suelta varias calles después, se lleva las manos al pecho y la veo hiperventilar lo que me hace tener las sospechas de que entre ellos dos pasó algo. Acercándome sigilosamente le pregunto si se encuentra bien, aunque tengo la certeza de que no. —S-sí, no pasa nada—su respuesta nerviosa no me convence, pero tampoco quiero presionarla—¿Te parece si nos vemos mañana? —¿En serio te sientes bien? ¿No prefieres que te acompañe a tu casa?—trato de convencerla pero ella se niega. —Tomaré un taxi, no te preocupes Melek—no me queda más que asentir y despedirme de ella. Mi casa no queda lejos de aquí por lo que decido caminar, sintiéndome muy desconcertada por lo que acaba de ocurrir. ... Gianna Sentada sobre la acera, trato de controlar mi agitada respiración al mismo tiempo que tallo con fuerza mi hombro, necesito borrar su huellas de mi piel, sin embargo, en mi interior revivo un doloroso y oscuro recuerdo que me persigue desde hace varios años. Cierro los ojos con fuerza y sin proponérmelo dejo que mi mente regrese al pasado a aquél momento en el que mi vida entera se rompió en mil pedazos. Creí que era diferente y me equivoqué... La angustia se mezcla con la tristeza apoderándose de mi ser, cuando los detalles de esa noche se desplegan ante mis ojos como una película desgarradora. —¡Ah! ¡Ah!—dejo salir un gritos cargados de dolor, son tan fuertes que lastiman mi garganta, me levanto decidida a volver a casa, al único lugar donde me siento cien por ciento segura. Muevo la cabeza en todas las direcciones asegurándome de que nadie me sigue, veo un taxi aproximarse a mí y levanto mi mano para pararlo. No termina de hacer alto cuando ya estoy dentro, alterada y a punto de entrar en crisis le ordeno al conductor que me lleve a mi destino. —Tranquila Gi, él ya no tiene poder sobre ti—murmuro para mí y me hundo en el asiento dejando salir un suspiro. ... Melek Los días después a lo ocurrido en la cafetería, no fueron diferentes, en cada lugar al que íbamos Gianna y yo, misteriosamente aparecía Enzo. En clases todos los días se presentaba con una rosa roja y la dejaba sobre mi mesa, yo solo la tomaba y al llegar a casa la desechaba. Incluso lo vi merodear por mi departamento en repetidas ocasiones. Me llevo una mano al pecho al recodar una noche en especial, su oscura mirada aún me provoca escalofríos. *Flashback*¡Dios! Estaba tan cansada que lo único que quería era llegar a casa y dormir. Las clases se estaban volviendo muy pesadas y estresantes, daría todo lo que tengo para que Iskander estuviera conmigo, eso sería de mucha ayuda en estos momentos.Conforme avanzaba, sentía una pesada mirada a mi espalda. Me detuve un momento para girar mi rostro en todas las direcciones pero al no ver a nadie, continúe con mi camino,volviendo mis pasos más rápidos.Tal vez estaba siendo paranoica, dado que era de noche y estaba en un lugar que apenas conocía desconfiaba de todo.Al ir acercándome a mi piso, la sensación se volvía más fuerte y mi corazón por alguna razón comenzó a latir con fuerza dentro de mi pecho. —¡Hola!—la ronca voz de un hombre provocó que diera un salto por lo improvisto que fue, me giré con una mano en el pecho y lo que vi, no me gustó para nada. —¿¡Qué demonios te pasa Enzo!?—exclamé al verlo parado frente a mí con un gran ramo de rosas rojas en sus manos—¿Cómo te supiste dónde vivo? —Veo que aún no sabes con quién estás tratando cara—otra vez estaba usando ese maldito apelativo conmigo—. Me sorprende que siendo tan lista no hayas notado que te seguía—ahogué un grito al escucharlo y sin poder resistirme, me acerqué a él y lo empujé por el pecho. —¡Eras tú infeliz! ¿¡Cómo te atreves!?—mis débiles golpes no lograron hacerlo retroceder ni un poco, entonces él sin esfuerzo me tomó por las muñecas y me pegó a su pecho, el ramo de rosas cayó al suelo ante el primer manotazo—.Estás loco—siseé tratando de zafarme de su agarre que ya estaba haciéndome daño. —¡Sí, estoy loco!—inclinó ligeramente el rostro quedando a escasos centímetros de mis labios—loco por ti, soy capaz de todo tan solo para que tus ojos me vean sin el desprecio brillando en ellos, yo... jodidamente quiero que me mires con amor—¿Se golpeó la cabeza?, eso jamás sucederá. —¿Amor?—reí sin ganas—No tolero tu acoso, rechazo tu presencia ¿Y tú me hablas de amor?—ante mis palabras, una expresión siniestra se dibujó en el rostro de Enzo. —Tu rechazo solo aviva las llamas de mi obsesión, y cada negativa tuya, me impulsa a desearte con más intensidad—la forma en la que aceptó su obsesión hacia mí, me heló la piel. Trató de besarme pero yo fui más rápida y terminé estampando mi rodilla en su entrepierna.Enzo soltó un grito y enseguida se agachó para llevar sus manos a la zona afecta y tratar de aliviar el dolor.Yo no me quedé a observarlo, me di la media vuelta y entré a mi departamento, esa noche no pude dormir por la impotencia que me generó tal encuentro.*Fin de flashback* Me he cansado de decirle que me deje en paz, pero, él sigue insistiendo. Las semanas siguen pasando y al parecer no se dará por vencido tan fácilmente, estoy tentada en contarle todo a Iskander y a mí padre, pero estoy segura que se pondrán como locos y terminarían por llevarme de regreso... —Amiga, esto ya se está saliendo de control—murmura Gianna con la misma cara de fastidio que la mía al mirar lo que está sobre mi mesa; un ramo con más de una docena de rosas rojas y una cajita larga con un collar que desde lejos se nota lo costoso que es. —¡Sorpresa cara mia!—Enzo aparece a nuestra espalda—¿Es de tu agrado el detalle?—inquiere detrás de mí, su aliento en mi nuca, me estremece de una manera para nada agradable. Tomo el ramos entre mis manos y me giro para tenerlo de frente, le sonrío acercándome aún más a él hasta que nuestros cuerpos quedan a escasos centímetros y sin que se lo espere estrello el ramo con fuerza en su pecho haciendo que varios pétalos se desprendan de este. —Número uno, no soy tu cara—levanto un dedo y me mira sorprendido, la sonrisa se le ha borrado.—Número dos, odio las rosas rojas—digo levantando un segundo dedo—,y número tres, aléjate de mi, no me obligues a interponer una demanda en tu contra por acoso—termino empujándolo para salir, pero él alcanza mi antebrazo tomándome con fuerza haciéndome girar, puedo ver la furia en su mirada y algo más que me aterra. —No me detendré hasta tenerte dolce Mel—se acerca a mi rostro y acaricia mi mejilla con el dorso de su mano—, no suelo darme por vencido tan fácilmente—giro mi rostro evitando su contacto.—Fui muy claro contigo la otra noche, solo avivas las llamas...—ruedo los ojos al recordar todas las estupideces que dijo. —Si buscas apagar las llamas de tu obsesión, te recomiendo buscar ayuda profesional, pero ten en claro que yo no seré la responsable de extinguir ese fuego que tú mismo has encendido—retiro mi brazo con fuerza y camino a la salida, pero no conforme con mis palabras anteriores, me giro y mirándolo fijamente a los ojos le digo: —Tendría que perder la memoria para estar con alguien como tú—es extraña la satisfacción que siento al verlo apretar su mandíbula con fuerza, sin más que agregar, me giro nuevamente para salir de una vez por todas con Gianna pisando mis talones. —¡Eso fue genial Melek!—Gianna es la primera en romper el silencio—debes mantenerte lejos de él—murmura en un tono bastante preocupante. —Gi, no quiero parecer entrometida pero, ¿Pasó algo entre ustedes?—veo como su rostro palidece por la pregunta—después de lo que pasó en la café...—no me deja terminar y levanta una mano para que guarde silencio. —No pasó nada, solo no ignores mi advertencia.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD