—Amber—
—Papá por favor explícame—
Después de saber que el nombre del anillo pertenece a tío Joe, todos se enmudecieron, así que recurrí a papá, él solo me mira y suspira
—Pequeña, sabes que somos demonios gobernantes de los círculos del infierno, Zeth es Balberith, George Belcebú, Lucius Mammon, Rodge era Leviatán y Joe era Belfegor, cada uno tiene un anillo de aguamarina que nos distingue como príncipes infernales y en ellos se muestra nuestros verdaderos nombres; cuando me convertí en humano el anillo desapareció pero ahora volvió a mí, el anillo de Rodge sigue en el infierno junto a su esencia demoniaca porque a pesar de haber muerto y ahora ser ángel guardián su alma se dividió en dos, fue así que lo bueno subió al cielo y lo malo quedó encerrada en el infierno y el anillo de Joe desapareció cuando lo asesiné, pero al parecer lo que me temía está pasando, Joe te está reclamando, quiere que ocupes su lugar como gobernante del infierno—
—Pero ¿por qué yo? ¿por qué no Agata? no tengo ni la menor idea de que debo hacer—
—Tranquila Amber—
—¿cómo voy a estar tranquila? ¡ahora soy una princesa demoniaca! —
—Amber, que seas parte de la realeza infernal no implica que te vayas al infierno, nosotros estamos en la tierra—
Interviene tío Zeth, lo miro y luego vuelvo mi atención a papá
—No permitiré que te vayas al infierno, yo voy a ayudarte, no debes de temer—
—¿Y si mato a alguien? —
—Por suerte el circulo de Joe era el de los holgazanes—
Me da un guiño y en estos momentos puedo decir que me siento verdaderamente confundida
—Y ¿Que hacemos aquí? ¿que era la presencia que estaba en la casa? —
—Pensamos que el alma de Joe estaba de vuelta, pero por suerte solo era el anillo, ya volveremos a Nueva Orleans, creo que debemos averiguar las posibilidades de que el alma de Joe no se haya destruido y quiera poseerte o que si se haya extinguido y lo que te reclama sea el circulo de los holgazanes, hay que tomar en cuenta todos los factores, no te arriesgaré—
Se acerca aún más y me estrecha entre sus brazos
—No voy a permitir que me quiten a mi pequeña guerrera—
susurra quedamente.
****** ******
Son las nueve de la mañana y al fin estamos en Nueva Orleans, papá decidió que durmiéramos lo poco que quedaba de la noche en Nebraska y transportarnos para desayunar en casa, me encuentro en el comedor junto a Domi que juega con sus panqueques con forma de Mickey Mouse
—Mamber mira, Mickey —
Sonrío y decido tomar mi tenedor y cortar un trozo de mi desayuno para después jugar al avioncito
—Ahí va el avión comunicándose a la torre de control Domi, Domi permiso para aterrizar—
Domi sonríe y abre su pequeña boca, introduzco el bocado y lo devora, es un niño con gran apetito y eso que solo tiene cinco años, bueno casi seis
—Amber necesitamos hablar—
—¿Si mamá? —
—Tu papá pidió tu documentación del instituto y por estupideces de normatividad de la escuela no puedes reingresar, así que entrarás a la secundaria publica—
—¿Que? ¿Una publica? —
—No tienen nada de malo las públicas, tu madre estudió en una—
escucho a papá detrás de mí, me levanto de mi asiento y lo encaro, como siempre su peculiar peinado y traje a la medida con zapatos Gucci, es el único hombre, además de mis tíos que sabe vestirse bien
—Pero papá—
—Te va a gustar, ya estuviste en una publica en Valentine—
—Aquí es diferente—
—¿Porqué? —
—Sabes cómo son los chicos, son unos idiotas bravucones y me harán la vida a cuadros por ser la niña rica—
—¡Wow! Sonaste como Jade—
Ladeo la cabeza, por alguna muy extraña razón o será por estrés, no recordaba a mi hermana
—¿Dónde está Jade? —
Papá y mamá se miran entre sí y Domi solo juega con sus panqueques, papá traga en seco y me toma por el brazo apareciéndonos en el estudio, pasa ambas manos por su cabello
—Amber, viví ciego mucho tiempo, pero cuando descubrí lo que pasaba con tu hermana sentí que todo se desmoronó—
—Por favor al grano—
—Amber tu hermana está en Londres en un internado para chicas con problemas de adicciones—
—¡¿Que?!—
—Encontré cocaína en su mochila, pedí a tu tío Lucius hacerle un examen toxicológico, no solo había cocaína, también metanfetaminas, no sé quién se la dio, no quiso delatar a nadie, pero fue en el instituto, seguro uno de sus amigos—
—¡¿Que?! pero Jade, no, no puede ser, es una pesadita de lo peor, pero ¿adicta? —
camino de un punto a otro, jamás pensé que mi hermana gemela fuera capaz de algo así, estoy consciente de que es un perra o por lo menos en el instituto se encargaba de robar novios, pero ¿adicta?; papá se acerca deteniéndome
—Amber tranquila—
—¿Por qué lo permitiste? mi hermana jamás hubiera sido adicta si le hubieras puesto atención—
—Le puse atención—
—¡No lo hiciste! ¿cuántas veces te dije que se comportaba como una zorra? jamás me creíste, siempre dijiste que era producto de mi imaginación o que la envidia nunca es buena, con todo respeto que te mereces y te debo, pero cuando te volviste humano cambiaste y pasaste de ser estricto con todos a ser incompetente como padre—
Sus profundos ojos negros se agrandan, pero es la verdad, desde su redención todo se fue a pique, ser humano no es lo suyo; escucho como suelta una pesada respiración y presiona el puente de su nariz
—Amber no me juzgues así—
—¡Si te juzgo! con Agata te esmeraste y aun así le fallaste, conmigo fuiste cruel y en vez de preguntar cómo me sentía solo echabas más sal a la herida, con Jade todo fue color de rosa, el único que no está afectado es Domi ¡Y por qué es pequeño! —
—¡Basta Amber! —
Grita, pero no me aminoro ya es hora de esto
—¡No! basta tú, esto está mal, no es color de rosa papá, el mundo no gira a tu alrededor, esto es una mierda—
—Cállate Amber—
—Ya no más, ya me cansé de vivir con el pensamiento mágico pendejo—
Sus ojos me miran con ira y cuando está por acercarse cierro los ojos y un calor me envuelve, al sentir aquello mis ojos se abren y noto que no estoy en casa
—¿Papá? —
Miro a mi alrededor, estoy a las orillas del pantano, suspiro, la cagué de nuevo, no sé cómo volver o quizás no quiero hacerlo, no lo sé, pero en lo que tomo una decisión lo mejor será caminar un poco para despejarme; miro de un lado a otro, la ventaja es que aún es de día, la orilla del Mississippi no está nada mal, el agua es clara en la orilla, aunque turbia en el centro, quizás por la profundidad, no sé no estudio la composición de los ríos.
Veo una pequeña roca y me agacho para tomarla, la miro, es de color blanco, es bonita, pero ese instinto salvaje que tienen los niños pequeños de arrojar cosas al río despierta y con una sonrisa me pongo en posición de lanzamiento, estiro mi brazo hacia atrás y la arrojo con fuerza, la roca chapotea hasta hundirse, sonrío de satisfacción pero mi travesura se ve opacada cuando escucho un gruñido a mis espaldas, trato de guardar la calma, respiro un par de veces, ¡por dios!, soy una gobernante del infierno y no sé cómo defenderme, me giro lentamente y a escasos dos metros de distancia aguarda un enorme cocodrilo
—¡Santa mierda! —
Susurro temerosa, la bestia abre su hocico mostrando sus grandes dientes, mi corazón martillea tan fuerte que lo escucho en mis oídos, el monstruo gruñe nuevamente retrocedo un paso, pero él se acerca a la par, vuelvo a retroceder y tropiezo cayendo sentada
—¡Mierda! —
El cocodrilo se acerca aún más, no sé cómo desaparecer, saco el anillo del bolsillo de mis shorts y lo pongo en mi dedo
—Vamos poderes sáquenme de aquí—
pero no funciona, ahora la bestia está a menos de un metro, me va a comer, cierro los ojos fuertemente como si así fuera a desaparecer y un ruido atronador me sobresalta haciendo que mis ojos se abran de golpe, frente a mí la bestia en el suelo inmóvil, su frente sangra, escucho como si descargaran un rifle y giro mi cabeza a la derecha, ahí un chico, ¡santa madre! es sexy y lo que le sigue; Vaqueros deslavados algo ajustados, zapatos deportivos y camisa a cuadros al parecer de franela, alto y de piel blanca bueno no tan blanca como la de papá, quizás moreno claro, no sé mucho de pieles, su cabello de color castaño, nariz recta, barba de candado pero sin bigote ¡es ardiente! pero lo que me asombra más es el peculiar color de ojos ambarinos, no son como los míos, los de él se ven más amarillos
—¿Estás bien? —
Pregunta sacándome de mi ensoñación, me doy cuenta que lo grabé en mi cabeza y me estuve mordiendo el labio todo este tiempo, pero la profundidad de su voz me hace sentir un tanto nerviosa
—Eeem yo, pues...—
—No deberías estar aquí, es peligroso el pantano en estas fechas y no tanto por los cocodrilos, es zona de caza, la temporada está abierta—
explica mientras se acerca al cocodrilo dejando el rifle a un costado del animal, de su bolsillo trasero saca una especie de brida para cables, pero más ancha y color amarillo y también una navaja, se agacha y toma la cola del monstruo y la perfora de una orilla pasando la brida
—Etiquetado este vale unos cuatrocientos dólares, si mi vista no falla mide unos cuatro metros, me la pusiste fácil niña—
—No soy niña, me llamo Amber y gracias por salvarme—
Arquea una ceja, se acerca a mí y me extiende su mano para ayudar a levantarme, dudando un poco la tomo y me hala fuertemente, aun así, logro mantener el equilibrio
—De nada, aunque—
Da una sonrisa un poco torcida y se muerde el labio me sonrojo y se acerca más a mi susurrando en mi oído
—la verdad solo vine por el cocodrilo no por ti—
su tono burlón me saca de mis casillas, lo empujo alejándolo
—Idiota—
Se ríe y se acerca al cocodrilo de nuevo, toma su rifle y dispara hacia arriba, me sobresalto
—Miedosa, solo es para que vengan por mí, ahora creo que debes volver por donde viniste, no eres para esto y quizás una bala perdida te encuentre—
—Imbécil—
—¡oye! eres la primera mujercita que me ofende tanto, lávate la boca con jabón—
Doy un pisotón mientras tengo una rabieta, él se ríe con diversión, le doy la espalda y camino siguiendo río arriba
—Te vas a perder primor—
Grita y mi única reacción es no voltear, levantar mi brazo en alto y así mismo hacerle esa seña con el dedo medio mientras sigo mi camino
—Se te caerá la mano—
—¡Muérete! —
le respondo el grito sin dejar de caminar, la verdad, aunque estoy molesta con el tipo, es divertido
—Solo si tú vas y me lloras primor—
¿Que nunca se calla? decido no responder más, camino hacia no sé dónde con el deseo de solo llegar a casa o que alguien me encuentre.
llevo diez minutos, ya no camino, ahora estoy trotando, si algo agradezco es mi buena condición física, aunque esto es agotador y tengo algo de sed, es una suerte que me haya podido alejar del chico sexy como se llame; me detengo a descansar bajo la sombra de un árbol, me siento cansada y algo perdida, de pronto siento una brisa en mi rostro y se me viene un perfume algo familiar, miro hacia un lado y parado ahí está Carter
—Hola—
Saluda quedamente, siento un hueco en el estómago, aún estoy dolida por todo lo que ha pasado entre nosotros
—Hola—
—¿Necesitas de ayuda? —
—Si, pero no de ti—
—Amber yo...—
Suelta una pesada respiración, me mira acercándose más
—Siento todo lo que te he hecho, eres muy hermosa Amber, no solo por fuera, sino por dentro y yo soy una basura que no te merece—
—No quiero hablar de eso Carter—
—Amber solo escúchame—
—¡Basta! no quiero hablar, me duele, yo quería algo serio, pensé que sería algo así como lo de Agata con Ian, pero no puedes dármelo—
Suelto con desesperación mientras las malditas lágrimas inundan mis ojos
—Amber escucha, debes entender que yo soy...—
—¡Me importa una mierda lo que seas! tú sabes bien que eso es lo que menos importa, jugaste con algo que para mí era serio, dame la oportunidad de llorarte y enterrarte como no lo hice aquella vez, tenía fe que siendo amigos te dieras cuenta y pensaras solo en mí, pero eres un ¡Idiota! —
Escucho un disparo y me pongo de pie de un salto, los ojos de Carter miran retadoramente hacia más allá de donde me encuentro, arqueo una ceja mientras trato de limpiar las lágrimas con mis manos
—Creo que la señorita no quiere hablar contigo—
la voz se me hace familiar, me giro y ahí está él, me da un guiño y la verdad me siento aliviada
—Eso a ti no te importa, tengo cosas que arreglar con ella—
interviene Carter
—Amber ¿Te está molestando? —
Pregunta el chico y me sorprendo de escuchar esa voz profunda diciendo mi nombre; creo que es hora de poner las cartas sobre la mesa y pintarle una raya a Carter
—Si, y mucho—
—¡Amber! —
llama mi atención Carter, pero me acerco a mi bravucón salvador
—Debes irte niño bonito, ya te dijo la señorita Amber que no te quiere cerca—
—No pongas palabras en su boca, no me voy sin ella—
Responde furioso, el chico toma mi mano y me pone hacia atrás me da un leve apretón y cuando lo miro me da un guiño, solo atino a sonreír
—Estás en mi territorio, invades propiedad ajena chico así que vete antes de que te dé un tiro—
Carga el arma y veo una sonrisa en la cara de Carter, algo trama, sé que las balas no lo dañan, es un caído, pero no puedo permitir que le haga daño al chico, es mortal, no sería justo
—Inténtalo—
Dice con una sonrisa retadora, el chico sin pensarlo dos veces suelta un disparo justo en el muslo de Carter, este pega un alarido y yo me impresiono
—Eso solo fue una advertencia, sal ahora de aquí, no te morirás con ese tiro, pero no te quiero ver cerca ni de mi propiedad ni molestando a Amber—
—Imbécil—
El chico vuelve a apuntar su arma yo lo miro cubriendo mi boca con mis manos, sus ojos se desvían mirándome y vuelve a guiñar, suena extraño pero esa expresión me tranquiliza
—La única persona que me puede ofender es esta señorita así que largo tienes hasta cinco—
Carter lo mira con furia y luego a mí, le devuelvo la misma expresión, se gira haciendo presión en su muslo con su mano y comienza a alejarse
—Gracias—
Le susurro al chico, él baja su arma y me mira, ladea su cabeza y percibo un poco de ternura en sus ojos
—De haber sabido que huías de esa clase de problemas yo mismo te hubiera sacado de aquí—
—¿Lo conoces? —
—Poco, va en el instituto Newman, yo en la pública, ya sabes el equipo de soccer, las rivalidades y los niños bonitos suelen fastidiarme—
—¡Wow! —
—¿Novio? —
—Ex, es un imbécil, lo conozco hace tiempo, por cierto ¿cómo te llamas? —
—Dave—
—¿Dave? no tienes cara de Dave—
—Es una broma, ya hablando en serio mi nombre es Dan, Dan Thompson—
—Amber, Amber Stargees—
Estrecho su mano, pero noto su ceño fruncido
—Es una broma ¿cierto? —
—¿Que? —
—¿Stargees? ¿hija de Dominick Stargees? —
—Si, ¿qué hay con eso? —
Frunce el ceño un momento, me divierto viendo sus gestos, luego arquea una de sus cejas, sacude su cabeza y me mira, alza su mano libre y revuelve mi cabello
—Vamos te llevaré a casa, ya se dónde vives—
Algo oculta, pero no creo que sea conveniente presionarlo para que me diga, me encojo de hombros
—Tenía otra idea de las hijas de Dominick—
Dice mientras toma mi mano conduciéndome por un sendero un tanto resbaladizo, pongo atención a lo que dice y trato de seguir con la plática mientras se ayuda del rifle para quitar ramas del camino
—¿Como se supone que debería ser? —
—No eres única ¿cierto? tienes dos hermanas más, una es esta niña, ¿cómo se llamaba? mm Jade—
—Es mi gemela—
—No te pareces en nada a ella, es más delicada—
—Te gusta mi hermana—
—No es mi tipo, a mí me gustan más las chicas rudas e independientes, no me mal entiendas, no me gustan las chicas malas—
—Creo que te entiendo—
el lodoso camino es algo complicado, de pronto resbalo, pero Dan tira de mi sosteniéndome, mi rostro pega contra su firme pecho y su aroma me hace suspirar, huele no solo a ropa limpia, es fresco, algo como menta y naranja, tampoco soy perfumista; me toma por uno de mis hombros sin dejar de sostener el rifle separándome un poco y al alzar mi mirada me sonrojo
—¿Estás bien? eres propensa a accidentes—
—Si, si estoy bien, creo, tengo tarjeta de cliente frecuente para los accidentes—
—Eres graciosa, me agradas, es bueno que hayas dejado al niño bonito, no es tu tipo—
Doy una sonrisa maliciosa, ¿fue mi imaginación o hay una insinuación?
—¿Ah sí? y ¿Cual se supone que sea mi tipo? —
—Sencillo, alguien como yo—
No me esperaba que fuera tan directo, acerca su mano y acomoda un mechón de cabello detrás de mi oreja, me sonríe y acerca su rostro al mío y susurra
—Te sonrojas mucho, eres muy tierna primor—
Suelto una profunda respiración, se está pasando un poquito de la raya invadiendo mi espacio personal
—Dan—
—Si—
—Si me besas te juro que te daré una patada en las bolas—
Suelta una sonora carcajada y me toma de la mano
—Eres una bomba, vamos, mi camioneta no está muy lejos—
Pongo los ojos en blanco y seguimos por el camino, ¿Como es que alguien tan fastidioso puede ser tan divertido?
El camino se vuelve más transitable hasta que llegamos a la orilla de la carretera, una camioneta negra aguarda, una Ford f150, ¡wow! tiene carácter, suelta mi mano y se adelanta dejando el rifle en la caja de la camioneta mientras saca sus llaves del bolsillo trasero; me muerdo el labio, tiene un lindo trasero, ¡Dios! ¿Desde cuándo me volví pervertida? bueno, soy hija del príncipe de la lujuria, pero ahora que lo recuerdo, siendo princesa infernal, ¿seré su igual?
—Amber, ¿todo bien? —
pregunta pasando una mano por enfrente de mi rostro sacándome de mi ensoñación, parpadeo un par de veces, noto que abrió la puerta del copiloto
—Si, solo estaba pensando tonterías, Carter no es mi único problema—
Toma mi mano, me hala hacia él bruscamente, me sorprendo de tal modo que me hace sonrojar por la cercanía y por el hecho de tener sus manos en mi cintura
—Hoy no me ganaré la patada en las bolas, aunque te diré que quisiera, pero debo portarme bien o eso dice mi madre—
Me besa la frente y me levanta por la cintura para subirme a mi asiento
—No soy bebé, podía subir sola—
protesto acomodándome en el asiento, Dan ríe y cierra la puerta, rápidamente da la vuelta y abre la puerta del piloto abordando
—¿ah no? —
—Estoy en el equipo de beis bol de la escuela—
Pero de pronto me enmudezco, ya no estoy en ese equipo, en si ya no estoy en el instituto, no sé en donde diablos estudiaré ahora y...
—Amber, Amber te estoy hablando, pareces distraída—
suspiro y escucho el rugir del motor, arranca suavemente por el asfalto
—Lo que pasa es que tuve un problema familiar y ya no estoy en el instituto, mis padres me enviaran a una publica—
—Y ¿qué tiene de malo? —
—Tú sabes que a las personas de solvencia económica como yo al cambiar a una escuela pública se convierten en el juguete nuevo para los abusivos—
—Dudo que seas dejada—
responde sin quitar la vista del camino, me sorprende que sepa mi dirección, aunque eso no es raro considerando que papá es más conocido que las galletas de animalitos
—No lo soy, pero son muchos para mí—
—Entra a Abramson, yo estoy ahí, puedo ayudar a adaptarte—
—Lo pensaré—
—Piénsalo, no te arrepentirás, además no todo es como crees, en todas las escuelas hay de todo, no hay que satanizarlas—
una risita se me escapa con su última palabra, el frena en uno de los semáforos y me mira
—¿De qué te ríes? —
—Una broma personal—
—Primor, eres todo un caso—
Pisa nuevamente el acelerador y miro al frente, me preocupo al sentir ese escalofrío familiar erizando la piel de mi nuca, por el rabillo del ojo noto como Dan frunce el ceño
—Parece que lloverá, quizás tenga que ayudar a papá con el bote—
—¿Bote? —
—Es temporada de caza de cocodrilos, ya te lo había mencionado, además de trabajar conduciendo un camión de carga, papá se toma un respiro con el trabajo típico de la zona—
—¿has tenido miedo de ellos? —
—¿De quiénes? —
—De los cocodrilos, tonto—
Dan rueda los ojos, ya estamos solo a una calle de casa
—Aunque no lo creas, el secreto es siempre tener miedo, no puedes estar por ahí con un arma enfrentando a esos monstruos, más sabiendo que solo tienen un punto débil—
La camioneta se detiene y al mirar por la ventanilla noto que llegamos a casa
—Gracias por tráeme—
—¿Te volveré a ver? —
—Se que en el fondo sabes que sí, te gusto—
una sonrisa de medio lado aparece en su rostro, se acerca y abre la guantera, saca un block de notas y un bolígrafo, escribe y arranca la hoja entregándomela
—Llámame, así estaremos en contacto—
—No llamo a desconocidos—
—Después de lo de hoy dudo ser uno, es más, soy inolvidable, me adoras primor—
suelta burlón, pongo los ojos en blanco y antes de abrir la puerta me acerco y le doy un rápido beso en la mejilla
—En verdad eres un grano en el culo, pero gracias por todo Dan—
salgo del vehículo y cierro la puerta arranca y toca el claxon mientras hago una seña con mi mano despidiéndolo, en verdad pasé un buen rato, pero es hora de enfrentarse de nuevo a mi complicada realidad; suelto una pesada respiración y toco el botón del interfono
—Buenas tardes, ¿que se le ofrece? —
La voz del viejo tío Matt como siempre al tanto del timbre
—Tío soy Amber, puedes abrirme—
No responde más, la reja se abre y entro, el corto sendero de la reja a la entrada de la mansión me parece más largo de lo normal, guardo la pequeña nota en el bolsillo de mi short y al llegar a la puerta principal esta se abre recibiéndome papá
—No pude sentir tu aura, ¿estás bien? ¿dónde te habías metido? casi me matas del susto—
—Tranquilo papá, estoy bien, solo me transporté al pantano y no sé cómo lo hice—
—Pero ¿estás bien? —
pregunta mientras me toma por los hombros, ahora está en papel de padre paranoico, justo como era antes, creo que prefiero al padre demonio que al humano
—Si y tengo mucha hambre—
Papá sonríe negando con su cabeza entramos a casa y me conduce por el salón hasta llegar al comedor, escucho la voz de Domi y a mamá tarareando, huele muy bien
—Amber y ¿cómo regresaste? —
—¿Ya llegó Amber? —
Interviene mamá hablando desde la cocina, papá suspira como todo hombre enamorado
—Si amor, ya tenemos a nuestra niña en casa—
responde a su pregunta y veo como Domi sale de abajo de la mesa
—Mamber, estoy jugando con mis dinosaurios—
—¿Abajo de la mesa? —
—Si, juega conmigo—
papá se agacha a su altura y lo toma de la mano
—Dominick, tu hermanita jugará contigo después de comer, tiene mucha hambre, anda, ve a lavar tus manos—
—Es muy tragona, ¿verdad, papá? —
—Mucho—
responde divertido mientras besa su frente, mi pequeño hermano corre a la cocina y papá se incorpora
—No has respondido cariño—
—Un chico me trajo, me salvó de un cocodrilo—
papá abre los ojos cual platos me imagino que por el hecho de que casi me traga un cocodrilo
—Un chico ¿eh? y ¿cómo era? —
Me doy un leve golpe en la frente, definitivo, esto me recuerda cuando Agata comenzó a salir con Ian, mi papá no le temía a sus poderes de incubo, temía que era un chico que se llevaría a su hija
—No es lo que crees, que me salvara del cocodrilo fue circunstancial, en realidad lo estaba cazando, su nombre es Dan—
—Con que Dan, ¿es de tu edad? —
—¡Papá! no lo conozco—
—Me preocuparía más que te fijaras en una mujer, lo aceptaría, pero me sería difícil—
—Dan solo me trajo, pensó que huía de Carter cuando se topó conmigo en el pantano—
—¿por qué no dejaste que Carter te trajera? —
Cuando estoy por responder, la intervención de mamá me cae del cielo
—Dominick, deja de cuestionar a Amber, tú y yo debemos hablar de nuevo sobre cómo tratar a una adolescente—
—Annie, es que...—
—Nada Dom, recuerda que a las veinticuatro horas de conocernos nos volvimos novios y en menos de una semana ya estábamos viviendo juntos—
dice mientras acomoda una cacerola sobre la mesa, Domi se acomoda en su asiento jugando con dos pequeños dinosaurios de goma sobre la mesa
—Annie... está bien hablaremos de ello—
mamá se quita el delantal y se acerca a papá para besarlo y decir
—Así me gusta tigre, ahora vamos a comer—
Papá suelta un suspiro audible y al parecer me dejará de molestar por unas cuantas horas.