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Destinada al Oeste - Destino de reyes Libro 2

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Blurb

Hay amores que se cruzan en el camino de tu vida y no los puedes olvidar por más que la sabiduría diga que el tiempo lo cura todo. En mi caso, esa regla no se cumplió, al contrario, el sentimiento se enraizó en el alma. Sin embargo, por más amor que se le tiene a una persona, hay actitudes que no se pueden pasar por alto. Y debo aceptar que soy una reina y él un humano.

En un mundo llamado Alma me llaman majestad. Se cumplió la promesa hecha hace milenio, pero no como se esperaba. Por un error del destino nací en la Tierra y ahora era mi deber dirigir un planeta que arrastra un malestar de inconformidad en la sociedad. Un derecho de justicia que se debe restaurar. Porque no se trata de poder, se trata de igualdad.

Era mi deber pelear para mantener a mi pueblo a salvo. Pero ¿Quién me salvará a mí?, si estaba destinada al rey del Oeste, cuando aún amo a mi esposo.

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Capítulo 1 - Nuestra nueva vida
Mi nuevo transporte alado aterrizó frente a una gigante casa incrustada o saliente de una montaña. Me bajé. La edificación había sido construida con… ¿Corteza de árbol? Eso era madera no tratada. Sonreí, ¡la casa se veía fabulosa! Los ventanales no parecían hechos del tradicional vidrio conocido, se veían como cristales. Milnay se sorprendió al verme descender de un caballo. Mientras me dirigía a ella, toqué las paredes. Sharon no se había dado cuenta de mi llegada; giró su rostro al ver la expresión de la comandante. Esperaban en la azotea. Los ojos se le salieron de sus órbitas al ver el medio de transporte. La imaginé tratando de comprender las diferentes situaciones, ver un caballo con alas no era de todos los días. Desde que subí a Asallam el dolor minimizó, me transmitió la energía del rey del Oeste y fue reconfortante. A ese salvavidas decidí aferrarme para soportar el dolor del pecho. Había decidido dejar atrás el pasado. Miré el rostro de Sharon, ella no lo asimilaba. De donde provenimos los caballos son caballos, carentes de alas. Esa parte se lee en los cuentos de hadas, los libros de fantasía o la mitología. Era impactante por la belleza que desbordaba, asimilaba el que dejó los libros para convertirse en realidad. Por mi parte, seguía sorprendida por la belleza del planeta, parece el mundo de esas pequeñas criaturas aladas de la fauna y la flora. Sonreí. No podría negar la magia del lugar, de hecho, ¡me encanta!, desconozco si era la energía a nuestro alrededor o tal vez era el caballo quien minimizaba el hueco del pecho causado por la traición de él. Y no podía ser egoísta, mi hermana tenía una tristeza similar, dejó plantado a su novio en el altar, por seguirme. De no ser así, no lo resistiría, Sharon se había convertido en mi otro salvavidas, en lo único real. Caminé hacia las dos. Me puse al borde de la azotea, frente a mí se desplegaba la magnificencia de la belleza, traté de escanear el mágico planeta Alma. Sentía cómo se conectaba la naturaleza entre sí y nosotros con ella. Se percibía la magia, como si la vida principal fuera la tierra. Asallam llegó a mi lado y quedó frente a frente con mis compañeras. Las vi acariciarlo. Los minutos pasaron, el sol se ocultó; el atardecer no era tan diferente al conocido en la Tierra. Recuerdos se colaron y los deseché, aún no, tal vez más tarde. —¿De dónde sacaste el caballo? En nuestro lado no existen… bueno, desde hace tres mil años no se ven. Sonreí, me encogí de hombros, Sharon en silencio acarició las alas, Asallam inclinó su cabeza, le dio un leve golpe en el pecho, vi con claridad cómo una membrana la envolvió. —El dolor disminuyó. —dijo. Entonces no eran ideas mías, el caballo tenía un don especial. —Del Oeste. Fue un detalle enviado por el líder de Alma. —Es el monarca, majestad. Siempre debe referirse a él de ese modo, de lo contrario será tomado como irrespeto. En unos años será su esposo y eso tiene una connotación superior. —arrugué la frente—. Pronto sabrá la historia. Siento una sumisión en el tema relacionado con quién será mi esposo. Por ahora analiza, pon en práctica lo enseñado por tu abuela. —Me lo entregó Jupnuo… —Fui interrumpida otra vez por Milnay, Sharon arrugó la frente. Pensó lo mismo, los nombres de este lugar eran rarísimos. —¿Viste al guardián del Oeste? —¿Por qué se asombró?— Es el guardián del Rey encarnado. Los ancianos son sus abuelos, él pertenece a la dinastía sagrada. La luz se iluminó en el nacimiento del nuevo m*****o de la monarquía. —No comprendí nada, juro que me hablaron de complicadas recetas para preparar platos gourmet—. ¿Has leído el libro entregado por Laxylya? —negué antes de mirar a Sharon, quien seguía al lado del caballo, debí preguntarle más a la abuela—. Ese libro fue una especie de biografía, narración de los últimos meses de tu vida, del tormento vivido luego de regresar del primer planeta. —Si querías darme un incentivo para leerlo, lo conseguiste. —No respondió. —¡Debiste leerlo antes! —Fue recriminatorio su comentario. —¿Cómo se llama? —intervino Sharon. —Asallam. Lindo ¿cierto? —afirmó—. Contestaré a la pregunta que realizaste inicialmente. Él dijo que era amigo de la abuela. —debía ser honesta, como solía decir ella. Con la verdad nadie discutía—. Siempre se interpuso una eventualidad cuando me disponía a leer el libro. El animal volvió a mi lado, abracé su cuello y él descargó su gran cabeza en mi hombro, comencé a acariciarlo con la mejilla. Por muy extraño que pareciera, teníamos una conexión muy fuerte, como si fuera de años más, no de minutos. —Sí, eran muy unidos. —Su expresión cambió—. Sin duda eres la verdadera Reina, en otro cuerpo, pero la misma. —No sé de qué hablan. —Sharon, suspiró. —Milnay. Tal vez lo tengan escrito, no obstante, quiero aclarar algo, en este momento de mi vida no tengo corazón para otra persona. No quiero comentarios incómodos. —Yelena, sabías que estamos en un tejado… —Sharon intentó decir algo, pero se detuvo al ver cómo nos mirábamos. —No sé qué te habrá dicho Laxylya, pero ahora no puedes evadir tu responsabilidad como reina. Aquí hay normas, reglas y obligaciones. Tu destino se enlaza con el Oeste. —Fue severa con su aclaración. —No acepto las imposiciones de reglas de esa manera. Yo me sigo por el respeto, por la igualdad, no por la obligación. —hablaba la Yelena contestona, se estaba demorando en salir—. Soy creyente de que labramos nuestro propio destino, nada fue escrito. —Todo está escrito. —Conoceré tus argumentos, luego yo decidiré si continúo con lo estipulado o lo cambio. No iniciaré una discusión bizantina. —Sharon intentó hablar de nuevo, pero volvimos a ignorarla—. La abuela sabía mis sentimientos y aunque algunas veces no los aprobó, siempre las respetó, con el tiempo me apoyó. Comprendió que si el alma de Mycalyna regresó en un cuerpo terrícola fue por una razón autorizada por la Energía. La mirada de Milnay no era como la de la abuela, ella era más fría o inescrutable. —Puedes expresarte. Es bueno aclarar la circunstancia antes del ingreso al internado, cuando te cases te acoplarás a la doctrina de tu esposo. —arrugué la frente. ¿Eso qué significa? —¡Ya estudiamos! —habló Sharon, por más que traté de mostrar enojo, su comentario minimizó un poco mi actitud inconforme—. Estudié en la Tierra, no pienso seguir haciéndolo. Odio las matemáticas. Realizó un mohín, ahora era muy capaz de hacerse pasar por una graduada. Mordí el labio para no reírme, parecía estar muy enojada con su frente en alto y cruzada de brazos. —Siempre has tenido ese problema. —respondió la comandante mirándola, quien continuó con su rostro sonrosado, luego se dirigió a mí—. Si te encuentras tan enamorada, ¿por qué no devolviste el regalo? —Porque… Miré a Asallam, ese animal se conectó a mí de una forma inimaginable, no apartó sus ojos negros, eran como la noche sin estrellas y al mismo tiempo tan transparentes, supe desde el instante en que nos conocimos, que me amaba. » No lo sé. Sharon sí comprendió. Milnay tenía razón, no debí aceptar un regalo de otro hombre, sin embargo… No volveré con Jerónimo. ¿Qué debo responder? Yajaht salió de una puerta al tejado. —Majestad. —Se inclinó al verme. Al ver a mi hermana volví a notar ese leve brillo en sus ojos—. Mi Princesa. Comandante, la élite quiere reunirse con ellas antes de ingresar al internado. —¿Continúan con el cuento de estudiar? —Yajaht no pudo evitar reírse, realizó una mueca al notar nuestra atención—. No he contado ningún chiste. El joven se sorprendió como si ella hubiera dicho algo común en el pasado, en su mirada vi cómo la idolatraba. —Hay muchos temas, al parecer por aclarar. —comenté mirando a Milnay. —Concuerdo con usted. —Milnay recriminó a Yajaht con la mirada, lo compadecí, Sharon volvió a incomodarse—. Por ahora quiero dejar claro algo, majestad. ¿Fue pasajero lo de tu entrometido enamorado del planeta Tierra? —No me gustó la forma en cómo lo llamó, pero había decidido olvidarlo. No obstante, tampoco tenía por qué amar a quien ellos quisieran—. El Rey y usted son el uno para el otro, serás su complemento. Eres muy joven Yelena, sus destinos se cruzarán en unos cinco años. ----------------------------------------------------***------------------------------------------------- Nota: Hola a todas mis lectoras de esta fantasía. Aquí inicial la segunda entrega de la trilogía (Destino de reyes). La novela se llama Destinada al Oeste. Espero la disfruten. Mil gracias por sus lecturas. Por sus regalos y por leerme.

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