Capítulo 1

1203 Words
Llevo unos días sintiéndome vigilada, no sé si es mi mente que me está jugando una mala pasada o realmente es cierto que alguien me está siguiendo. Me disponía a ir a mi casa después de un día de trabajo intenso, pero observé como un gran hombre de grandes dimensiones clavaba su mirada en mí. Caminé a pasos ligeros mientras mi corazón se aceleraba a mil, mi respiración salía con dificultad y el miedo me acompañaba, hasta que siento como una mano me toca el hombro lo cual hace que me sobresalte. — ¿Te ocurre algo Danna? — la voz de mi jefa suena en mis oídos. Giré sobre mis talones y la miré dedicándole una sonrisa forzada mientras mi cuerpo se relajaba al verla. — Estoy bien — conteste. Andrea es mi jefa, bueno la madre de los niños que cuido, soy niñera en estos momentos. — Mañana María empieza con las clases de piano— me informa Andrea. — Si, Mario me lo comentó — añadí. Mario es el esposo de ella. — Genial entonces... ¿Se portaron bien los niños? — Como siempre, contesté, pero mi mirada estaba inquieta la cual buscaba a ese tipo que me seguía. — Bueno gracias Danna, nos vemos mañana entonces. Suspiré al ver como se aleja Andrea y empiezo a mirar a los lados nuevamente. Mis piernas me empiezan a temblar, por ver como un auto de color n***o se detiene justo a mis pies, doy la vuelta y regresé por donde había venido, pero el hombre que había visto antes se encontraba detrás de mí. — ¿Qué queréis? — pregunté asustada. — Nuestro jefe quiere hablar contigo — contestó con acento ruso. Mientras habla aquel individuo la puerta trasera del vehículo se abre dejando ver al mismo hombre que conocí hace unos días, nos habíamos quedado encerrados en un ascensor del registro civil. Flashback  Se abren las puertas del ascensor dejando ver a un hombre bastante alto, con los ojos enormes y preciosos, su mirada hacía que el suelo temblara de tal manera que me sacudía dejándome desorientada. Me adentré en el elevador y le doy la espalda aquel elegante tipo, su perfume se había instalado en el espacio tan pequeño en el que nos encontrábamos, mi piel se sentía erizada por su presencia. Mientras mi cuerpo soportaba el calor que había causado ese individuo en mí sin apenas tocarme, el ascensor hace un movimiento inesperado dejándonos atrapados dentro. — Joder... vamos ponte en marcha — hablé mientras le doy al botón de manera insistente. — Por más que le des no bajará — percibo la voz del sujeto que tengo detrás. No le contesté, solo me limité a presionar el botón de la planta de abajo. Pasan los minutos, pero nada, esta mierda no se abre, empiezo a sentir más calor del que ya tenía, miré al hombre de los ojos grandes, pero su postura sigue siendo la de antes lo único que cambia es como sus hermosos labios dibujan una linda sonrisa dejando ver su perfecta dentadura blanca. — ¿De qué te ríes? — cuestioné groseramente. — De ti. — Idiota —  lo miré fijamente. — ¿Cómo me has llamado? — pregunta con el ceño fruncido acercándose a mí, dejando mi cuerpo acorralado entre el suyo. Mojé mis labios con la lengua, mientras su anatomía me retiene. — Id... Idiota — volví a decir con dificultad. Una sonrisa sarcástica sale de su garganta. — Bien… En ese caso seré un buen Idiota — añade besando mis labios con fuerza, mientras su lengua abre paso en busca de la mía, cerré mis dientes, pero aun así no se da por vencido y muerde mi labio bruscamente causando que esté sangre. — ¿Aún sigues pensando que soy un idiota? —cuestiona nuevamente alejando su boca de la mía. — No lo he pensado, lo creo... eres un maldito.... —no me deja terminar la frase cuando me cierra la boca con otro beso. Las puertas del ascensor se abren dejando entrar una corriente de aire fresco el cual enfría mi cuerpo que se encontraba con temperatura alta por tal ser humano. — Volveremos a vernos — dice y se va mientras me deja tiritando en el ascensor limpiando mi labio lastimado por su increíble beso. Fin del flashback. — Es un placer volver a verte — pronuncia con esa voz escalofriante. — Siento decirte que para mí no lo es — añadí cruzando los brazos. — Ya, lo supuse... volver a ver al idiota que te comió los labios aquel día no es nada agradable — responde chasqueando la lengua. — ¿Tan mal beso? — Totalmente, eres el mayor idiota que he conocido en toda mi vida — digo aunque en el fondo sé que estoy haciendo mal, los hombres que me rodean me amenazan con la mirada. — Vaya, al parecer no has aprendido nada sobre la lección que te di por llamarme de esa manera, bien habrá que repetirla otra vez — se acerca a mi anatomía. — Ni se te ocurra poner tus labios sobre los míos — le advierto con el dedo mientras doy unos pasos atrás. — ¿En serio? —¿Quién eres y qué quieres de mí? — Soy tu infierno— contestó de manera tajante. — Sí... claro — digo irónicamente. —Sabes iré ahora mismo y te denunciaré por acoso — volví a decir. —Me parece genial, estás en tu derecho — añade él restándole importancia a lo que le acabo de decir. — Aarón — dijo cuando me disponía a alejarme de él. —Me llamó Aarón Davis, vas a necesitar mi nombre para la denuncia. Lo miré fijamente y continué caminando, este tipo realmente es un idiota, me da su nombre y apellido aún sabiendo que lo he amenazado con denunciarlo. No voy a mentir y negar que me asusta, lleva días vigilándome y eso no es nada bueno, así que me armo de valentía y me adentro en la comisaría donde hago la denuncia, pero cuando el policía me pide el nombre y apellido de este individuo el rostro del agente se vuelve pálido. — ¿Al parecer usted no conoce quién es Aarón Davis? — pregunta el policía. Niego con la cabeza y espero su respuesta. — ¿Sabe que señorita?, hagamos que nunca hemos tenido esta conversación — añade el agente mientras me invita con la mano para salir de la oficina. — ¿Qué?, ¿Pero? — ni me deja formular la pregunta cuando ya estaba fuera de esta. No podía creer lo que me acababa de pasar, pero en qué mundo vivimos y sobre todo ¿Quién es realmente Aarón?, ¿por qué el policía actuó de tal manera cuando escuchó el nombre de este tipo?. Suspire por las interrogantes que tenía en mente mientras me tiro en la cama y mire al techo. Sinceramente Aarón es un chico bastante elegante y atractivo, pero a la vez muy posesivo, la manera que me beso demostró que este hombre le gusta marca su territorio y efectivamente en mí dejó marcados esos deliciosos labios que aún siento encima de los míos.
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