Nadie sabe lo que pasara ahora, pero, todos sueñan con ideas erróneas... Nessa Carvajal
Narrador Omnisciente.
El castillo Kirova, para unos una gran muralla inquebrantable, para otros un refugio del ensordecedor ruido causado por un corazón doliente, pero, para Hela la nueva reina era solo decoración, ella quería más y lo conseguiría.
Las personas que lo protegían estaban seguros de que nadie jamás podría entrar a ese lugar, es decir nadie estaba tan loco como para meterse a la propiedad del Rey, por su parte Avon seguía tirada en el piso de su casa sin saber lo que se avecinaba a pocos pasos de ella, estaba en medio de una guerra entre quedarse con el amor de su vida o elegir el placer que el ministro le brindaba.
Dentro de la agencia una falla existía, todos confiaban en el nuevo ministro y ninguno se percató las malas intenciones que él tenía, ninguno menos el coronel Connors que lo observa desde lejos pero muy atento a cada paso que da, el coronel sabe que el ministro guarda mucho secretos y el los descubrirá.
La rutina no era parte de la agenda personal de la Teniente Williams y mucho menos del Ministro Hedeon, ambos sabían en lo que se metían cuando decidieron entrar en ese juego prohibido que los condeno, y sí que los condeno porque ahora más que nunca vivían aferrados a la cama del otro, se comían la boca y se mordían los labios, unían sus pieles en deseo y se fundían en ese morbo que lo sadomasoquista les brindaba.
La teniente al lado del rey del inframundo descubrió nuevos placeres que no sabía que le podían llegar a gustar, disfrutaba que la amarrara, la azotara, la guindara, le vendara los ojos pero sobre todo eso, la teniente disfrutaba el sexo que su amante clandestino le brindaba.
El coronel Connors era otro caso perdido que aún no se daba por vencido con la teniente, la acechaba y la buscaba, la acosaba en las duchas y se le metía a los cambiadores, nunca conseguía más que desplantes por parte de Avon quien mantenía su piel solo para que el ministro la marcara.
— ¡Déjame hacerte mia!— le rogo el coronel pero Avon se negó una vez más.
—Necesitas que te recuerde como termino la última vez que lo lograste— se negó a que Avon se alejara y se prometió a si mismo que ella volvería a su cama.
Tres semanas pasaron desde que el equipo elite investiga la misión que los llevaría al mismo líder que los maneja, tres semanas desde que un equipo especial liderado por el senador buscaban a la hermana de Avon, esta no podía evitar no sentir culpa por el secuestro de su hermana por eso empezó su propia investigación que sin mucho esfuerzo empezaba a tener más frutos que los que el equipo del senador tenia.
Marcus entro como capitán a la agencia y sin ser presentado se dio a conocer con todo el equipo elite, la mayoría les daba gracia lo que Marcus decía pero el capitán se sintió atraído por una de las chicas que seguía a Avon siempre, se juró no descansar hasta conquistarla.
La vida amorosa no es fácil para nadie pero el equipo elite de la agencia se enfrenta a momentos difíciles donde el deseo, la lujuria y las obsesiones los atrapan mucho más que hacer el bien.
Avon Williams sabe que acostarse con uno, ser novia de otro y peor aún sentir atracción por un tercero es dañino y enfermo, sabe que un amor de cuatro no es permitido y que si se enteran de sus andanzas su imagen caería al piso, ella sabe lo que vale y día a día lucha por llegar a ser alguien en la vida, trabaja tanto que no se da cuenta el enorme imperio que tiene a su alrededor producto de su mismo esfuerzo.
Hedeon Kozlov es ministro y tiene tanto poder y dinero como se le da la gana pero Hedeon Kirova es el Rey y el rey tiene lo que se le antoja, dueño de muchos países, gana dinero a cada minuto, maneja la cadena hotelera de la familia que tiene más de 5 hoteles en más de 20 países sumado a eso abrió recientemente su propia cadena hotelera, es dueño de las empresas que crean y diseñan armas, su mente posee la fórmula del SACCHI, tiene tantas propiedades y tantos negocios que el mismo perdió la cuenta; si el rey así lo que quisiera podría nadar en dinero, pero, su mayor perdición lleva el traje de teniente en el día y encaje n***o de noche.
Adriano Bianco era el peor de todos los hombres que jamás se conoció en la tierra tenia las fuerzas para renacer de las cenizas las veces que eran necesarias, un asesino desde que lo condenaron a eso, por sus venas corría una incontrolable sed de venganza que no las podía saciar matando a cualquiera, solo la sangre de la teniente podría liberarlo mientras el mismo se consideraba su propio enemigo el peor de todos en realidad, estaba en su mansión rodeados de mujeres de la vida alegre en habitación principal donde las mujeres intentaba dar el todo por el todo para que este las dejara en su casa sin saber que él ya tenía una que lo esperaba con las misma sed de sexo que él tenía por ella, Andrea era la dueña de los pensamientos de ese ser que denota poder y soberbia
Andrea por su parte se enfrenta a la idea de que pronto tendría un bebe con el hombre que quizás amaba o quizás no pero esta tampoco se percató el peligro al que se enfrentaría ahora su amiga, Adriano respiraba con dificultad mientras una de las mujeres le devoraba su entrepierna como una sádica sedienta, mientras que las otras solo lo adoraban, al jefe no le gustaba ser besado por cualquiera.
Eiji era otra alma condenada al sufrimiento, jamás supo lo que era el amor y con la idea errónea de lo que esta era se aferró a la menor de las Williams como su única salvación.
Angie Williams se aferrara a su única vía de escape y si debía fingir sentir cosas que no sentía lo haría para salir con vida de esa casa que recuerdos bonitos no le dejaría.
Nadie sabe lo que el futuro trae consigo, por más que existan personas que insisten en decir que si lo saben, nadie se espera lo que el futuro les depara y mucho menos saben cómo afrontar lo que el presente les está dando aun sin saber cómo salir del pasado tan doloroso que los tiene cautivos.
Las personas pueden fingir sentimientos, pueden fingir estados de ánimos pero como fingen lo que sus ojos le gritan al mundo por ellos, nadie nació aprendido y mucho menos nadie nació siendo sabio, la sabiduría se gana con la experiencia y la elite le falta mucho por recorrer, experiencia que el ministro tiene de sobra.
Cuando el rey Kirova aparece los súbditos bajan la cabeza y los curas se arrodillan.