El consejo de Steve

2008 Words
El aire frío de la noche se coló por la puerta del balcón de la habitación del Noah y una silueta se dibujó en el piso con el reflejo de la luna. La silueta era de  un alfa: alto, fuerte, cuyo cuerpo se notaba trabajado por extenuantes horas en el gimnasio y que la naturaleza había sido generosa con su genética, tensó sus músculos dudando por enésima vez de lo que iba a hacer. Aguardó unos segundos más en su escondite, hasta estar seguro de que Noah estuviera completamente dormido, volvió a pensar si valía la pena arriesgar tanto y llegó a la conclusión de que si lo valía: "Es hermoso" pensó el extraño en medio de la penumbra, viendo reflejada la luz de la luna en la piel blanca de Noah, decidió salir de su guarida momentánea dejándose llevar por sus instintos, sabía que si era descubierto sería un escándalo, Noah no era como cualquier omega de los que ya había conocido, él no aceptaría meterlo en su cama así nada más, eso había notado en las pocas veces que lo había visto, quizás por eso estaba un poco obsesionado con él, le parecía complicado y hasta un poco inalcanzable, no entendía por que esos pensamientos llegaban a su mente, sacudió su cabeza con molestia, sabía que lo que estaba haciendo era lo más descabellado que se le había ocurrido hacer en su vida, pero también era la primera vez que se sentía así y quería averiguar por qué. Dio un paso y sin querer golpeó uno de los zapatos que había dejado Noah  fuera de lugar  produciéndose un sonido que al extraño le pareció demoledor ante el silencio de la noche, el corazón se le detuvo  cuando vio al Omega moverse en la cama bruscamente ante el ruido, contuvo su respiración, pensó que su suerte estaba echada, hizo una mueca nerviosa pero al cabo de unos segundos el joven omega volvió a quedarse quieto en la cama, el extraño se acercó más "Su olor, su maldito olor" pensó, dio un paso más y acercó su nariz al cuello de Noah para inhalar mejor el aroma que el joven omega emanaba, suspiró y al sentir el golpecillo de aire Noah se estremeció y cambió su cuerpo de posición, en esta ocasión no se exaltó tanto, ya estaba tomando confianza. Deslizó un dedo por su pecho y lentamente empezó a dibujar formas en esa piel tan suave y delicada , tuvo la sensación de sentirlo temblar hasta pensó que estaba consciente "Maldita sea debo salir de aquí, me estoy volviendo loco" concluyó, en ese instante Noah soltó un jadeo, que extraño visitante sintió hasta en sus entrañas, empezó a retroceder, pensando que ya había sido suficiente, no miró hacia atrás y saltó por la ventana, en ese instante Noah abrió los ojos. Steve, Mary y Sebastián caminaban rumbo a la reunión clandestina que se llevaría a cabo en la habitación mas alejada del ala omega, si bien el internado permitía la continua convivencia entre alfas y omegas, las habitaciones si estaban separadas según su forma. Las luces de los pasadizos ya estaban apagadas para evitar que los jóvenes deambulen en el colegio, como podemos notar la medida no era muy útil; al llegar los tres omegas Steve se aproximó a la puerta y tocó en clave, al terminar la puerta se abrió y habían unos 20 muchachos bebiendo y riendo, algunos besándose, otros en situaciones más comprometedoras. Sebastián, empezó a saludar y Steve siendo tan social como había demostrado ser, era rápidamente rodeado por algunos alfas y omegas amigos suyos, en un momento se acercó a Silas y lo jaló a un costado. - Gracias - Susurró Silas en el oído de Steve, que sintió una corriente eléctrica pasar al sentir  la voz grave del alfa. - De nada Rey - Contestó con una sonrisa el omega - ¿Me contarás que sucede? - No y lo que te voy a pedir sobre todo es discreción - dijo el alfa, con mucha seriedad. - Tranquilo, no comentaré de esto a nadie, pero no olvides que me debes un favor - dijo Steve haciendo un puchero y una gesto coqueto. Silas blanqueó los ojos y sonrió - ¡Muchachos vengan por acá! - hizo un gesto llamando la atención de Mary y Sebastián, quienes se acercaron ante los gestos del amigo. - Chicos el es Silas - Silas sonrió y extendió su mano para saludar a Sebastián y Mary que estaban un poco nerviosos. - Hola soy Sebastián, soy nuevo en el internado - comentó Sebastián un poco sonrojado. -Sé que eres nuevo, si hubieras estado aquí antes lo recordaría - Sebastián sintió sus mejillas arder, Silas lanzó otra mirada encantadora - ¿Tu eres el que se chocó con Leo en el pasadizo, verdad? - Si - Dijo Sebastián en voz bajita sintiendo arder hasta sus orejas enrojecidas - fue sin querer... - Yo soy Mary -se presentó ella misma tratando de salvar a su nuevo amigo de esa situación tan bochornosa - estoy en tercer año. - ¿No eres un poco pequeña para estar aquí? - todos empezaron a reír con el comentario de Silas. - Por favor Silas, ¿Cuando las edades han sido un problema para ti? -todos pusieron cara de sorpresa y rieron con mas ganas. - ¿Y su amigo? -"mi obsesión" pensó,  fingiendo que la pregunta no era relevante, que  no era algo que le interesaba. - Oh, el no quiso venir estaba cansado -respondió Sebastián, los ojos se le fueron a la puerta viendo entrar a Leo, bajó la mirada rápido, no quiso ser descubierto. -¿Lo conoces hace mucho? - preguntó Silas interesado. - Si somos amigos desde hace muchos años, tiene un temperamento muy fuerte para ser un omega, creo que es su forma de protegerse - dijo Sebastián reflexionando sobre las actitudes de Noah. "Ya no tendrá que preocuparse por sentirse protegido" manifestó el alfa interior de Silas - ¿Cómo se llama? - preguntó Silas. - Su nombre es Noah -respondió Mary - Mucho interés eh -continuó ella alzando la ceja. Silas hizo un gesto restándole importancia al comentario y guardó el nombre de su memoria, en ese instante Leo se aproximó salvándolo de la situación. - Ey ¿Cómo van? - saludó Leo a todos como si los conociera, Sebastián sintió como el corazón se le aceleraba de golpe. - Bien, bien - respondió Steve al ver que Sebastián no podía articular palabra, actitud que le pareció divertida a Leo - ¿Vamos? - le preguntó a Silas llevándoselo del lugar, no sin que antes el hiciera un gesto de despedida. Sebastián los vio alejarse, y luego recuperó el aliento. - Al menos disimula un poco - dijo Mary riendo. - Un consejo de Omega experimentado - dijo Steve, intentando verse serio - No dejes que la persona que amas, sepa cuan grande puede ser tu amor, por que ten por seguro, que se aprovechará de ti y te lastimará. En realidad el consejo de Steve era fundamental, el joven omega no le tomó la importancia que debía, lastimosamente tiempo después sabría lo real de estas palabras. Varios alfas los rodearon interesados,  Sebastián era mas atractivo de lo que él mismo había notado, empezaron a hacerle diversas preguntas tratando de conocerle, Mary estaba encantada, ya que también se mostraron atentos con ella, a lo lejos Leo observaba la escena "No creo haberme equivocado, estoy seguro que le gusto, lo pondré a prueba" se dijo así mismo, se acercó a la mesa de los tragos y sirvió dos, caminó calmado hasta donde el grupo charlaba animadamente, no tuvo miedo de acercarse a pesar de que fueran varios alfa junto, era el segundo rey, jamás su aroma olía a miedo. - ¿Un trago? - le dijo Leo a Sebastián entregándole un vaso, aprovechando en tomarlo de la muñeca y llevándolo a un costado, cerca al balcón, con el pretexto de tomar aire y alejarse un poco del ruido. Sebastián acepta con una sonrisa y bajando la mirada sonrojándose un poco. - Muchas gracias - respondió Sebastián, mentalmente Leo se sonrió, le divertía el efecto que podía causar en los omegas, verlos tartamudear, sonrojarse, ponerse nerviosos era algo que le gustaba demasiado - ¿Qué tal tu retorno a clase? - preguntó Sebastián intentando hacer conversación. - ¿Seguro que quieres hablar de mi retorno a clase? ¿No preferirías algo mas personal? -Se le acercó un poco mas y percibió el aroma del joven omega, el olor le gustaba, pero mas le divertía verlo casi temblar frente a él. Sebastián solo sonrió. - Discúlpame, mi amiga me llama - logró decir Sebastián, al ver las señas de Mary y señalando a la joven para que Leo también la vea, Leo la maldijo mentalmente- Gracias por el trago. Se alejó aturdido, sentía que sus rodillas se le doblaban, en esos momentos hubiera deseado ser un poco como Noah, Mary sonreía pícara de saber lo que significaba la charla con Leo para él, cuando estaba llegando a su lado alguien gritó "¡Ya viene la ronda!" que era un grupo de maestros y encargados de disciplina que revisaban que todo estuviera en orden, muchos muchachos salieron corriendo tratando de ponerse a salvo, pues la sanción de ser encontrado fuera de su dormitorio a esas horas y en tal situación no era otra que la expulsión. Ante el tumulto un mar de personas se llevó a Mary, que era pequeña y pelirroja. Sebastián se angustió y  no sabía por donde ir, salió por el balcón como todos y empezó a correr entre los pasadizos, en un punto se sintió perdido, no recordaba como ir a su dormitorio y sintió a los de "la ronda" muy cerca, estaba punto de rendirse, hasta que sintió una mano que lo jaló a un rincón y lo pegó a su cuerpo. - Leo ¿Qué haces? -preguntó contrariado Sebastián al descubrir que Leónidas había sido quien lo había llevado a ese lugar estrecho y oscuro donde a duras penas cabían los dos. Puso ambas manos en el pecho de Leo intentando ganar algunos centímetros de distancia, que Leo no le dio, tomando como pretexto del espacio pequeño. - No hagas ruido, que si nos descubren nos expulsan del colegio -susurró Leo casi al oído de Sebastián, este último contuvo la respiración intentando no seguir sintiendo el aroma del alfa - ¿Has considerado el uso de supresores? -preguntó, ya que el aroma del omega le parecía demasiado fuerte. Sebastián asintió con la cabeza. La ronda estaba muy cerca, estaban pasando casi por el lugar donde ellos estaban apuntando con linternas, Leo tomó por la cintura a Sebastián y lo pegó más a su cuerpo, este último, liberó mas de su aroma y el instinto alfa de Leo estaba empezando a inquietarse, en un instante Leo levantó un poco más el rostro, era considerablemente mas alto que Sebastián y de complexión física muy poderosa, Sebastián levantó algo la mirada y se encontró con la mandíbula perfecta de Leo, luego miró sus ojos, su nariz perfecta después miró sus labios, y cuando se dio cuenta estaba ya en puntitas dándole un beso. Un beso que Leo dejó que Sebastián le diera, fue un beso tierno, lleno de timidez y miedo, los labios del alfa eran delgados mientras que los del omega eran mas gruesos y carnosos, Leo no lo detuvo y tampoco cerró los ojos como hizo el omega, esas cosas solían parecerle tan ridículas, pero si aprovechó el momento para recorrer rápidamente con sus manos el cuerpo de Sebastián confirmando lo que supuso la primera vez que lo vio "Si tiene un buen trasero" sonrió para sus adentros "Debe ser virgen" se relamió como si estuviera en plena casería; la ronda se había alejado y ambos se separaron. Sebastián muerto de vergüenza intentó salir corriendo de su escondite, ni siquiera sabía bien a donde, pero la mano firme del alfa lo detuvo.  
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