Soy Ezra

2965 Words
–Si que tienen buen trasero– rio Leo, codeando a Silas, quien aún veía sorprendido bajar del auto al omega que vio en el barco y a su acompañante. Silas estaba asombrado con la actitud que tuvo el Omega en el barco; los omega suelen ser muy sumisos, pero este era completamente distinto, si bien notó algo de su nerviosismo gozaba con un gran autocontrol que no había visto en ningún otro de su casta y él había tenido a muchos, prácticamente gozaba de un harem dispuesto a satisfacerlo, la fama que tenía era conocida por todo el colegio, era un alfa de alfas era uno de los Reyes. –Vamos a caminar –decidió Silas siendo seguido por Leo, se saludó con Máximo, otro alfa de un grado menor, se palmearon las espaldas y se prometieron una partida de básquetbol para la tarde, Leo hablaba sin que Silas le preste mucha atención, este solo había decidido salir de ahí huyendo del olor a canela y lirios que ya parecía atormentarlo; en el camino unos cuantos omegas se le acercaron a saludarle, varios de ellos habían sido sus compañeros de celo y si no habían sido compañeros de celo suyos habían sido de Leo, ninguno de los dos, les prestaron  atención, Silas aún sentía ese condenado aroma que lo estaba enloqueciendo. Seguían caminando por los pasillos como haciendo recuento de las cosas, de las personas y que todo el lugar estuviera tal cual como lo habían dejado. –¿Sientes ese olor?– preguntó Leo tratando de agudizar sus sentidos, se frotó la nariz. –¿A lirios y canela?– preguntó Silas, con la esperanza de que el olor que le molestaba sea una cosa del ambiente, que no fuera solo él quien lo sentía. – No... Huele a naranja y jazmín, ¿es que no lo sientes? – insistió Leo contrariado, en ese instante se abrió una de las puertas y un joven omega salió apurado y distraído con las manos ocupadas de un montón de paquetes que le habían entregado en la oficina estudiantil, se chocó con Leo y tiró las cosas que llevaba en las manos al piso. – Lo.. lo siento, disculpe– dijo agachándose a recoger sus cosas. Leo lo miro ceñudo. “De él es el olor, apesta tanto”. –Debes fijarte a dónde vas– dijo Leo molesto, con muchas ganas de molestarlo y sin ninguna intención de intentar ayudarle. –No fue mi intención, iba distraído, en verdad lo siento– respondió el omega que levantó los ojos, y Leo se vio reflejado en ellos, tuvo una sensación extraña. Silas observaba de lejos la escena. –Quizás nadie te ha dicho cómo funcionan las cosas aquí –continuó Leo alzando la ceja y acercándose al pequeño– Nosotros los alfa... – A mí tampoco me han dicho cómo funcionan las cosas –Silas se mostró más interesado, alguien interrumpía la conversación, era el omega del barco con ese aire desafiante tan poco usual en los de su clase, se acercó a Sebastián para ayudarle. – Podría explicarles a ambos –dijo Leo con una sonrisa retorcida. – No creo que te des abasto –respondió Noah de inmediato con su actitud altanera de siempre– vámonos Sebastián– pasando frente a Leo, sin siquiera mirarlo– Te he dicho varias veces que no todo mundo merece ser tratado con respeto. – Humm Sebastián – repitió Leo alzando la ceja con una mueca lasciva, el joven se asustó y empezó a emanar más de su perfume mezclado con miedo, los 4 presentes lo notaron, Leo se le acercó de manera seductora, Sebastián bajo la mirada y siguió a Noah quien había logrado controlar todo el pánico que también tenía, Silas se mantuvo en silencio viéndolos pasar. Ya en la habitación, Sebastián se sentó en la cama y se cubrió el rostro. – ¡Dios Noah, era tan guapo! –dijo tapándose la cara con las dos manos, recobrando el aliento. – ¡¿Qué?! – Noah casi se cae de la silla en que se había acomodado – era un orangután. – acotó categórico y fastidiado. – Quizás – respondió tomándose la barbilla por un momento – Un orangután muy guapo. Noah estalló de risa ante los gestos de su amigo y empezaron a guardar su ropa en los armarios, la ropa de Sebastián era bastante sencilla, después de todo era el hijo de la cocinera y el chófer de la abuela de Noah y a ellos no les alcanzaba para darse lujos, pero a este último no le molestaba compartir sus cosas con él, quizás habría disfrutado siendo hermanos. –Mira este es el horario de hoy – señaló Sebastián, en la carpeta que el habían entregado en los servicios estudiantiles. – Agg actividades de integración ¿Quién quiere esa tontería? – Contestó Noah arrugando la nariz. – No seas así vamos, a ver si veo al guapo – Sebastián rogaba mientras Noah lo veía con reproche, ante tanta insistencia este último se decidió y salieron de la habitación en rumbo a las canchas deportivas donde iba a ocurrir todo, caminaron juntos, siempre guiándose con el mapa, el internado era inmenso y para los nuevos era fácil estar perdidos, cuando eso pasaba los alfas solían jugarles bromas y Noah no tenía paciencia para soportarlas, por su lado Sebastián buscaba con la mirada a Leo, aunque aún no sabía que el alfa se llamaba así, al llegar a la zona deportiva, se sentaron en una de las bancas para ver el partido, notaron que un grupo de alfas los miraba con mucho interés, decidieron hacerse los desentendidos, confiando en que las medidas de seguridad sean las suficientes en este colegio que era tan costoso. – Hola chicos ¿cómo están? soy Paúl –Saludó un omega que era escoltado por otros cuatro– Soy el presidente estudiantil este año y estoy feliz de darles la bienvenida – Sebastián notó que el grupo de omegas veía de mala forma su ropa, se avergonzó y sus mejillas se pusieron rojas. – Soy Noah Somerhalder y él es Sebas... – Paúl no lo dejo terminar de hablar. – Ohhh eres de los Somerhalder noruegos ¿pariente de Ian? – pregunto Paúl interesado y sentándose al lado de Noah. – Si es mi primo – contestó y Paúl abrió los ojos muy sorprendido. – Qué gusto conocerte Noah, será fantástico estudiar contigo – dijo Paul. – Yo soy Sebas..– intentó presentarse el amigo de Noah, pero Paul lo cortó. – Tu eres un lindo, un gusto también, bye – Se fue con su séquito a saludar a otras personas, Sebastián volvió a bajar la cabeza, la realidad es que él era pobre y de alguna forma se lo harán recordar, Noah se dio cuenta de  la actitud de Paúl y no le gustó nada. – Tranquilo Sebastián, no nos hace falta la amistad de ese tipo –le regaló una sonrisa, en ese momento el balón de basquetbol rodó a sus pies, Silas se acercó a recogerlo con toda la intención de ser observado por Noah, al tomar el balón le sonrió y en ese segundo sintió como se enrojecían sus mejillas, Noah le sostuvo la mirada unos segundos, luego miró a otra parte, Sebastián atento a los hechos, abrió la boca formando una "O" perfecta. –¿Lo conoces?– preguntó Sebastián, curioso. –No – respondió cortante Noah. – Pero...– dijo pensativo– yo vi cómo  te miró – respondió de nuevo Sebastián – Y te sonrió. – Quizás lo vi en otro lado –Noah trató de restarle importancia. – Aaah quizás...–replicó Sebastián, en tono acusador. – Y quizás hablé con él – dijo Noah bajando la mirada, sintiendo arder sus mejillas de nuevo, al alzarla se encontró con Silas sin polo celebrando un tiro libre que le quedo espectacular – Demonios – maldijo bajito al ver tamaño espectáculo y Sebastián se echó a reír al ver que Noah era tan humano como él. ***** Paúl seguía haciendo sus visitas sociales saludando aquí y allá, varios alfas le lanzaron algunas propuestas indecentes que rechazó arrugando la nariz, pero con mucha educación, debía ser diplomático, se lo enseñaron sus madres, en ese momento se encontraba entregando algunos panfletos con las actividades de ese mes que incluían una fogata en el bosque privado del colegio, cumpliendo sus actividades sociales como un buen presidente estudiantil, mientras iba saludando, en un momento de distracción se le cayeron todos los panfletos al piso al piso, a sus pies apareció un alfa que nunca había visto, el muchacho levantó los panfletos y se los entregó. –¿Gracias...? –dijo haciéndole notar que no sabía su nombre. – Ezra –respondió con una voz bastante grave– Mi nombre es Ezra. Le dio la espalda, empezó a caminar alejándose sin ningún trato cortes ni especial hacia él, Paúl se sintió extrañado y le empezó a seguir, su séquito se entretuvo conversando con otros grupos riendo coquetamente con otros alfas, Paúl invadido por su curiosidad, estaba tratando de hablar con el tipo, que solo caminaba y lo ignoraba. Ezra daba grandes zancadas, mientras que los pasos de Paúl eran cortos, y más lo seguía porque detestaba que lo dejen con la palabra en la boca, Ezra estaba vestido de oscuro, tenía puesta la capucha y su olor era sándalo con un toque amaderado había sido captado por Paúl y le llamó la atención, sobre todo le pareció misterioso. Paúl no sabía que tanto le había seguido, solo había estado persiguiéndolo de forma inconsciente. – ¿Por qué me sigues? –pregunto Ezra, deteniéndose de golpe ocasionando que Paul se estrelle con él. – Es que, no me dejaste presentarme soy ... –Ezra lo jaló a un rincón donde no había nadie y no dejó terminar, acercó su rostro apenas unos centímetros de él, en esos instantes Paúl se arrepintió profundamente de haberlo seguido de esa manera, a veces se olvidaba de su condición de omega y lo vulnerable que podía ser – yyo ssoy Paúl... – tartamudeó y tembló cuando lo miró a los ojos, los vio fieros, llenos de maldad, también vio lujuria y eso lo hizo temblar de nuevo, sentía los latidos de su corazón hasta sus orejas, sus manos temblaban y la voz le salía con dificultad. – ¿Y solo me seguiste hasta aquí para decirme tu nombre? –acercó su cabeza al cuello del omega inhalando su olor una mezcla sutil de orquídeas y cerezas, al rozarle con su nariz, el omega se estremeció empezó a luchar consigo mismo para controlarse, él jamás había estado en una situación así, no había tenido nunca un omega tan cerca, temblaba y temía por sí mismo, pero era su culpa, él había ido siguiendo a un desconocido a la parte antigua del colegio, la zona que siempre ha detestado. – Nno, ttambien quería darte esto – volvió a tartamudear, logró tomar un panfleto e intentó dárselo, Ezra se acercó un poco más, Paúl intentó retroceder y su espalda chocó con la pared, al notar eso su corazón se aceleró aún más. –¿Entonces me querías entregar esto...? – acercó su cuerpo al omega aún más y Paul  apretó los ojos y empezó a temblar. – Por favor, por favor – suplicó temblando e intentando poner sus manos en sus labios para evitar que lo besara – Nunca me han besado y no quiero un recuerdo así... – le confesó y se descubrió con los ojos llenos de lágrimas, aunque aún los mantenía cerrados. – Oh eres puro – dijo Ezra, alzando con sus dedos la barbilla baja del omega para ver mejor su rostro y sus rosados labios, le regaló una sonrisa ladina, hasta que empezó a carcajearse, Paul abrió los ojos y le dieron unas profundas ganas de llorar, sintió sus mejillas arder, y tuvo ganas de irse corriendo, Ezra lo tomó firme de uno de los brazos – y eres mío que no se te olvide. Paúl salió del rincón a duras penas, nervioso por lo que había sucedido, nunca un alfa se había portado así con él, no sabía si por respetuosos o por el miedo a su hermano, que era el segundo rey, realmente estaba asustado y pensar en sus palabras "Eres mío", "¡Yo no soy de nadie!"  se respondió así mismo obligándose a recuperar la compostura, se volvió a integrar al grupo de jóvenes que disfrutaban del momento de integración y se disponían para volver a sus dormitorios para prepararse para la cena de bienvenida, sentía aún la mirada de Ezra encima, por momentos no sabía si era su nerviosismo o era parte de la realidad, el caso es que sintió paz cuando llegó a su dormitorio.  – ¿Estás bien? –preguntó la compañera de habitación de Paúl, una omega llamada Alice muy dulce y delicada, no tan frívola como él, Paúl se sentó a la orilla de su cama y se mantenía en silencio, tratando de asimilar lo que le había sucedido “¿Qué hubiera pasado si me besaba?” se había preguntado unas mil veces y su omega estaba inquieto por las respuestas que venían a su mente. – Paúl habla por favor, dime algo ¿llamo a Leo? – No, no, no pasa nada – le dijo intentando calmarla– ¿A caso estás loca linda? ¿Para qué vas a llamar a Leo? Ya sabes lo sobreprotector y loco que es – le dijo intentando de guardar la compostura– No fue nada grave linda – dijo quitándole importancia a los hechos – ¿qué te vas a poner para la cena? – Ni idea querido, quiero algo que diga: Me he arreglado pero mi look no me importa – ambos sonrieron. Empezaron a revisar las maletas y luego de un rato encontraron un outfit que diera el mensaje que esperaban, se dieron un baño y empezaron a alistarse, se vieron al espejo y ambos sonrieron, Alice era muy especial para Paúl, se había convertido en una gran amiga desde que Aytana Ford, su mejor amiga había tenido que dejar el internado y el país. Se prepararon para salir de la habitación y caminar luciendo sus atuendos como si de una passarella se tratara usando el Gran corredor como si de un escenario se tratara, mientras caminaban se encontraron con Leo, que se acercó a saludar a su hermano, que sintió nuevamente su corazón acelerarse. –Oye Paúl quería comentarte que...– lo olió hundiendo la cabeza en su cuello – hueles a alfa – afirmó dejando de lado lo que le iba decir a su hermano. – Ah... es que he estado saludando a todos – respondió el omega tratando de mantener la calma. – No es un olor conocido ¿Paúl alguien te ha molestado o algo? – mientras Leo hablaba, Paúl vio pasar a Ezra por detrás de su hermano, dándole una mirada rápida. – No, como crees, me se cuidar bien – dijo Paúl empezando a caminar para disimular sus nervios y tratar de evitar que su celoso hermano cometa una locura. – Paúl, tú sabes que no debe suceder nada con los chicos de la escuela no soportaría que alguno diga que se ...– Paúl se detuvo, visiblemente molesto. – Todo se trata de ti, pero déjame decirte que haré lo que quiera – se dio media vuelta y se dispuso a caminar dejándolo ahí. – "Detente" – dijo usando su voz alfa dejando paralizado a su hermano, Leo se acercó y lo tomó del brazo – primero, a mí no me dejas hablando solo soy tu hermano mayor y merezco respeto. – Eres mayor solo 5 minutos – replicó Paúl con los ojos llorosos a su mellizo, tironeando su brazo para que lo suelte. – Aunque fuera mayor solo dos segundos maldita sea – dijo sin elevar la voz, para no hacer un show – y no olvides que eres un omega que solo sirve para hacer lo que nosotros los alfas decimos. – Suéltame me lastimas – respondió Paúl con mucho miedo. – Escúchame bien, mi hermano no va ser la puta de los alfas de este maldito internado – le apretó más el brazo – ¿Entendiste? – lo sacudió al no oír respuesta – ¿Entendiste? – Si, ya déjame por favor, por favor – Suplicó nuevamente Paúl, Leo lo soltó con violencia, y siguió su camino, los ojos del omega se llenaron de lágrimas. Decidió salir al jardín a tomar aire, no podía entrar al salón con el rostro tan descompuesto, además tenía vergüenza de que los demás hubiesen visto la escena. Caminó hasta un árbol y apoyó su cabeza al tronco inhalando el aire fresco de la noche para calmarse, pero las lágrimas habían empezado a brotar como un par de riachuelos que corrían desde sus ojos azules a sus mejillas, en eso sintió ese aroma de madera y sándalo, se estremeció. – ¿Por qué te trata así? – dijo Ezra sentándose en el suelo no tan cerca, para no asustarlo más. – Sintió tu olor y se puso violento – contestó Paúl. – No tiene que tratarte mal, eres mío ya te lo dije – Paúl blanqueó los ojos, había huido del salón para relajarse y ahora se encontraba con el desquiciado que era origen de sus problemas. – Por favor yo... – respondió Paúl  –Tranquilo... lo más divertido de todo esto, es que tú me lo pedirás – sentenció Ezra, poniéndose de pie, empezó a caminar calmado–  No lo olvides, me lo pedirás. – le dijo unos pasos lejos de él.  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD