Andrés
Salgo del trabajo y voy a por el regalo de Ashley. Hoy mi bella hija cumple 3 años, un día como hoy fue que presencié el nacimiento de la razón de mi vida.
Le voy a regalar algo que se que ha querido, algo que cada día que ve uno, sus ojos se iluminan. Solo espero no darle otro motivo a Karen para que me asesine.
Entro a la tienda y busco a la empleada con la cual he tenido contacto en la página web.
- buenas.- digo, la mujer se gira con mirada profesional - mi nombre es Andrés - me presento, veo como la mujer me hace un escaneo completo y me siento algo incómodo por su mirada que ha cambiado de profesional a seductora en menos de un segundo. Me aclaro la garganta y estiró mi mano para estrechar la suya y así vea el anillo que descansa en mi dedo anular, en señal que ya tengo dueña y no ando en busca de nadie.
- buenas, yo soy Stefany, pero puedes decirme Steff.- dice y se muerde el labio, y creo que hasta ronroneo..
- Stefany esta bien para mí. - le digo y suelto mi mami que aún la chi a tenía sujeta. Me provocó hasta limpiarla en el pantalón, pero por por educación y respeto a la mujer frente a mi, no lo hago.- vine por lo que acordamos por mensaje. - le aclaro
- ¿ah? Menciona confundida, yo me le quedó mirando y alzando una ceja. ¿Acaso no aparto lo que le encargue?
- Ah, ya, ya me acordé, disculpa, es que estaba pensando en otra cosa. - dice la veo caminar moviendo sus caderas exageradamente hacia una puerta que está al fondo, niego y me giro a observar la tienda.
Los poco segundo aparece Stefany con dos cajas ambas con un moño rosa. Y las pone en el mostrador.
- aquí tienes. - me dice y se vuelve a morder el labio.
- gracias. - digo e intento tomar las cajas para salir de allí lo más rápido que pueda, pero la mujer me detiene y toma mi mano.
- tienes mi número, cualquier cosa puedes escribirme. - me dice coqueta.
Aparto mi mano de golpe, y está ves si no puedo evitarlo y me la limpio del pantalón.
- gracias por tu oferta, pero no creo necesitar más de tu ayuda. - le digo y ahora sí tomo las cajas y salgo de ese lugar, dando gracias a Dios que ya había pagado por el obsequio cuando lo ví por internet , sino tal vez aún estaría allí.
Subo al auto después de haber dejado las cajas con cuidado en el asiento de atrás, y conduzco hasta la casa que he compartido durante estos 3 años con Karen, es la casa que era de su abuela, ella quiso mudarse allí cundo se la regale después de que su ex la perdiera con el banco y yo como un hombre locamente enamorado de su mujer la recupero para ella.
Pienso en la excusa que le daré por la presencia del señor Leal, y mi cerebro está frito, no puede ser que yo un hombre de negocio no se le ocurra nada para decir a su esposa. De repente la idea viene a mí como un rayo, alumbrando la tormenta oscura. Así que con una sonrisa entro a mi casa con las cajas en mano.
- papi. - dice mi pequeña Ashley corriendo hacia a mi, apenas me ve. - que me tlaiste? - habla en su manera, aún no sabe pronunciar la R
- mi niña. - digo y dejo la cajas con cuidado en el suelo y levanto a mi hija en brazos, para empezar a repartir besos en todo su rostro.
- papi, no. - dice mi hija entre risas.
De repente un ladrido se escucha, y la caja empieza a moverse, soy testigo de cómo mi hija agranda los ojos y brillan de la emoción.
- bájame, papi, bájame. - pide Ashley retorciéndose en mis brazos, hago lo que pide y ella corre a abrir la caja emocionada, de esta sale una cabecita peluda y blanca y el grito que da mi hija de emoción y ver su sonrisa vale el que Karen me quiera matar cuando se entere. Y no será mucho por qué con el grito ha salido de la cocina.
- ¿que pasó? - pregunta
- mamiii, mila lo que me tlajo mi papi.- dice mi hija y levanta el perro sacándolo de la caja para mostrárselo a su madre.
-¿Le has regalado un perro? Cuestiona Karen.
- Si. - respondo rascando mi cabeza. Se viene la grande.
- estás loco. - me dice y noto la molestia en su voz.
- no. - le digo
- ¿es que acaso no sabes decir otra cosa que si y no?
- no. - respondo y cuando veo que ya la estoy empezando a molestar más le vuelvo a hablar- claro que se decir otras cosas mujer.- digo y camino hacia ella, la envuelvo entre mis brazos y la beso para callar su retaila.
- mírala, está feliz, y eso es lo que quiero, que las dos mujeres de mi vida sean feliz, ¿Eres tú feliz? Le pregunto
- si soy feliz, pero ella aún está pequeña para un perro, eso es más trabajo para la niñera. - responde y si tiene razón, no había pensado en eso.
- me disculpo por eso, no lo pensé, pero bueno le pagaremos más a la chica para que se encargue del perro también. - digo como solución.
- Ashley cariño ve con el perro a tu cuarto.- dice Karen y se que quiere quedarse sola conmigo, ahora es donde viene las explicaciones que debo de darle, se que no lo iba a dejar pasar.
- espera hija. - digo cuando la veo tomar al perrito entre sus brazos, y es porque elegí un perro pequeño, cuando sea adulto no crecerá más que unos 20cm de alto.
Me acerco a mi hija y tomo la otra caja que no se ha molestado en abrir y de allí saco lo que el perro va a necesitar.
- vamos a colocar todo esto en tu cuarto. - le digo a mi bebé y camino con ella hacia su habitación, estoy huyendo como un cobarde poniendo de excusa a mi hija. Pero es que hay que alargar un poco la hora de la tortura.
- Andrés.- dice Karen a modo de regaño.
- después hablamos mi amor. - digo guiñándole un ojo.
- no, tu sabes que debemos hablar de lo que... - empieza a hablar pero justo en ese momento tocan al timbre.
Ups, salvado por la campana. Pienso cuando ella va a abrir la puerta y por ella ingresa Mónica, Cris y su pareja, mi hermano Sleyter y Robert.
- hola chicos- saludo y corro a la habitación de mi hija, por ahora me salve del interrogatorio de Karen, pero se que apenas quedemos solo nadie ma salva, solo espero que mi mentira esa lo suficientemente creíble y que yo sea buen actor. No quiero que Karen se preocupe por nada, y decirle que estoy siendo robado, no es lo mejor para que ella se mantenga en calma. Espero poder seguir ocultando todo eso hasta que lo solucione. Y que pueda meter a la cárcel al causante de todo esto.