CUATRO

4963 Words
-Ouch. Abrí mis ojos de poco a poco, vi un rayo de luz entrando a mi visión, lo cual me resulta extraño porque según recuerdo, en mi habitación no me llega la luz en el rostro, muevo mis manos sobre la cama y toco el brazo de otra persona, parpadeo rápidamente y logro enfocar a la persona a mi lado, es Emma. -Oh gracias a Dios- solté un suspiro de alivio. -¿Dios? La cabeza de Hamilton se asomó por el final de la cama, donde se situaban mis pies sin tacones, el verlo me asustó de nuevo. -¿Hamilton?- iba a decir algo más pero me detuve en seco al sentir un dolor punzante en mi cabeza, llevé mis manos hacia mi cabeza y cerré mis ojos como si de esa manera desapareciera cualquier dolor. -¿Te duele? -Sí. -No esperaba menos, después de lo que pasó ayer. -¿De qué estás hablando?- abrí mis ojos despacio y bajé mis manos -. No recuerdo nada de ayer, ni siquiera sé por qué estamos aquí, espero que sea tu casa en la que estamos. -Puedes estar tranquila- respondió con voz rasposa, debe ser porque acaba de despertar, su cabello está todo alborotado y su camisa blanca está arrugada y con algunos botones desabotonados -. Están en casa, a salvo, y no hay nada de qué preocuparse. Con pesadez lo vi levantarse del suelo, tenía la mitad de su camisa fajada dentro de su pantalón, se pasó sus manos por su rostro y cabello, para al final voltear a verme. -¿Quieres que te traiga algo? Bajaré por un vaso de agua. -Una pastilla, por favor- respondí todavía con algo de confusión. -Ya vuelvo. Salió de la habitación, aproveché para levantarme, vi mis tacones acomodados en el suelo, caminando vi el saco de Hamilton tirado en el suelo junto con sus zapatos, caminé hacia el otro lado de la habitación para ir al baño, y también vi los tacones de Emma acomodados a lado de la cama. Entré al baño y el susto de verme en el espejo no se compara con nada, mi rímel está algo corrido por mis ojos, mi cabello está hecho un desorden, traté de peinarlo pero sólo encontraba nudos y más nudos. Me enfoqué en asearme y lograr verme un poco menos espantosa, salí del baño y vi a Emma en su quinto sueño, se veía tan tranquila durmiendo así que preferí no despertarla, segundos después Hamilton llegó con una pastilla y un vaso de agua. -¿Cómo te sientes? -Confundida. -¿Quieres bajar? Hay desayuno, y será mejor que tomes la pastilla después de haber desayunado, ¿qué dices? -¿Están todos abajo? -No, sólo Harry y Rosa. No contesté y pasé a un lado de él para ir por mis tacones y bajar bien vestida, tal vez extraña, pero al menos no estaría descalza. -Hola niña, ¿cómo te sientes? He preparado tu desayuno favorito, también hay jugo de naranja y algunos pastelillos. -Oh muchas gracias Rosa, no tenía que molestarse. -Nada de molestia, mi niña, siéntese y coma, para que se sienta mejor. Sonreí y me acerqué a darle un abrazo, ella es como de mi familia, al menos así se siente al darle un abrazo. -Cada vez estoy más seguro de que te quiere más a ti que a nosotros- mencionó Harry. -Tonterías- Rosa lo despeinó y se fue caminando hacia la cocina. -Y dinos, Mads, ¿cómo dormiste? -Bien, supongo, porque no puedo recordar nada. -Oh eso era de esperarse- rió levemente -. No sé cuántos vasos tomaste, tenían el ingrediente especial de Hank, y después te perdimos de vista, pero sólo estuviste bailando con extraños, nada malo pasó. -Pero no podíamos dejarlas irse así, por ello las trajimos a casa, Emma ya estaba inconsciente cuando subió al auto, sólo se quedó dormida- explicó Hamilton -. Y tú estabas tranquila, y en cuanto tocaste la cama, caíste profundamente dormida. -Hay que hacer énfasis en "caíste"- comentó Harry conteniendo una risa, compartió una mirada con Hamilton y él también estaba esforzándose para no reír. -¿Qué es tan gracioso? -Cuando te cargué hacia la habitación- comenzó a explicar Hamilton -, estaba oscuro y calculé mal al acostarte en la cama, y te pegaste en la cabecera por accidente, tal vez sea por eso que tu dolor de cabeza sea más fuerte. Oh, ahora entiendo el constante dolor en un área específica de mi cabeza. -Aún así, gracias por cuidarnos, ni siquiera recuerdo haber tomado del ponche de Hank. -No te preocupes, nos dijiste que querías cerrar la noche con broche de oro, y no podíamos decir que no, pero después de ver diferentes vasos, supe que ya no era recomendable. Dios... me muero de vergüenza. -Oh lo siento tanto. Harry iba a decir algo, pero cerró su boca en un instante, escuché pasos provenientes de las escaleras, me giré en mi asiento y vi a Emma bajando a toda velocidad con sus tacones y bolso en mano, su rostro estaba mostrando una expresión de molestia y confusión. -Hey, E. -Lo siento, no puedo quedarme, te veo en casa- salió deprisa sin voltear a verme. Me giré hacia los chicos y ellos estaban compartiendo una mirada como si supieran lo que pasaba. -¿Hay algo de lo que me tengo que enterar? -Ella es tu mejor amiga, ¿no? Hay cosas que ni nosotros podemos saber, sólo llámala para saber si está bien. Asentí no tan convencida y me levanté para tomar mi bolso de la sala, no sé qué estaba haciendo ahí, pero de alguna manera lo recordé, tomo mi celular y veo llamadas perdidas de mi madre y mi papá. Suspiro antes de llamar a mi papá, espero que no note lo mal que me siento. -¿Hola? -Madison, ¿por qué no contestabas? Te he llamado toda la mañana. -Mi celular se apagó y apenas lo he conectado. ¿Qué pasó? Tengo llamadas de Elena. -Oh, ¿no lo recuerdas? Aceptaste a salir a comer con ella, es por eso que te llamaba, porque quería confirmarlo. Rayos. -Ahora lo recuerdo- bufé. -¿Vas a querer ir? -Sí, es sólo que estoy en casa de los H, estábamos muy cansadas anoche para regresarnos a casa. -Oh entiendo, linda. Entonces, dile a Elena que te recoja allí, ¿ok? ¿Te sientes bien? -Sí, papá, me siento bien. Yo le aviso. -Muy bien pequeña, me avisas cualquier cosa. Y mándale saludos a los H por mí. -Claro papá, adiós. Colgué y pasé mis manos por mi cabello, hoy de todos los días tengo que ir con mi madre a una comida, genial. Estoy segura de que sigo oliendo a ponche y eso me llena de vergüenza. De regreso al comedor, veo a Hank bajar de las escaleras con su cabello húmedo y sin camisa, mis ojos regresaron a mi camino, aunque sea mi amigo es algo sorpresivo verlo sin camisa en una mañana donde me siento de lo más asquerosa y avergonzada, y él se ve fresco como una lechuga… y sin nada de vergüenza. -¿Qué pasó? ¿Todo bien? -Oh sí, es sólo que olvidé que me reuniría con Elena esta tarde, y ahora Emma se ha ido- resoplé tomando asiento al lado de Hamilton. -Sabes que podemos llevarte a casa, o si quieres tomar una ducha aquí, creo que Rosa olvidó darte algunas prendas tuyas, se quedaron a lavar y se nos olvidó decirte. -Yo digo que vayas con ese vestido, luces increíble linda- habló Hank llegando a la mesa guiñando un ojo mientras se cruzaba para tomar un muffin. Tragué en seco al notar un pequeño tatuaje arriba de su oblicuo y de nuevo desvié mi mirada, no es como si ninguno hubiera visto lo indiscreta que fui, enseguida escuché las risillas. -Hank, ponte camisa, pones incómoda a nuestra huésped- habló Harry divertido. Un sonrojo crecía en mis mejillas. -¿En serio, linda? -No la molestes, no se siente bien- Hamilton saltó a mi salvación. -Tomaré tu palabra- volteé con Hamilton -, tomaré una ducha y me cambiaré. Hice para atrás mi asiento y me levanté, evitando la mirada de cualquiera, salí hacia la sala, tomé mi bolso y volví a subir las escaleras hacia la habitación donde estaba, una vez ahí, me senté en la cama y solté un suspiro. Decidí llamar a Emma, necesito saber si está bien. -¿Em? -Hola Mads, lo siento, ahora no puedo hablar, estoy en la ducha. -Oh entiendo, llámame cuando termines. -Sí, adiós. Retiré mi celular de mi oreja con confusión. Era obvio que no estaba tomando una ducha, su voz se escuchaba nasal, como si hubiera estado llorando, no entiendo qué pasa, y me preocupa saber que no quiere hablar conmigo, puede que sólo quiera estar sola, pero hay algo que no me agrada de todo esto. Le mando mensaje a Elena dándole la dirección de la casa de los H y diciéndole la hora para que me recoja, después pude entrar en una ducha relajante, podía sentir el "ponche" salir de mi sistema, y algo de vergüenza también; pude desenredar mi cabello y pasar mis dedos por éste. Salí de la ducha y vi la ropa tendida en la cama junto con un plato de fruta y panecillos, sonreí al ver el lindo gesto de Rosa; decido cambiarme mientras como un poco porque mi estómago estaba rogando por comida. Me veo al espejo y no llevo nada de maquillaje, mis cejas pelirrojas y mis pestañas también, aunque aún llevan un poco de rímel, veo mis pecas al descubierto, todas y cada una de ellas, usualmente las cubro con algo de maquillaje, así que ahora me resulta extraño tener que salir así. Reviso en mi bolso si tengo algo de brillo labial y ¡bingo! Esperé a que mi cabello se secara y pude descansar un tiempo, cerré mis ojos y con algo de música pude relajarme acostada en la cama, las horas pasaron, fue cuando unos golpecitos en la puerta me hicieron abrir mis ojos y levantarme de la cama que te abrazaba hasta olvidar todos tus problemas. -¿Sí? -Mads, soy Harry. Abrí la puerta y él sonrió. -Oh muy linda- su sonrisa se ensanchó -, ¿cómo te sientes? -Gracias, me siento mucho mejor, pude descansar un poco. -Me alegro, quería ver si te apetece comer algo, ya sabes, no comiste nada en el desayuno. -Oh, gracias pero Rosa me trajo un plato con fruta y pan, estoy bien. -Ah- respondió de manera extraña -. Son muy lindas tus pecas, nunca las había visto al descubierto. -Gracias- respondí algo cohibida -. A veces las cubro con maquillaje. -En mi opinión, son muy lindas como para cubrirlas, pero te ves linda de cualquier manera. Apreté mis labios sin saber qué decir, pareciera que hoy estoy más lenta de lo normal. -Lo siento, no quería incomodarte. -No es eso, me siento extraña, creo que no me he recuperado. -Entiendo, pero si te sientes avergonzada con nosotros, sabes que no hay razón para eso, estamos en confianza. -Sí, gracias Harry. -Vamos a ver una película, ¿quieres acompañarnos? -Ya casi es la hora de irme con Elena. -Entonces unos minutos no te matarán, vamos- me tomó de los hombros y me sacó de la habitación -. Yo me llevo tus cosas, tú ve. Y si se preguntan por el calzado que llevo, es correcto, son los mismos tacones que ayer, de alguna manera hacen mejor mi vestimenta, una blusa blanca lisa y un pantalón gris, y claro, mis tacones altos y listos para la acción. Bajé las escaleras y vi a Joe en el comedor, solo, con un café y un periódico en sus manos, él subió su mirada y me vio. -Oh Madison, ¡qué gusto es verte por aquí! ¿Cómo has estado? Se levantó de su asiento para saludarme. -Hola señor Evans, espero no sea una intromisión, de nuevo gracias por todo, sólo he recibido grandes atenciones de su parte. -Oh Madison, no hay ningún problema, y tú lo sabes, tú ya eres de la familia. Sabes que no hay problema con que llegues aquí en la madrugada y quieras quedarte una semana, o un mes, o si necesitas lo que sea, al igual que Robert o Matt. Sonrío sin saber qué decir, de nuevo. -Aparte, eres una buena influencia para mis niños- me dio un abrazo de lado y me quedé sin decir nada, sólo sonreí con mi boca cerrada. -Oh papá, ¿qué le dices a Maddie? -Que ya es de la familia. Mi celular sonó, Harry me dio mi bolso y yo tomé mi celular, un mensaje de Elena, ya está aquí. -Mi madre acaba de llegar, necesita que le den permiso. -Permíteme. Joe se retiró y me quedé con Harry, con él es con quien me siento más cómoda, pero por alguna razón, hoy era la excepción. -Vamos, te acompaño. Rosa abrió la puerta y esperó por la mujer pelirroja que bajara del auto y quitara su cabellera de su visión para subir los escalones hacia la entrada. -Wow, tu mamá es hermosa, con todo respeto- Harry aclaró su garganta y Rosa dejó salir una risita. -¡Maddie! Hola- llegó a mí para darme un abrazo, el cual correspondí de una manera incómoda. -Te presento a Rosa, y a Harry. -Oh vaya, es un gusto conocerlos, es muy lindo que por fin conozca al novio de mi hija. -¿Qué? No, ¡por Dios! Harry es mi amigo. Harry soltó una risita y asintió de manera divertida. -Me hubiera encantado, señora, pero ella prefirió a otro. Codeé a Harry y él siguió riendo. Elena se quedó pasmada con una sonrisa entre incómoda y divertida. -Aquí viene el señor Evans, es su padre y como un tío para mí- sonreí genuinamente por primera vez. Joe caminaba con su mirada en su celular. -Lo siento, tuve una llamada del trabajo, pero aquí estoy. Mucho gusto, soy... El resto de la oración se quedó en el aire cuando Joe subió su mirada y se encontró con la de mi madre. -¿Elena?- preguntó como si no creyera que ella está ahí parada. -Joe- dijo en apenas un susurro. -¿Ya se conocen?- cuestioné sin entender qué estaba pasando porque sus miradas no se podían desconectar, aunque el semblante de Joe es muy diferente al de mi madre. -Nos conocimos hace unos años, por cosas de trabajo- respondió Elena. -¿Necesitaste seguridad?- cuestioné incredulamente. -No, umm, yo trabajaba en una cafetería, pero fue hace mucho tiempo- hizo un ademán para restarle importancia al asunto. -Pero se recuerdan perfectamente- mencionó Harry, bien dicho. Fijé mi mirada en Joe, pero él seguía sin mover una extremidad, su rostro expresaba confusión y sorpresa, es como si pudiera ver un fantasma, pero el no entender de lo que se trata todo esto, me es muy complicado. -Maddie, se nos hace tarde para la reservación- tomó de mi brazo -. Fue un gusto haberlos conocido, gusto en verte Joe, buenas tardes. -Adiós, gracias. Salimos de la casa y entré al auto de Elena, una sensación extraña llegó a mi cuerpo. -He hecho reservación en un restaurante que te va a encantar. -¿Es verdad lo que dijiste de Joe? -¿Joe? ¿Así lo llamas? -¿Puedes contestar mi pregunta? Suspiró antes de contestarme: -Sí, es verdad. -Me resulta extraño que lo conozcas, dado que ellos vivieron en Australia por mucho tiempo. -Pues fue antes de eso- contestó de manera tajante. -Y antes estoy segura de que vivía en Londres, ¿ahí lo conociste? Vi cómo se tensaba al tomar el volante. -Maddie, ¿qué pasa con el interrogatorio? -¿Qué pasa con que no puedas responder una simple pregunta? -Es porque no recuerdo los detalles, fue hace mucho tiempo, y sólo hablé con él algunas veces, no es que fuera un amigo, sólo fue un conocido. -Pues parecía lo contrario, porque los dos se quedaron sorprendidos al verse, y eso no pasa con conocidos sin historia. -No tuvimos historia, cariño- quiso responder sin tensión, pero resultó todo lo contrario -. Y sí me sorprendí, no pensaba verlo, nunca pensé en él. Esa última oración me resultó más sospechosa que lo demás, pero decidí dejarlo por la paz y no preguntar nada más. Llegamos al restaurante y pudimos conversar acerca de cosas más triviales como ropa y celebridades, la tensión entre nosotras había disminuido desde mi cumpleaños y fue un alivio para mí, porque el estar incómoda con ella resultaba desgastante, así que ahora podemos llevarnos un poco mejor, nuestras conversaciones son fluidas y a veces resultan divertidas. -Lamento haber confundido a tu amigo, sólo lo supuse. -No te preocupes, está bien. -¿Pero era cierto eso de que lo rechazaste? -No, sólo somos amigos. Los tres son mis amigos y aunque son atractivos, ninguno de ellos me ha gustado y yo tampoco les he gustado; dos de ellos querían a mis amigas, pero ellas ahora tienen novios, entonces puedes suponer que sí los rechazaron. -Oh ahora entiendo. ¿Pero qué hay de ti? ¿Ningún chico? Si te contara... -Yo... umm, es algo complicado. -¿Quieres contarme de eso tomando un café? En la esquina hay una cafetería increíble. Sonreí levemente al notar que me sentía preparada para hablar con ella acerca de estos asuntos de chicos, entonces asentí. Nos fuimos del restaurante y llegamos al café, ahí comencé con todas las historias relevantes para que pudiera entender la situación actual, hasta le enseñé fotos de cada uno de ellos para que pudiera imaginar mejor los escenarios descritos. -Wow, esos ojos son sin duda algo especial, me recuerdan a los de tu padre. -Pero los de mi papá son café claro, como si fueran miel- comenté confundida porque ella estaba viendo una foto de Nate. -No me refiero a eso, es algo que sus ojos proyectan, como si pudieran ver dentro de ti, ¿sabes? -Sí, lo sé...- respondí en un susurro. -Cariño, los dos se escuchan como unos chicos geniales, y sé que hay errores más fuertes y grandes que otros, pero cuando se trata de amor es algo que no puedes evitar, y si los amas, puedes perdonar. -Pero, ¿qué hay de amarme a mí misma? Si me amo no puedo dejar que hagan lo que quieran a costa mía, o dejarles que ellos se tomen como prioridad y me dejen en el olvido, mientras yo los trato como prioridad. -Sí cariño, pero ¿tú sabes si lo que hicieron no fue porque te pusieron a ti de prioridad? Hay cosas que parecen lo contrario de lo que son, y a veces es contraproducente que pase eso, pero la intención de buen corazón permanece y si es así, eso es lo que va a ganar al final del día, eso hace el amor. Suspiré y bajé mi mirada, viendo mis dedos jugar nerviosamente. Ahora toda mi perspectiva ha cambiado, pero no quiero pensar acerca de eso, no antes de hablar con Emma y ver las bases de esos pensamientos. -Creo que es hora de regresar, mi amiga está sola en casa y no he hablado con ella. -Claro, vámonos. Me llevó de regreso a casa, le mandé mensajes a Emma pero ella no me respondió, tampoco a ninguna de mis llamadas, supongo que debe estar durmiendo, así que me tranquilizo un poco, si ella estuviera mal, ya me hubiera dicho algo. -Gracias por todo, la pasé bien. -Igual yo, gracias por darme esta oportunidad, lo aprecio mucho- sonrió y noté esa alegría en su mirada. -Esta tarde mejoró mi día, y te lo agradezco- confesé y a ella se le rasaron los ojos y sólo asintió con su sonrisa evitando soltar una lágrima. -Y yo a ti, Maddie. -Adiós- sonreí por última vez, salí del auto con mi bolso y vestido en mano; en mi otra mano, un café para Emma y mis llaves. Entré a casa, las luces apagadas y un silencio estremecedor, dejé mi bolso, el vestido y las llaves en el sofá, subí los escalones procurando no hacer ruido si Emma estaba dormida, toqué dos veces a su puerta antes de abrir, estaba acostada y profundamente dormida, noté los pañuelos tirados en el suelo, sí estaba llorando. Me acerqué a ella con cuidado y deposité un beso en su frente, su respiración era calmada y serena, entonces me pude tranquilizar un poco, tomé la cobija y la tapé para que no pasara frío durante la noche, recogí aquellos pañuelos y los tiré en el bote de basura. Una vez viendo que todo estaba en orden, salí de la habitación y cerré la puerta, bajé por mis cosas y regresé a mi habitación, con el café que estaba destinado a Emma, pude leer unas horas antes de irme a dormir. Gracias a Dios estaba tan cansada que no podía pensar, y fue así que caí profundamente dormida en el momento en que mi mejilla tocó la almohada. * Un domingo tranquilo y con el sol entrando por mi ventana pude despertar con una sonrisa en mi rostro, no entiendo de dónde viene mi buen humor, pero es mejor si no lo cuestiono y sólo disfruto del milagro. Bajo las escaleras y sorpresivamente Emma no estaba en la cocina, ella suele despertarse antes que yo, incluso los fines de semana, supongo que debe estar descansando, así que decidí preparar algo de café acompañado de panes caseros, subo con el café de Emma y un plato con dos panecillos para ella, toco a su puerta. -Pasa. Entré y ella frotó sus ojos con algo de pesadez. -¿Cómo estás? Te he traído algo de café y pan, antes de que bajes para el desayuno. -Gracias, no tenías por qué. -Claro que sí, pero ahora dime, ¿cómo te sientes? Porque ayer estaba totalmente desorientada, no pude recuperarme hasta después de litros de agua y un buen descanso. Estaba esperando un comentario burlón de regreso a mí, pero no fue exactamente lo que recibí. -¿Podemos no hablar de ayer? Sólo quiero tomar mi café. -Oh... de acuerdo, no hay problema, umm, bajaré a preparar el desayuno- me levanté de su cama y caminé hacia atrás -. Te aviso cuando esté todo listo. Me di la vuelta lista para salir con un sabor amargo en mi boca. -Maddie...- me giré para verla -, gracias, no sé cómo me siento, pero estaré bien, no debes preocuparte. En mi mente llegaron miles de respuestas en cuestión de segundos, pero opté por la más conveniente en el momento. -Bien, haré el desayuno, ya vuelvo- mostré mi mejor sonrisa de boca cerrada y cerré la puerta. Bajé desconcertada pero dejé esos pensamientos de lado y me dediqué al desayuno, algo casero y bien hecho, tengo dudas acerca de la parte de "bien hecho" pero supongo que nos quedaremos con la duda. Matt me llamó y contesté de inmediato, sólo habíamos hablado por mensajes, supongo que su prioridad era hablar con la novia, y a mí me dejó a la deriva. -Matt, hola hermanito. -Hola pequeña, ¿cómo estás? Perdona por no haber llamado antes, tuve muchas cosas en un sólo día, al fin pude descansar, estoy en el dormitorio de Scott, di "hola" Scott- se escucha el movimiento del celular. -¡Hola lavagirl! ¿Cómo te está yendo sin mí? Sonreí instantáneamente. -Es el mejor momento de mi vida, por fin algo de paz- respondí con sarcasmo y de inmediato escuché su risa. -Entonces disfruta ese algo de paz, porque nos vamos a ver en las vacaciones. -¡Cállate Scott, era sorpresa!- se escuchó mi hermano. Me reí un poco. -Oops, creo que ni escuchó, no te preocupes. -Es cierto, no escuché nada- respondí con diversión. -Me despido lavagirl, te hablo en la noche, ¡adiós, te extraño! -¡Yo igual! Se escucha de nuevo el intercambio de celular. -Maddie, ya que me arruinaron la sorpresa, hay algo que me preocupa. -¿Qué pasa? -Emma no ha contestado ninguna de mis llamadas o mensajes, ¿sabes si pasa algo con ella? Tragué en seco. -Oh, es sólo que el baile de bienvenida estuvo cansado, nos la pasamos muy bien pero aún nos estamos recuperando, aparte de que se quedaron sin batería los celulares, ella sigue descansando, no te preocupes. Mordí mi labio inferior para poder callarme, me pongo nerviosa y el vómito verbal empieza, y es obvio que Matt me conoce así que debo ser cuidadosa con ese ligero detalle. -Mmm está bien entonces, no quiero sonar como un novio loco, pero sólo estaba preocupado por ella- se escucha algo desanimado y no lo culpo. -No suenas así, pero si pasa algo, yo te aviso, lo sabes. -Está bien, gracias Maddie. ¿Y tú, cómo estás? -Bien, fue una buena semana, se siente extraño sin ustedes aquí, pero estuvo bien. -Me alegro, pequeña. También es algo extraño estar aquí sin tus gritos matutinos. Solté una carcajada. -Y sin tu risa escandalosa. -Cállate- hablé entre risas -. Acabo de recordar algo, ayer vi a Elena. -Oh cierto, ¿y cómo te fue? -Bien, pero hay algo que descubrí, ella y el señor Evans ya se conocían. -¿Joe? ¿El papá de los H? -Él mismo. Elena me recogió de la casa de los H y se encontraron, fue algo extraño de ver porque Joe estaba en completo shock mientras que Elena aparentó no saber nada, después le pregunté y dio respuestas vagas, no sé qué pudo haber ocurrido. -Oh dale un respiro, Maddie, puede que hayan sido novios en la universidad y no quieran contártelo con lujo de detalle, sería algo incómodo, ¿no lo crees? No lo había pensado de esa manera, ya me dio vergüenza haber estado preguntona. -Puede ser... me pregunto cómo se veía el señor Evans de joven. -¿Por qué pensarías en eso, Madison? Solté una risa involuntaria, igual de involuntaria como mi comentario anterior. -No lo sé, piénsalo. ¿Mi madre se habrá visto como yo de joven? -¿Y qué? ¿El señor Evans como Hamilton? -No seas estúpido, no están relacionados. -Pero sí se parecen, ¿no lo crees? -Ahora que lo mencionas, sí...- me quedé pensando en la similitud de los mencionados -. Pero eso no importa, debes decirme todo acerca del campus, ¿ya tienes amigos? -Sí, hay muchas cosas por contarte, espero tomes asiento. Llevé mi mirada hacia las escaleras esperando ver a Emma fuera de su habitación, pero no fue así, entonces le digo que sí a mi hermano mientras sirvo mi desayuno en un plato y me voy al comedor para escuchar todo con lujo de detalle, y así se pasó mi mañana, escuchando las vivencias de Matt y Scott. Fue refrescante escuchar cosas nuevas, y me alegraba cada que escuchaba lo feliz que los dos sonaban al hablar de sus clases, de las personas que han conocido y de su campus. -Pedí comida china, lo tuyo está en la cocina, ¿quieres que lo caliente? Estoy segura de que aún está caliente, pero por si acaso... -No, así está bien- respondió sin ánimos -. Sé que quieres una explicación, pero no puedo dártela, son de esos días en los que sólo sé que no me siento bien. -¿Y qué hay de ayer? ¿Por qué te fuiste así? ¿Pasó algo de lo que deba enterarme? Me levanté de mi asiento y caminé hacia ella. -No pasó nada, supongo que sólo extraño a Matt y llego a pensar que la relación a distancia no funcionará. -Oh vamos, eso no es cierto, no hay nada de qué preocuparse. El corazón de Matt sólo se ha fijado en una persona y tú lo sabes, y vaya que han pasado muchos años antes de que su relación se hiciera oficial, así que no veo el por qué cambiaría todo ahora. Ella hace un puchero en particular que avisa que está a punto de llorar, entonces la abrazo pasando mi brazo por sus hombros. -Entiendo que siendo la primera etapa de su noviazgo, es algo difícil que sea a distancia, no fue lo que imaginabas, pero en cuanto menos te des cuenta, estarán los dos juntos y siendo empalagosos, ¿ok? Ella dejó salir una risita y asintió limpiando una lágrima que resbaló por su mejilla. -De acuerdo, gracias Mads, necesitaba escuchar eso. -Por supuesto Em, para eso estoy aquí, para hablar cuando lo necesites. Ahora vamos por tu comida y nos sentamos a ver una película, ¿te parece? -Me parece perfecto. -Por cierto debo de contarte algo... Y así pasamos las dos horas de una película que no vimos por estar haciendo teorías de mi madre y el señor Evans. -¿Cómo crees que Joe se veía de joven? -¡Yo me preguntaba lo mismo!- exclamé con una risa que contagió a Emma -. Me dijo Matt que le encontraba parecido a Hamilton. -Puede ser...- respondió pensativa -. Tiene cierto parecido, pero creo que se debe a su personalidad, pero pienso que Joe de joven era más sociable y alegre que Hamilton, ¿no lo crees? -Sí, puede que sea lo más probable. Como sea, sólo espero que el hecho de que se conozcan no sea motivo para una situación incómoda para nosotros, los hijos. -No te preocupes, debe ser más incómodo para ellos y no querrán que eso llegue a ustedes, puede que sea como dijo Matt, no hay de qué preocuparnos. Eso quiero creer, pero hay algo que me lo impide…
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD