La honestidad de su respuesta hizo que Vera sintiera una calidez que se extendió desde su pecho hacia el resto de su cuerpo. Durante los días que había pasado conociendo a Zelek, había visto atisbos del hombre que existía debajo del príncipe disciplinado, y cada revelación la había intrigado más.
Había algo en él que le hacía querer explorar todos los aspectos de su personalidad que había mantenido ocultos detrás de años de entrenamiento militar y expectativas reales. Era como si hubiera encontrado un libro fascinante cuyas páginas más interesantes habían sido mantenidas en secreto, y ahora tenía la perspectiva de toda una vida para leerlo completamente.
—¡Excelente! —declaró el Rey Theron, interrumpiendo el momento íntimo con la practicidad real—. Entonces está decidido. ¡Comenzaremos l
