AÑOS ATRÁS - REINO DE PYRION, MONTE IGNIS
El aire en las laderas del Monte Ignis aún vibraba con el eco de los gritos que se habían extinguido para siempre. El Rey Mesac descendía por el sendero rocoso con pasos que reflejaban su impaciencia por alejarse de la escena que acababa de presenciar. A su lado, Zelek de ocho años sollozaba de manera incontenible, las lágrimas corriendo por sus mejillas mientras luchaba por mantener el ritmo de su padre.
—¡Deja de llorar como una niña, Zelek! —rugió Mesac, deteniéndose abruptamente para enfrentar a su hijo menor—. Tu hermana era débil, por eso murió. Llorar por los débiles es una pérdida de tiempo que no toleraré de ningún príncipe de Pyrion.
Zelek intentó controlar sus sollozos, pero el trauma de haber visto a su hermana pequeña ser incinerada
