Brielle se acurrucó contra él voluntariamente, sintiendo cómo el calor constante de su cuerpo la envolvía como una manta viviente. Durante estos tres días transformadores, había descubierto aspectos de sí misma que nunca había imaginado que existían dentro de su personalidad élfica conservadora. La mujer tímida y virginal que había llegado a Pyrion estaba siendo reemplazada poco a poco por alguien más confiada, más consciente de su propio poder femenino, más cómoda con los placeres físicos que había descubierto en los brazos de su esposo temporal. —¿Qué tipo de lecciones tiene en mente, su alteza? —preguntó con una sonrisa que era pura invitación, entre tanto sus dedos trazaban patrones distraídos sobre el pecho musculoso de Sadrac. La respuesta de Sadrac no fue verbal, pero si muy efect

