—¡Sujétate bien, grandulón! —advirtió Vera con una emoción que hacía que sus ojos brillaran—. Los Kythara pueden alcanzar velocidades que te sorprenderán, especialmente cuando sienten la emoción de correr con viento fresco y terreno abierto.
Zelek se posicionó detrás de ella, sujetándose de la baranda con manos que de repente se sintieron menos firmes de lo usual. Había algo en la proximidad a Vera, en el aroma de pino y nieve que emanaba de ella, que lo hacía sentir menos controlado de lo que era habitual para él. Desde esa posición pudo observar que Vera le llegaba hasta la altura del pecho; si no se equivocaba, ella medía lo mismo que Brielle. Zelek asumía que esa era una estatura estándar para las mujeres Elfas, pero, aunque su hermano Sadrac encontraba esa estatura "terrible", a él n
