Brielle asintió, sintiéndose satisfecha tanto por los resultados de su sesión como por haber logrado demostrar que no era tan indefensa como Sadrac asumía constantemente. —Exactamente, su majestad —respondió, acomodándose el vestido que se había desarreglado durante el proceso de curación, además todavía seguía mostrando sus piernas—. A veces, los mejores resultados requieren métodos más... agresivos, supongo. Estoy segura de que usted, como guerrero experimentado, comprende perfectamente este principio —declaró, con una sonrisa que era pura satisfacción femenina. —Bueno, ya terminé por hoy, es hora de regresar a mis aposentos, su majestad —dijo Brielle bajándose de la cama, tomó sus sandalias y luego se dirigió hacia la puerta secreta, asumiendo que su trabajo había terminado por la noc

