En algún punto del camino, el equilibrio de poder entre ellos había cambiado. Ya no era simplemente el Rey dominante y la esposa ingenua. Ya no era solo el captor y la prisionera. Habían evolucionado hacia algo más complejo, algo que ninguno de los dos controlaba por completo. Y mientras se hundía gradualmente en el sueño, Sadrac se dio cuenta de que, a pesar de la frustración y la confusión, no cambiaría esta nueva dinámica por la simplicidad de su vida anterior. La pequeña Elfa había traído algo a su existencia que no sabía que había estado faltando: impredecibilidad, desafío, y la extraña emoción de no saber qué sucedería después. Por su parte, Brielle yacía despierta durante mucho tiempo después de que los sonidos de respiración de Sadrac indicaran que se había dormido. Su mente trab

