Arthur continuó acariciando sus pechos con pasión desmedida y ella gemía ante esta experiencia nueva para ella; él disfrutaba de los gemidos de ella provocando más placer al verla disfrutar. Sus manos expertas fueron recorriendo la esbeltez del cuerpo de Diane, la besó eróticamente en su vientre y poco después la despojó de su ropa, quedando ella completamente desnuda. Él también se fue despojando de su ropa con la ayuda de ella, disfrutando de las caricias inexpertas de su joven prometida, que actuaba más, por instinto natural; él estaba disfrutando de tan maravillosa experiencia de saber que una joven como ella lo deseaba tanto, que pidió que él fuera su primer hombre. Al pensar en todo ésto, una corriente de excitación subió por su espalda, haciendo que su virilidad alcanzara la más

