Él estaba ahí, lo había visto antes, en mis sueños. Su cabello como la nieve y su larga barba eran inconfundibles, me había hablado muchas veces, pero siempre me había parecido un ser aterrador. Jamás había prestado atención a su presencia, no lo suficiente, pero ahora estaba ahí, frente a mí, frente a todos. La palidez en el rostro de mi madre me perturbó, los rostros de indiferencia de muchos de los asistentes a la ceremonia se ensombrecieron, incluso podía notar el miedo en sus miradas y el temblor de sus cuerpos. La magia de aquel hombre era poderosa, lo podía percibir, su imponente mirada y su porte exigente anunciaban malas noticias. -¿Quién eres? -pregunté desafiante. Mi magia era poderosa, Lanira confiaba en mí, muchos de los presentes confiaban en mí, debía saltar al frente

