NARRA MARIANNE
Sentada en esta enorme oficina con un par de abogados del lado mio, me encontraba firmando el contrato de mi desgracia.
Maximiliano Coleman el hombre más rico de la ciudad, con el poder absoluto sobre cualquier persona ahora sería mi futuro dueño, así me lo repetía él.
Aún me pregunto ¿Cómo es que llegué hasta aquí? ¿Cómo es que he decidido cavar mi propia tumba?
FLASH BACK
- No mamá... no puedes dejarme, tienes que estar bien, prometo que haré todo lo posible para que te recuperes. - Veía cómo se llevaban a mi mami a esa sala de cuidados intensivos.
- El transplante es necesario, quizá una semana más sea lo que tú madre pueda resistir. - Aquellas palabras dichas por el médico retumbaban en mi cabeza.
Salí corriendo de aquel hospital, mi vida se acabaría si mi madre no estaba conmigo.
Hace días en la universidad escuché hablar a unas chicas en el sanitario, una de ellas contaba como es que había adquirido un auto de lujo ¿Vendió su virginidad? con la fuerte cantidad que le dieron ella también logró pagar la carrera de medicina.
Mi primera vez tiene que ser con Daniel, él ha sido mi novio desde que ingresé a la Universidad, cuarto grado de la carrera de neurología, es lo que Dani estudia.
Tan solo pensar en la idea de que alguien más me toque que no sea él, me deprime, pero... está mi madre, a punto de perder la vida.
La presión que sentía por conseguir el dinero necesario para salvar a mi madre era demasiada, llevaba días sin poder dormir ni comer.
Un anuncio en la puerta de nuestra casa... el banco está por cancelar la hipoteca y colocar a la venta el que ha sido mi hogar por tantos años. No tuve una opción buena así que he decidido buscar aquel lugar en el que las chicas de la universidad han asistido a vender lo más puro e importante que tiene una mujer, su virginidad.
Unos leggins ajustados a mi cuerpo, una simple blusa color negra, botas y chamarra de piel es lo más cercano que tengo a algo sexy. Cogí un taxi y me dirigí hasta aquel bar. En su exterior pareciera ser un lugar donde los jovenes se divierten, pero en el transfondo existe una red de hombres enfermos sexuales que compran a chicas como yo para saciar sus bajas pasiones.
El Eden, así se llama el lugar... totalmente oscuro, con unas cuantas luces color neón, me causaba pánico con solo ver lo atemorizante que se miraba este bar.
- Hola... ¿Cómo puedo ingresar a la subasta? - Con la voz tan bajita le pregunté al chico de la barra.
- Hola guapa ¿De qué hablas amiga? - Tal vez me equivoqué de lugar, aunque estoy segura que no es así.
- ¿Es aquí el Edén cierto? hace días escuché a mis compañeras sobre una subasta de chicas vírgenes... - El tipo tapó mi boca con una uva, me sujetó del brazo y me llevó a la parte trasera del lugar.
Mientras más caminaba por el enorme pasillo más me arrepentía de haber venido, miles de chicas en poca ropa estaban siendo arregladas, con un maquillaje extremo lo cual les hacía lucir de más edad. Sus cuerpos aún son de unas niñas se nota el poco desarrollo en ellas.
Recien he cumplido 19 años, mi cuerpo ahora es delgado, mido 1.70 con unas enormes caderas, piernas largas, una cintura pequeña, glúteos firmes y redondos, busto mediano, piel blanca, cabello n***o, muy n***o el cual resalta aún más mis grandes ojos color avellana. La belleza que poseo es gracias a mi madre, ella si que es realmente hermosa.
Al final se encontraba una habitación de la cual salían y entraban las chicas, algunas lloraban, tenían rostro de tristeza, el pánico se apoderaba cada vez más de mi.
- Entra ahí... mi compañera te explicará que es lo que tienes que hacer. - El chico de la barra me empujó dentro de la habitación y se marchó.
- Toma asiento chica, ¿Tienes cuenta bancaria? - Una chica rubia muy exuberante me interrogaba.
- Si, si tengo. Antes ¿Puedes explicarme en qué consiste todo esto? - No quise tomar asiento me quedé de pie junto a la puerta.
- Mira niña aquí vienes a vender tu virginidad, antes el médico te revisa para corroborar que no estés mintiendo, en aquella pantalla cada tres horas los caballeros más adinerados de la ciudad se sientan para elegir a la chica que más les agrade, yo te ayudaré a subir al más alto el costo tu virginidad en una subasta que no dura más de 10 minutos, de ahí tú me darás un porcentaje y lo demás será para ti. - Que fácil hablan de todo, como si hablarán de vender paletas.
- ¿Puedo ver a quién será mi comprador? - Siempre he sido muy curiosa.
- Ja, ja, ja... ¿Acaso no sabes en dónde estás? Ellos pagan por ti, ellos eligen, tu no, si no te interesa anda y vete que tengo muchas más que esperan. - Abrió la puerta y me quería hechar.
- No, espera... disculpa, esto es nuevo para mí, solo dime algo ¿Vale la pena? - Mis palabras me dolieron tanto, estoy vendiendo mi pureza.
- Mucho niña, mucho... quinientos mil es la cantidad que menos han pagado. - ¿Medio millón? caí sentada en el sillón de la impresión, con tan solo esa cantidad mis deudas se esfumarían.
Comencé a dar mis datos, me han cambiado el nombre ya que solo será un fin de semana el que pasaré con la persona que me adquiera. Apartir de que el sujeto que me elija realicé la transferencia a mi cuenta yo pasaré a ser completamente suya por dos días.
En las clausulas claramente dice que no puedo desobedecer, ni hablar nada de lo que en ese tiempo pase. En caso de no cumplir con lo del contrato, pagaré una penalización millonaria a quien pague por mi.
Me han colocado un vestido que apenas si cubre mis enormes glúteos, unas zapatillas tan altas que no logro caminar bien y un maquillaje de noche muy cargado; jamás imaginé que la que veía en el espejo fuese yo, realmente luzco sexy y muy guapa.
Comenzó la subasta... una a una fué pasando a esa habitación, ahora llegó mi turno. Quité la bata que me cubría, la rubia que llamaban Brenda me daba indicaciones, tenía que girar lentamente para ser observada, jamás me había sentido tan humillada y decepcionada de mi.
- Keyra es la chica pelinegra, medidas perfectas, ella es el cierre de las subastas por el día de hoy... iniciamos con $300,000. - Ni en sueños imaginé tener en mis manos una cantidad tan grande de dinero, mi corazón se agitaba de imaginar al asqueroso hombre que me llevaría con él.
Poco a poco comenzó a subir la oferta por mi... entonces a lo lejos se escuchó dos millones. iListo! la oferta se cerró.
Aún no podía concebir tanto dinero en mi cuenta, la rubía me sacó de ahí y me llevó con ella.
- Keyra realmente eres afortunada, jamás había vendido por una cantidad tan alta a ninguna chica, la transferencia por millón y medio ya está lista en tu cuenta, claro desconté mis servicios, ahora necesito que lo corrobores. - Desde mi móvil chequé y mis ojos no podían creer lo que veían, tanto dinero estaba listo en mi cuenta.
Ahora fuí llevada a algo que parecía una recepción, muchas chicas estaban sentadas al lado mío.
- Tu habitación es 3034, esperas a que llegue tu invitado, le recuerdas que eres el premio de su visita al Edén y únicamente lo dejas que el haga todo. - Todo mi cuerpo sudaba, realmente tenía miedo.
Por mi mente pasaba Daniel... seguramente a partir de ahora no podré mirarlo a los ojos, ni siquiera a mi madre.
- ¿Habitación 3...0...4...3? - ¿Tres... cero? ¿Qué? por estar distraída no recordaba bien el número que me había dado Brenda, supongo que no todas las habitaciones comienzan igual.
- Aquí... ese es mi número. - Ingresé a aquella habitación.
Todo estaba oscuro, no alcanzaba a distinguir nada aquí, me golpeé la pierna con una mesa. Se escuchaba como caía agua en la ducha.
El hombre que se encontraba en el sanitario tomando una ducha salió, encendió la luz, nuestros ojos se quedaron fijos sin parpadear.
Alto, muy alto, quizá 1.85, su piel es perfecta color canela, el agua resbalaba por su rostro, una barba increíble que parecía dibujada, ojos color azul, enormes pestañas curvas... un cuerpo perfecto; grandes pectorales, un abdomen increíble al cual se le marcaba un six pack impresionante, este hombre parece haber sido tallado y labrado por los mismos dioses, solo una toalla cubría el final de esa "v".
- ¿Tú qué haces aquí? - Esa voz tan masculina... ¿Acaso no tiene algún defecto este hombre?
- Soy el premio por tu visita al Edén. - Mis manos sudaban.
- ¿Premio? ¿Que cojones es esto? - Alzó la voz, parece enojado.
- Termina con esto y ya. - Por mis ojos caían lágrimas, sólo quería que ésta pesadilla acabara, que tuviera por lo que ha pagado, tomé la iniciativa y me quité el vestido quedando únicamente en ropa interior.
- No pensé que tantas visitas a este lugar me darían un regalo tan agradable. - Me sujetó fuertemente del rostro y comenzó a besarme.
Imaginé mi primera vez llena de amor y especial, jamás con un adonis.
Sus grandes manos sujetaron mis glúteos, me llevo hasta la cama, fué tan fácil para él cargarme, es muy fuerte.
Esos labios carnosos comenzaron besando mis pies, poco a poco subía con delicadeza por mis largas piernas, pequeños quejidos salían de mi boca.
Mi v****a palpitaba jamás había sentido una sensación tan agradable y extrañaba.
- Eres hermosa... - Susurró en mi oído, mi ser completo reaccionó.
El olor de este hombre es tan embriagante, nunca imaginé que perder mi virginidad fuera llena de deseo, placer y excitación.
- Eres tan exquisita. - Hablaba muy cerca de mi v****a, me estaba volviendo loca.
Quería gritarle que me penetrara, lo quería ya dentro de mi, tenía deseo de él. Fuera del pasillo se comenzaron a escuchar gritos.
- iKeyra dónde carajos te has metido! - Me llamaban por fuera de la habitación.
¿Qué estaba sucediendo? Inmediatamente me aleje del adonis tan guapo que tenía frente a mi para salir al pasillo a ver porque gritaba la rubia mi nombre.
- ¿Qué pasa? - Aún en ropa interior salí de la habitación.
- ¿Que pasa? Eres tonta o que... está no es tu habitación, eres una imbécil me has hecho perder una fuerte cantidad de dinero. - ¿Qué? no podía creer lo que estaba escuchando.
Me he equivocado de habitación, eso quiere decir que el hombre que estuvo a punto de quitarme mi virginidad no es el que ha pagado por mi, ya decía yo que era fantástico para ser real.
- Lo siento yo no he... - Una fuerte bofetada recibí.
- Ahora mismo regresas el dinero que se te ha dado, trabajarás para mí el tiempo en que tardes en pagarme la penalización que se le hará llegar al cliente.- ¿Qué? yo no soy una sexo servidora. Mis pies temblaban, todos los de las demás habitaciones ya estaban observando.
- No regresaré ese dinero, es mío. - Le grité a la rubia, enseguida sacó un arma y apunto en mi cabeza.
Forzada con un arma en mi, siendo amenazada de muerte no tuve más salida que realizar una transferencia de vuelta a la cuenta de la rubia.
Ni siquiera me dejó explicarle que aún seguía siendo virgen y podía cumplir con el trato.
- Ahora te vas y te cambias nuevamente, te conseguiré clientes hasta que pagues lo que me debes. - Sentía mi cuerpo desvanecer.
- No... por favor no, no me hagan esto. - Golpeaba el piso de desesperación.
- Te espero allí dentro. - Un viejo asqueroso pasó a decirme en el oido.
He tomado malas decisiones y gracias a eso ahora me encuentro aquí, siendo vendida como una más de las mujeres de este bar.
- Por favor déjenme ir, puedo pagar lavando pisos, limpiando de cualquier otra manera- Golpeaba con mis puños, lloraba como niña pequeña.
Ahora me siento peor, he perdido la oportunidad de salvar a mi madre, casi pierdo mi pureza con un extraño, me siento sucia, sin valor como mujer.
Rápidamente me coloque mi ropa, tenía que buscar la manera de salir de este bar.
- ¿A dónde vas? - Sentí cómo jalaban de mi cabello, era el hombre que sería uno de los clientes que me han conseguido.
- No por favor yo no quiero entrar allí. - Gritaba, fue inútil el me cargó y me llevaba a la habitación.
- iAlto! se escuchó a lo lejos. - El hombre guapo y sexy con quién estuve hace unos instantes estaba detrás de nosotros.
- Joven Maximiliano, esto no le compete. - Brenda se dirigió a él.
- ¿Cuánto es lo que debe esta mujer? - Mis ojos derramaban muchas lágrimas.
- Muchos miles de pesos Max. - Respondió la rubia.
- Manda el monto a mi cuenta para realizar la transferencia. - ¿Escuché bien? ¿Él pagará mi deuda?
El hombre me bajo de sus hombros, muy enojado se fué. Yo intentaba huir de allí.
-Ahora tu ven acá, toma tus cosas y te espero abajo. - El adonis, Maximiliano me dió órdenes.
Caminé hasta la salida del Edén, soy un desastre, mi vida es un infierno ¿Por qué no puedo ser tan fuerte como mi madre?. Un auto se detuvo... temblaba de miedo.
- Sube te puede pasar algo. - Me llamaba Maximiliano.
- No gracias. - Tenía pánico, no sé si quisiese hacerme algo.
- iQue absurdo! estabas hace unos instantes en paños menores conmigo y ¿Ahora no quieres subir al auto de quién te ha salvado de un loco? - Tenía tanta razón, así que me monte a ese auto tan lujoso, ni en mis sueños pensé tocar algo tan valioso.
- Vamos a ir a mi casa Marianne mañana tenemos cosas que hacer. - Continúo manejando.
- Mi nombre es Keyra. - Le dije sin mirarlo.
- Está bien si quieres que te llame por tu nombre de sexoservidora da lo mismo. - ¿Qué ha dicho este tipo?
- iNo soy una sexo servidora! - Le grité y giré a verlo. Es aún más guapo, ese traje le queda más que perfecto.
- ¿Me dirás qué hacías es ese lugar? - Su voz tan varonil es electrizante.
- Es algo incómodo para mí hablar de lo que pasó esta noche. - Quería llorar.
- Marianne... porque ese es tu nombre ¿Cierto? te preguntarás cómo es que sé quién eres, es muy fácil... Tiraste tu identificación. - Extendió una tarjeta donde estaban todos mis datos.
- Gracias. - Seguramente estoy con las mejillas coloradas, él me ponía nerviosa.
- Ahora dime ¿Qué hacías allí? se nota desde lejos que no perteneces a ese lugar. - Detuvo el auto.
- No, no pertenezco allí... - Comencé a llorar.
- Bueno... Marianne pagué una fuerte cantidad de dinero por ti, así que ahora debes de pagarme. - ¿Qué? si o si tengo que vender mi cuerpo.
- Eres igual que todos los de aquel bar un asqueroso hombre que compra mujeres. - Le grité.
- Y tú eres igual que aquellas mujeres de aquel bar, se venden al mejor postor por dinero. - Llegamos a una mansión, elegante, lujosa, impresionante.
No volví a decir ni una sola palabra, sabía perfectamente que venía a tener sexo con él, es mi culpa por meterme en tantos líos, al menos no será con el viejo gordo asqueroso aquel.
- Siéntate. - ¿Siempre ésta de mal genio?
- Es linda tu casa. - No sabía que más decirle.
- Gracias, vamos al grano Marianne... he pagado una fuerte cantidad de dinero hoy por ti, no pienso perder esa fuerte suma, haremos de cuenta que soy el tipo que te ha comprado, sin embargo no alcanzarás a pagarme solo con el fin de semana, así es que por un mes más estarás a mis órdenes, harás lo que yo te diga y ordene, de ahora en adelante seré tu dueño. - ¿Está loco?
- ¿Estás loco? Yo no soy una puta para estar disponible para complacerte sexualmente. - Gritaba enojada.
- Está bien, entonces llamaré a Brenda para que acuda por ti y tu pagas el lío en qué te has metido, ahora vete. - Él se levantó de la lujosa mesa de mármol.
- No. Maximiliano espera... está bien lo haré. - Con la cabeza agachada le respondí.
- Excelente, supuse que ibas a aceptar. - Se rió de mi.
- ¿Si eres mi dueño desde ahora tengo que hacer todo lo que tú digas, cierto? - Tragué saliva, el se acercó mientras se quitaba la corbata.
- Es cierto... mañana a primera hora acudiremos a firmar el contrato que te compromete a pagarme, no pienses que creeré en tus simples palabras. - Se acercó a mi boca.
- Está bien, solo no me maltrates, yo voy a acceder a lo que tú digas, esto es nuevo para mí. - En un tono muy bajo le dije las últimas palabras.
- ¿A qué te refieres con nuevo para ti? - Su rostro es de curiosidad.
- Jamás he estado con ningún hombre... - Apenas si susurré.
- ¿Eres virgen? - Se sorprendió tanto ¿Acaso no sabe que es lo que hacía yo en ese lugar?
- Si, lo soy. - Respondí con pena.
- Eso es raro... - Me sujetó de la cintura y respiro detrás de mi oído.
- ¿Raro? - Pregunté.
- Si... digamos que pensé que eras una más de las sexo servidoras de Brenda y el Eden. No te preocupes no me gusta maltratar mujeres mucho menos obligarlas a tener sexo, a ti te quiero para otras cosas, si algún día llegó a querer penetrar esa linda v****a quizá sea porque tú lo pidas, no eres mi tipo Marianne, ahora ve a ducharte y duerme que mañana a primera hora vamos con mis abogados. - Me dio un beso en cuello y se fué, me ha dejado tan excitada.
FIN DE FLASH BACK