bc

EL HEREDERO

book_age16+
1.7K
FOLLOW
10.6K
READ
HE
love after marriage
self-improved
heir/heiress
drama
bxg
realistic earth
poor to rich
colleagues to lovers
novice
like
intro-logo
Blurb

Caleb Cipriano tenía una vida complicada y dura, pero siempre se alentaba pensando que su sacrificio valdría la pena algún día, y que si trabajaba duro superaría todas sus penas. ¿Cuál fue su sorpresa cuando se enteró que era el heredero de una enorme cadena hotelera de tallaje nacional? Al final, todo aquel esfuerzo planeado no sería necesario.

chap-preview
Free preview
CAPÍTULO 1
La alarma en su celular sonó, anunciando que se acercaba el día de pago del arrendamiento de la habitación en que estaba viviendo y sintió un hueco en el estómago. Él bien sabía que no tenía el dinero de ese mes y, posiblemente, no lo tendría hasta una semana después si nada salía mal. —Tal vez no debí comprarlo —dijo en un susurro y negó con la cabeza. Esa pequeña caja aterciopelada, que guardaba un dije precioso, era justo lo que necesitaba regalarle a Mía para agradecerle todo el amor y los buenos ratos que habían pasado juntos en dos años y medio que llevaban de relación. Mía era su amada novia de preparatoria, con quien le hubiera encantado estudiar la universidad, pero, sin esa beca que no había logrado obtener, para él ese sueño se había tornado un imposible. Sin embargo, Caleb no se rendiría, se tomaría un año para trabajar, ahorrar, estudiar y volver a aplicar a la carrera que quería, y a la beca que necesitaba para poder cursar la licenciatura. Él había sido un niño sin padres que, gracias al subsidio del gobierno y a mucho esfuerzo, había logrado estudiar hasta completar la educación media, y eso era algo que agradecería siempre, a pesar de que no había sido suficiente para acabar con todas sus carencias. Y es que, tras convertirse legalmente en adulto, su país pensó que él estaba cualificado para sostenerse por sí mismo, y el hogar temporal en que le dieron asilo le pidió que buscara otro lugar. Fue hasta entonces que aprendió el verdadero significado de ser independiente, y la casi imposibilidad de valerse por sí mismo a tan temprana edad. Caleb rentó una habitación amueblada en una casa de estudiantes poco antes de terminar el bachillerato, no había tenido problemas con ello ya que había presentado su solicitud a la universidad a la que había aplicado. Pero pagar una renta mensual, aún con ese ingreso que recibía por su trabajo de fines de semana, se había vuelto una tortura. A Caleb se le comenzó a notar que pasaba dificultades cuando la poca ropa que tenía comenzó a quedarle grande pues, con tal de no atrasarse en el pago de su habitación, había tenido que prescindir de una o dos comidas por día. Sin embargo, el castaño estaba confiado en que la beca, que cubriría sus estudios a totalidad y le otorgaría además una mensualidad para gastos de manutención, sería un gran apoyo para él; lamentablemente él había sido víctima del descuido de una persona en la oficina donde entregó sus papeles para aplicar a dicha beca, quien los traspapeló y lo dejó sin oportunidad de obtener ese apoyo. Consciente de que a duras penas comía, el joven de cabello y ojos marrón oscuro, se dio cuenta de que pagar la universidad no sería algo que podría hacer, así que decidió darse de baja en la universidad y comenzar a trabajar entre semana también para dejar de pasar penurias mientras ahorraba para poder aplicar pronto a la universidad de nuevo. Caleb quería ser contador, ese había sido su sueño desde que conoció a Luis Gómez, el contador de los servicios a menores que habían cuidado de él desde que tenía memoria. Lo recordaba claramente: un hombre pulcro, en un auto genial y con una computadora debajo del brazo y el celular de última moda en la otra mano. Ser como Luis Gómez se había convertido en su sueño, pues ese joven no solo se veía bien, también parecía disfrutar de su trabajo, así que el chico indagó en su profesión y se estableció como meta convertirse en eso. Y ahora estaba ahí, lleno de nostalgia porque todo lo que había leído en la biblioteca pública, sobre contabilidad, aún no podía serle de utilidad. Las cosas habían comenzado difíciles para él como adulto, y no parecían tener pinta de mejorar pronto. Es decir, tenía casi un mes buscando empleo y no lograba quedar en ninguno. Sí, tener el bachillerato concluido parecía un punto a su favor, pero no tener referentes personales lo convertía en un tipo sospechoso que nadie quería contratar. Y, por si eso fuera poco, con el tiempo las cosas se pusieron peor, pues, con su considerable pérdida de peso, su apariencia personal se convirtió en la de un joven con algún vicio. Caleb se veía tan mal, tan descuidado y desganado que incluso en su trabajo de fin de semana, en el que tenía años trabajando, le preguntaron si estaba consumiendo alguna sustancia peligrosa. El joven juró y perjuró que no lo hacía, y la pareja que le permitía hacer entregas de su comida decidió darle el beneficio de la duda y confiar en él. Así Caleb no perdió su único sostén, lo que le permitía sentirse aún ilusionado con algunas cosas, como su relación con su novia que de pronto le ponía en aprietos. Es decir, el regalo para Mía le había costado casi lo de su renta, y la verdad es que lo había comprado sin pensar en que no era algo que le urgiera, olvidándose incluso de que su renta de ese mes debía ser cubierta una semana después. Con mucha pena, al joven le tocaría dar la cara para solicitar una prórroga en el pago, aunque eso no le preocupaba, estaba casi seguro de que la obtendría, pues tenía ya cuatro meses viviendo en ese lugar y siempre había estado al día. Caleb miró la cajita de terciopelo azul, con un pequeñísimo moño dorado que combinaba a la perfección con la línea dorada que dividía la cajita y sonrió emocionado. Él tenía todo un plan para sorprender a Mía el siguiente fin de semana, que sería su cumpleaños: la citaría después de su trabajo, en el puesto para el que repartía comida y en donde habían aceptado prepararle a la pareja una cena a un precio mejorado, precio de empleado, le habían dicho. Ahí le regalaría ese dije que el chico ansiaba ella luciera. Mía era la ilusión más grande que le quedaba, a ella la había conocido en el bachillerato, habían platicado un poco en el curso propedéutico y dos semanas después descubrieron que estudiarían juntos gracias a que les había tocado en el mismo grupo. Mía era una hermosa chica de cabello castaño claro y ojos color miel, de cabello lacio y sonrisa deslumbrante con las mejores notas de la clase, luego de las de Caleb, por supuesto, quien debía esforzarse para mantener la beca que le había permitido acceder a la educación media superior, pues en los servicios infantiles tan solo les alcanzaba para pagarles a todos la educación básica obligatoria. Su relación con ella había iniciado como el par nerd de la clase, y se habían convertido en muy buenos amigos con el paso del tiempo, además, gracias a la chica, él había conseguido su empleo de los fines de semana y habían terminado siendo novios a final del segundo semestre. Ella era una niña genial, respetuosa y sin prejuicios, así que al joven no le había costado trabajo enamorarse de ella. Caleb y Mía habían sido novios desde entonces, ellos entablaron una relación que fue para ambos, pues lograron mantenerse como los dos mejores de la clase durante cuatro semestres, y planeaban seguir siendo los mejores la universidad, mientras estudiaban juntos, pero el destino había querido que solo ella cursara la educación superior. Mía siempre creyó en él, alentándolo a ser mejor para poder dejar de ser el chico sin padres que vivía a expensas de los impuestos del pueblo, como muchos maliciosos señalaban. Ella estaba segura de que, si se esforzaba, él lograría callarles la boca a esos que hablaban por hablar. A Caleb, sus buenas notas le habían conseguido la oportunidad de estudiar un poco más, y Mía decidió ayudarlo tanto como podía para que él saliera adelante, así que lo había presentado a sus padres que eran dueños de ese puesto de comida, en que Caleb tenía años trabajando, y de otros tres iguales en otros puntos de la ciudad. El negocio de los padres de Mía era rentable, pero ellos ya tenían empleados de más tiempo, así que no podían extenderle horario a Caleb, así que él había decidido buscar algo más formal, pero en su contra también tenía que buscaba un empleo temporal, pues sus planes de seguir estudiando serían su prioridad en un futuro no muy lejano. ** La puerta de su habitación, sonando repetidamente, lo sacó de sus pensamientos una tarde que llegó sin haber obtenido ninguna buena noticia, y supo que le tocaba enfrentarse a su casera, quien le sonrió desganadamente al saludarlo cuando el chico le abrió la puerta. —Sobre la renta —comenzó a hablar el joven, pero la mujer de complexión robusta y de lentes no le permitió excusar nada. —Sé que no eres estudiante —informó la mujer tras interrumpir lo que sea que fuera que el chico iba a decir—, así que necesito que desocupes la habitación a final del mes. El rostro de Caleb palideció, esas palabras le habían dejado helado. —Yo, tuve un inconveniente, pero planeo volver a aplicar para poder entrar a la universidad —explicó el nervioso chico, sintiendo que su corazón se atoraba en su garganta cada que buscaba salírsele por la boca. —Lo lamento —dijo la mujer—, son las políticas del lugar. No puedo arrendarte si no eres estudiante, así que necesito que desalojes el lugar. En compensación, no te recibiré la renta del próximo mes para que puedas pagar el depósito de un nuevo lugar. Tienes tres semanas para hacerlo, porque ha sido rentado para ese tiempo. Caleb respiró un poco al saber que no debía pagar la renta de ese mes, pero sintió volverse loco al recordar lo difícil que había sido encontrar ese lugar, en que estaba cómodo porque incluía muebles y cocina compartida, además de lavandería, pero sin ser estudiante esas cosas serían cosas de las que no disfrutaría. El joven de cabello oscuro tragó saliva, y una punzada se clavó en su pecho dejándolo sin respirar. Tenía ganas de llorar, pero no debía hacerlo, así que solo se obligó a respirar profundo, a pesar de lo doloroso que era, y puso en sus notas mentales que, a partir de la siguiente semana, ya que tuviera su dinero del pago del mes, debía buscar empleo y casa al mismo tiempo. ** “Saludos, señor Caleb Cipriano. Mi nombre es Valerio Santillana, me comunico con usted de parte de Paramount Group y solicito se comunique conmigo a este número para habla de algo sumamente importante.” Eso se leía el chico de ojos oscuros en un mensaje de texto que su teléfono le anunciaba junto a dos llamadas perdidas del mismo número. —¿Una estafa? —se preguntó el joven de cabello y ojos oscuros y agradeció que su teléfono celular estuviera en tan mal estado que no hubiera captado las llamadas a tiempo y tan solo le hubiera anunciado que habían ocurrido casi una hora atrás, pues eso seguramente le habría salvado de un disgusto.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Navidad con mi ex

read
8.9K
bc

La esposa rechazada del ceo

read
168.3K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
86.6K
bc

Bajo acuerdo

read
9.6K
bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
51.7K
bc

Tras Mi Divorcio

read
511.1K
bc

Yo, no soy él

read
88.5K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook