La graduación, un evento esperado por todos, no fue la cosa más agradable de atestiguar por ese grupo de universitarios culminando la licenciatura pues, para empezar, el mejor alumno del curso: Caleb Cipriano Montes, no se presentó ni siquiera al acto académico, mucho menos a la fiesta realizada para celebrar haber culminado su grado universitario y haber obtenido ese título que todos soñaron con tener.
Y por si fuera poco que uno de ellos se hubiera saltado el festejo, otra de ella, la más alegre del salón, bebió como loca hasta montar un teatro con tres escenarios distintos: ella demasiado feliz, incomodando a muchos, ella furiosa, molestando a demasiados, y ella llorando, incomodando a todos.
Los compañeros de clases lo entendieron bien. No sabían la razón, pero sabían que ellos hab
