Caleb abrió los ojos sintiendo que no debería dejar la cama, pero sabía que quedarse en casa no sería bueno para él que, por sobre todas las cosas, detestaba estar solo. «¿Debería buscar un compañero de cuarto?» se preguntó, pero él también era algo especial, y ya acostumbrarse a vivir con Diana había sido complicado, aunque cuando lo hizo ya tenía años de conocerla y de tratar con ella día con día. —Mejor no —dijo y dejó la cama para vestirse y salir a correr un rato, pues no había nada mejor para distraerse que el ejercicio. El clima era algo agradable, sobre todo para Caleb que no podía con el calor, estaba como le gustaba: casi frío; así que, en lugar de correr, siguió su camino lento y conoció los alrededores del lugar donde vivía, pensando que era un buen lugar, tranquilo, tal

