—Se supone que una boda es un evento especial —refunfuñó Valerio, que sentado en la silla frente al escritorio donde detrás estaba sentado Caleb revisando algunos papeles, vio a Samantha de pie junto al escritorio que lo separaba a él del chico—, entonces, ¿por qué están planeando firmar un documento en la oficina como si fuera cualquier contrato comercial? Samantha y Caleb se miraron entre sí sonriendo apenados. Habían agendado ya una fecha y, tal como Valerio estaba mencionando, la boda sería la firma de papeles y el registro del matrimonio nada más. —Pues es que esto es más o menos un trato comercial —explicó Samantha, recibiendo de regreso los papeles que había llevado a Caleb para que les diera el visto bueno y que, según su cabeza asintiendo, lo tenían. Aunque ella debía tomarse

