VENDETTA.

Los Capone Greco, la familia más importante de toda Italia. Lucían los mejores trajes, las mejores joyas y estaban a la vanguardia con las armas. Físicamente, eran los más atractivos del lugar a donde iban, económicamente los más poderosos y si de mafia hablamos, eran los más temidos. Aún me atrevería a decir que lo son. Marie Lucia Greco, madre del temido Raffaele, de los gemelos Russell y Benedetto, pero sobre todo la amorosa y dedicada madre de Sara Marie Capone, la hija menor de la familia. Es de ella de quien hablaré hoy. Sara Marie Capone, una joven hermosa, cabello liso que llegaba hasta sus caderas, n***o al igual que sus grandes ojos, blanca como la nieve, sus labios rosados la hacían lucir cuál princesa de cuentos. Era la menor de cuatro hermanos y la única mujer de la familia Capone, siendo Raffaele, Russell, Benedetto sus hermanos mayores en el orden ya nombrado, con diferencia de dos años cada uno, excepto Raffaele, quien tiene diferencia de 5 años de sus hermanos. Siendo una princesa a los ojos de su familia, jamás se le negó nada, jamás tuvo carencia alguna. Todo cuanto quiso, lo obtuvo. Así, cuando vio a un joven cuyo único interés eran los postres y la poesía, se enamoró perdidamente. Sin imaginar la guerra que desataría su padre al saberlo. Aquel joven, en cuanto la vio sonreír e iluminar la panadería con su luz, se enamoró perdidamente de ella. Ella no dijo su nombre a nadie que pudiese identificarlo, ni siquiera sé si ella lo sabía en realidad. Cada oportunidad que tenía de escabullirse de sus hermanos y padre, lo aprovechaba para encontrarse con aquel muchacho de ojos azules como el mar, alto y muy apuesto. Sara Marie, la princesa de la familia Capone, se había enamorado perdidamente de aquel muchacho. Sus corazones latian fuerte, sus miradas eran únicas al momento de hablar de amor, los suspiros que robaba aquel sentimiento, traspasaba toda dificultad y prejuicio. Se veían cada día al atardecer. La joven aprovechaba que al atardecer, sus hermanos salían con su padre para cobrar y aterrorizar a los deudores, y su madre se ocupaba de la cena, para correr en el bosque. Lo que antes era para ella una caminata pacífica y de poesía natural, ahora se habían convertido en las más alocadas, pasionales y deslumbrantes atardeceres junto a su amado secreto. Cada día al amanecer, esperaba con ansia que llegue la hora de ver a su amado. Tiempo atrás, era muy común los acuerdos matrimoniales, así que, su padre al verla crecer y cumplir sus 16 años tenía solo un propósito para ella, el matrimonio. Todos empezaron a actuar raros y misterioso en presencia de Sara Marie, pero la joven estaba tan enamorada que no lo notó. Una noche, sus padres tendrían una ostentosa reunión con otra de las familias influyentes en Italia. La única persona que no podía asistir era precisamente Sara Marie, ya que aquella ostentosa reunión, era para llegar al acuerdo de Matrimonio. Por otro lado. Está, Armand Di Alessio, primogénito de la segunda familia más peligrosa de Italia. Asesino desde sus seis años, amante de las armas, narcisista, egoísta, ególatra y malo por naturaleza. Armand, no tenía simpatía alguna por nadie, su único interés en las mujeres era s****l, no consideraba que tuvieran otro propósito. Y seria con él, precisamente con quien comprometieron aquella noche a la princesa de la familia Capone en matrimonio. Aunque la princesa de la familia Capone era muy mimada, realmente jamás fue exhibida su belleza ante Armand, hasta la noche del compromiso. Y no sería una presentación como tal. La misma noche que ella seria comprometida en matrimonio con el ser más despiadado de Italia, aquella hermosa muchacha aprovechó para ir en busca de su amado. La curiosidad, el amor y las caricias ansiosas de ella, los hacían perderse en la pasión. La mañana en que la joven Sara decidió salir a escondidas de su padre y hermanos, caminó por el bosque sin parar. Quería pensar, quería saber si sus sentimientos eran reales o solo una absurda confusión. Caminó sin parar, perdiendo la noción del tiempo y no regresó hasta al atardecer, cuando su padre y ambas familias esperaban en el gran salón principal, con una sorpresa de bienvenida. Su padre observó a la muchacha de pies a cabeza. La furia se podía ver en su mirada. Su mirada no era la única que tenía sobre ella, Armand por unos segundos quedó embelesado con su belleza, a pesar del desastre, hasta me atrevería a decir que se enamoró a primera vista de Sara Marie, pero jamás lo sabremos. Sara Marie, con sus pies descalzos, su cabello despeinado, su vestido parcialmente alborotado, y sus labios aún más rosados que de costumbre, acompañando sus mejillas rosadas. Su padre, levantó la mano con furia y le dio una bofetada tan fuerte que la lanzó al suelo. Acto cruel y vil que su futuro prometido disfrutó, y ni siquiera se molestó en disimularlo. Dos, de los tres hermanos, dieron un paso en defensa de su pequeña hermanita, al igual que la madre, pero la sola mirada de su padre, un despiadado mafioso y estricto padre, no se atrevieron a mover un músculo siquiera. Es más, retrocedieron cabizbajos. El padre se acercó a la muchacha con furia, la tomó del brazo con fuerza y la lanzó a los pies del futuro prometido. —Es tuya, si aún la quieres —dijo, dándole la espalda a su hija. Aquella muchacha, aterrada con tal violencia, no decía una sola palabra. No hacía más que sollozar, sus ojos fijos al suelo nada más emanaba lágrimas. —¡Que la boda sea mañana mismo! —dijo, saliendo del gran salón. Aquella noche, Sara Marie fue enviada a su habitación bajo llave y no sería hasta el día siguiente que se abrieron las puertas. Desdichada, con su mejilla enrojecida, miraba por la ventana a lo lejos la chimenea de la panadería en la que trabajaba su amado, echando humo. Lloro a mares aquella noche, lloró con desdicha, pues sería casada con alguien que no amaba, después de entregarse por amor. Tan pronto amaneció, se enviaron las invitaciones para la boda. La noticia corrió como pólvora, llegando a los oídos del amante pobre, quien aún estaba en el mercado, comprando flores para su amada como de costumbre. Aquel muchacho, enamorado de Sara Marie al escuchar por la mañana sobre la boda de la familia Capone, corrió a su humilde casa, tomó sus cosas en un bolso, todo el dinero que había juntado toda su vida y emprendió la marcha pues planeaba secuestrar a la novia.