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Love, Earth

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Blurb

Sofía, veintiséis años, periodista de profesión y extremadamente curiosa. Tras adentrarse en lo que creía era una gran noticia periodística, termino envuelta en un plan de escape al apocalipsis que le avecinaba al planeta tierra. Tras despertar 200 años más tarde después de un sueño criogénico comienza a investigar más a profundidad, ella solo busca la verdad. En el medio de todo se reencuentra con el amor de su vida, quien fuera su gran amor en la universidad, el profesor Agustín Nedved.

Sofía busca por todos los medios posibles reencontrarse con su amor prohibido y al mismo tiempo no dejar de lado las inconsistencias que va encontrando mientras más investiga el final de la humanidad.

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Capítulo 1
Después de más de 200 años de un sueño criogénico, las casi 50,000 personas que se salvaron del cataclismo en el planeta tierra despertaron. Estas 49,206 personas para ser exactos han deambulado por el espacio por casi 2 siglos. Entre esas personas privilegiadas que se salvaron de morir estaba yo, Sofía Manteras. ¿Cómo llegué aquí? No lo sé. En la tierra no era más que una simple periodista, no vivía mal, pero tampoco era la gran cosa, era una persona totalmente prescindible. En las películas de catástrofe, que supuestamente solo eran simple “ciencia ficción”, cuando algo malo le ocurría al mundo siempre se llevaban a los que podrían aportar algo al futuro de la humanidad, es decir, científicos, ingenieros, geólogos, biólogos, agricultores, no sé personas mucho más capacitadas que una simple periodista. Lo último que recuerdo antes de subir a la nave y que nos durmieran por casi 200 años es que estaba conduciendo por las calles de Lisboa en mi natal Portugal, ese día se había decretado toque de queda desde las 7 de la noche por una supuesta visita de varios presidentes al país. Yo no me pude aguantar un segundo más encerrada en mí casa, me escabullí, tomé mi auto y salí disparada a dar una vuelta por la ciudad. Dando vueltas y tomando un poco de aire, justo pasaba por el aeropuerto cuando a lo lejos vi 7 aviones que me parecían muy raros. La curiosidad inundó mi cuerpo, lo primero que pensé fue “aquí hay una buena historia”. Recuerdo que tomé mi cámara fotográfica, siempre andaba con ella encima, me bajé del automóvil y me acerqué lo más que pude a los aviones raros. En un punto no pude avanzar más porque todo estaba cercado y con extrema seguridad, pensé que era por la visita de los presidentes. En ese momento vi un gran grupo de militares de varios países ingresando personas a las grandes naves, entre esas personas había varios de los jefes de Estado. No estaban llegando, se los estaban llevando hacía algún lado. Comencé a tomar algunas fotos desde la lejanía cuando por la espalda me interceptaron varios oficiales de la ciudad, me agarraron muy fuerte por los brazos y el cuello. En ese momento entré en pánico, me habían visto rompiendo el toque de queda, lo primero que pensé fue en la multa que se me venía encima. Los oficiales estaban siendo extremadamente violentos contra mí, me agarraban muy fuerte y me jalaban de un lado a otro. Me pusieron algo en la cabeza para que no pudiera ver y me llevaron a un cuarto que estaba muy oscuro y bastante frío. En ese momento ya no estaba pensando más en la multa, me comencé a preocupar de verdad, llegue a pensar que hasta podría morir por haber visto algo que no debía. Después de estar mucho tiempo ahí muriéndome de frío con la cara vendada, a lo lejos escuche unos pasos acercarse, eran varias personas y entre eso pasos había uno muy diferente, había una mujer, se escuchaban perfectamente los pasos de los tacones resonar con el piso de cemento. En ese momento abrieron la puerta y me quitaron la venda que tenía encima. Las personas que llegaron eran los oficiales que me retuvieron, unos militares y nada más y nada menos que la presidenta del país, Lucía Ribeiro. Fue ahí cuando literalmente me cagué encima, inmediatamente pensé que lo que estaba pasando era algo muy importante. Me dio mucho temor apenas vi a la presidenta, ella no tenía una buena fama, incluso hace unos meses había salido una investigación sobre ella en la que estaba envuelta en asesinatos extrajudiciales. Claramente no se le declaró culpable ni nada, es decir, es la persona más poderosa del país, aunque fuera verdad, no le iba a pasar nada. La presidenta Ribeiro se me quedó mirando fijamente, me intimidó demasiado esa mirada como queriendo que dijera todas las verdades de mi vida. Justo en ese momento el oficial que me descubrió le entrego mi cámara fotográfica. Ella reviso las fotos que había tomado y sin emitir algún sonido o hacer algún gesto estrello con mucha fuera mi cámara al suelo. Completamente rota y destruida yacía en el piso encementado de aquel cuarto. Justo después de eso, la presidenta me dijo:   —¿Cómo fue que te enteraste? — Dijo — en un tono amenazador —    ¿Enterarme de qué? — Respondí — Muy asustada —    No te hagas la tonta, sabes perfectamente de lo que te estoy hablando. —    Señora presidenta, se lo juro por lo que más quiera, no lo sé. —    ¡Claro que sabes! ¡No me mientas! — Exclamó iracunda —   Les juro que el miedo que sentí en ese momento no lo había tenido nunca en mi vida, estaba completamente sacada de mí misma. Lo único que quería era devolver el tiempo al momento en el que se me ocurrió la grandiosa idea de salir de mi casa en un toque de queda nacional. Yo no tenía ni idea de lo que la presidenta Ribeiro me estaba hablando y eso me preocupaba mucho porque ella no me creía. Ella estaba convencida de que yo tenía conocimiento de lo que hacían y realmente solo había sido una mala coincidencia, me había encontrado en el lugar equivocado y con las personas equivocadas, estaba muerta de miedo y muy preocupada de lo que podría pasarme. Un momento después del interrogatorio de Ribeiro, me dejaron sola otra vez, pero esta vez sin nada en la cara, fue por un largo rato. Llegué a pensar que me habían dejado ahí y que se habían ido todos, que me habían dejado sola a mi suerte, solo a la espera de morir de frio y de hambre. Más tarde, supongo que habrá pasado algo más de dos horas, llego un militar de Estados Unidos. Él fue en el encargado de llevarme a una especie de sala de juntas en la que al entrar me volví a encontrar a la presidenta del país. En ese instante supuse que quizás habían hecho las investigaciones respectivas acerca de mí vida y ya se habían dado cuenta de que yo no tenía nada que ver, pero no podía estar más equivocada. Se dieron cuenta de que era periodista y esto los alarmó mucho más aún. Quizás en ese punto ya sabían que yo no estaba enterada de nada, pero no tuvieron más remedio que decirme todo lo que estaba pasando, para ellos era mejor que lo supiera y me fuera con ellos a que me dejaran libre y yo saliera a contar todo lo que había visto y se comenzaran a atar cabos, justo así me lo dijo la presidenta Ribeiro.   —Mira Manteras, tuviste la mala o buena suerte de estar aquí. Así que sin más remedio te enterarás de todo lo que pasa —Dijo en un tono bajo   Yo seguía bastante confundida, no sabía qué era lo que pasaba, imaginaba que por toda la parafernalia y por todo lo que me había tocado pasar, lo que se avecinaba no era nada bueno. De un momento a otro y sin ninguna anestesia me mostró un video de un tal Doctor Agustín Nedved. Ese nombre me hizo muy conocido, yo conocía a un Doctor Agustín, pero no podía recordar su apellido. En ese momento me comenzaron a mostrar el video y me di cuenta de que Agustín Nedved era mi Agustín, el profesor del que había estado enamorada desde que vi su clase en primer semestre en la universidad de Lisboa. Le había perdido el rastro, recuerdo que se fue a vivir a otro país hace unos años, no lo había podido ver más. Él y yo tuvimos una relación muy fuerte durante 3 de los 5 años que estuve en la universidad. Todo terminó muy mall porque su esposa se entero de nuestra relación y amenazó con decirle a los directivos de la facultad si no dejaba de verme. Recuerdo que me sentí muy decepcionada, no la pasé nada bien. Intente buscarlo, pero como arte de magia desapareció de la ciudad y de mi vida. Estuve buscándolo por un par de años más, pero fue imposible, fue como si la tierra se lo hubiera tragado. —Muy buenos días, tardes o noches para quien esté viendo esta bitácora. Soy el Doctor Agustín Nedved, soy geólogo volcanólogo de la Universidad de Tecnológica de Praga, tengo maestrías en estudios de la tierra y un doctorado en volcanología, se preguntarán por qué les menciono mis estudios y ya les digo que más adelante se darán cuenta y podrán entender. Espero que si están viendo este video ahora mismo se encuentren en buenas condiciones y hayamos logrado la meta que nos hemos puesto junto con mi grupo de trabajo de la Universidad de Praga. Esta bitácora tiene un único fin, documentar, documentar todos los hallazgos que hemos hecho con el pasar del tiempo, mostrarle a todos los que puedan acceder a este video todas las horas de trabajo y todos los sacrificios y esfuerzos de más de 150 personas por salvar el destino de la humanidad. No esperamos reconocimiento ni mucho menos, solo que este video, tape, cinta o cómo lo quieran llamar, pueda ser visto por todos los sobrevivientes, especialmente, de estar vivos, por nosotros, nuestros hijos, nietos y toda la descendencia de cada uno de los aquí presentes, que sepan que no nos dimos por vencidos, que al contario intentamos encontrar una fórmula para poder salvar al mundo entero.

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