Aquella noche, Gianna se sintió tan deprimida al estar sobre la cama vacía, sintió ganas de llorar y se repetía una y otra vez lo tonta que era, no podía acostumbrarse así a Alex... ¿Estaba enamorada de él?, pero ella no quería volver a enamorarse, al menos por un tiempo. ¿Estaba el corazón haciendo de las suyas? Estaba por quedarse dormida cuando llamaron a la puerta, era Regina con mirada triste. —Gia, ¿puedo dormir contigo mientras papá vuelve? —Claro que si, eso me encantaría— palmeó a su lado— me hará bien tu compañía— la niña subió y se acostó junto a ella, Gianna la abrazó y depositó un beso en su frente. —¿Sabes?, Creo que mamá era muy buena, como tú y, estoy feliz de que seas la esposa de papá. —Yo también estoy muy feliz— sonrió— puedo estar con él, y contigo — le bes

