Capítulo 9

2051 Words
Después de salir de esa embarazosa situación con apenas algo dignidad estoy sentado en la terraza en compañía de mi hermano y mi cuñado. Todos los demás se fueron a sus cuartos después del espectáculo, incluyendo a Jessica que debe estar esperándome, pero estoy muy confundido para enfrentarla. «No sé qué me pasó allí afuera, tal vez ese roca sí es mágica después de todo». —De verdad lo siento chicos, no sé en qué estaba pensando —les digo avergonzado—, y de verdad no sabía que esa roca era especial. —No te preocupes hermano, esas cosas pasan. —Apenas si puedo entenderlo entre sus histéricas carcajadas. Michael sonríe y hace unas señas que no logro entender. —¿Qué dijo? —Michael dice que la roca representa al dios de la felicidad y tú te veías muy feliz. —Muy gracioso, Michael —digo mirándolo con expresión de fastidio mientras el se encoge de hombros. Después de un rato burlándose a mis expensas Michael y Trevor deciden marcharse a sus cuartos dejándome solo con mis pensamientos. Aún trato de entender cómo es que perdí el control de esa manera, nunca he sido una persona espontánea ni mucho menos me dejo llevar por mis emociones, creo que esa chica saca lo peor de mí y no estoy seguro de que me guste, aunque debo admitir que sentir toda esa adrenalina corriendo por mis venas fue fabuloso. «Pero ¿Qué estoy diciendo? ¿Cómo que fabuloso?» Toda mi familia me vio semidesnudo cogiendome una mujer en la playa, incluyendo mi ex mujer, con la cual el único sitio diferente en que lo hicimos fue en la ducha. Aún recuerdo su cara cuando nos vio, fue muy gracioso en realidad. Miro mi reloj y descubro que son más de las once, es hora de subir arriba y enfrentar las consecuencias de mis actos. Una vez frente a la puerta de la habitación respiró hondo y la abro despacio, la descubro sentada en la cama con un suéter rojo enorme que le llega casi hasta las rodillas mirando la televisión en el canal de caricaturas sonriendo como si todo estuviera bien. ¿Cómo puede estar tan tranquila como mientras yo no puedo ni mirarla a los ojos? Cierro la puerta detrás de mí y ella apaga el televisor al percatarse de mi presencia. —Hola ¿Estás bien? —le pregunto. —Hola. Sí, estoy bien ¿Qué tal las cosas allá abajo? —Se pone un mechón de pelo mojado detrás de la oreja. —Sí, todo está bien; oye quiero disculparme contigo por lo que pasó. —¿Disculparte? Pero si no has hecho nada malo o ¿Es por tu ex? —¿Qué? No; mira yo no siento nada por Trisha, y eso era lo que estaba diciéndole cuando nos viste hablando pero lo que hice fue impulsivo y totalmente deplorable. —¿Deplorable? —Ella suelta una carcajada burlona que me hace sentir aún más avergonzado—. Ven aquí, Roy. —Se sienta al pie de la cama y da unas palmadas en el colchón invitándome a sentarme. Tengo mis reservas pero aún así lo hago, estabdo tan cerca de ella siendo como mis olfato se inunda con el delicioso olor a coco que sale de su pelo recién lavado— ¿Estás preocupado por mí o por ti? Porque parece que le tienes miedo al qué dirán. —No le tengo miedo a nada, simplemente no estoy acostumbrado a esto, no ando por la vida haciendo lo que me dé la gana sin pensar en las consecuencias. —Y ¿Por qué no? —Porque no está bien, las personas pueden juzgarte. —¿Y a quien le importa? —Pues, a mí —¿Por qué? —No lo sé. —¿Sabes lo que creo? —Me mira fijamente y acerca un poco más a mí—. Creo que eres un hombre maravilloso; eres listo, amable, culto y honesto, pero te escondes detrás de una máscara, te reprimes y quieres controlar todo a tu alrededor. Tal vez que si dejarás de hacerlo, la vida sería mucho más divertida. —Eso suena mucho más fácil de hacer de lo que en realidad es —le digo con una media sonrisa. —Nada es tan difícil si solo te relajas y te dejas llevar —me dice sonriendo—. Solo haz lo que en verdad quieres hacer, sin importar lo que nadie piense «Lo que en verdad quiero hacer», repito en mi mente. Miro sus labios carnosos y rosados y recuerdo su dulce sabor; lo que en verdad quiero es besarlos otra vez, no por impulso, no por celos; solo quiero sentirlos y saborearlos. Tomo su cara entre mis manos y cumplo mi deseo, me apodero de su boca y comienzo a besarla suave y sutilmente, con algo de temor al principio. Ella responde a mis besos como si los hubiera estado esperando, como si los deseara tanto como yo. Con mi lengua penetro en el interior de su boca y acaricio su paladar mientras que mis labios se vuelven cada vez más demandantes y nuestro beso cada vez más feroz. Mis manos acarician sus pechos por encima del gigantesco suéter y descubro que no lleva puesto un sostén. Entre caricias y besos ella pone sus manos en mi pecho y lentamente hace que me recueste en la cama, colocándose encima de mí con el trasero extendido hacia arriba, en una posición muy sensual, y su cabello mojado cayendo a un lado de mi cara. Lentamente comienza a depositar besos en mi cuello, haciendo que la lujuria dentro de mí crezca a niveles inimaginables. Aunque me encanta lo que hace, tomo su rostro en mis manos y la hago detenerse; quiero admirar su belleza por un instante y volver a devorar esos adictivos labios. —¿Se está arrepintiendo, profesor? — dice con voz gutural, tomando mis labios con sus dientes y dándoles un mordisco para luego soltarlos. —Jamás. —Intento besarla cuando se acerca nuevamente a mí rostro, pero vuelve hacer lo mismo. Sé justamente cual es su juego, quiere provocarme. Intento capturar sus labios una vez más sin éxito; ella ríe, como si estuviera burlándose de mí. Se incorpora quedando sentada justo encima de mi m*****o y comienza a frotarse con movimientos circulares por encima del pantalón, aunque esta fina barrera no hace que me exite menos. Ella continúa con sus movimientos mientras yo me levanto un poco y, con ayuda de mis codos, subo hasta chocar con el respaldo de la cama, entonces sí me incorporo del todo, quedando sentado y sosteniendo su cabeza, vuelvo a tomar sus labios para besarla con pasión; solo puedo pensar en hacerla mía y en estar dentro de ella. Nuestro beso se hace cada vez más profundo, pone sus brazos alrededor de mi cuello y sus piernas alrededor de mi cintura. Empiezo a desesperarme y de un tirón le quito el suéter dejándola prácticamente desnuda sin más que unas diminutas bragas; ella por su parte, abre uno a uno cada botón de mi camisa y luego me la quita, dejando al descubierto mi pecho desnudo. Interrumpo el beso por un instante y hago que se recueste sobre la cama, ahora que la tengo aquí desnuda y con la luz encendida puedo explorar cada parte de su perfecto cuerpo a voluntad; sus pechos redondos y firmes, su cintura de avispa, su piel blanca que hace un perfecto contraste con la oscuridad de la mía; logró apreciar detalles en los que no me fijé la primera vez que estuvimos juntos, como ese tatuaje en su costado que dice freedom; al verlo sonrío, ya que ella es la personificación de la palabra libertad. Comienzo a devorar su cuello y luego bajo poco a poco hasta sus pechos, me tomo mi tiempo deleitándome con su suavidad en mi boca, juego un poco con sus pesones y la escucho gemir por las sensaciones que esto le provoca. Mi erección amenaza con atravesar mis pantalones así que es tiempo de deshacerme de ellos, no sin antes quitarme los zapatos primero. Me observa deseosa mientras me desnudo para ella. Cuando al fin estoy listo comienzo a hacer una línea de besos por su estómago hasta llegar a sus partes íntimas, lentamente le quito las bragas y dejo al descubierto el centro de su ser. Con los dedos, acaricio la suavidad de su v****a depilada; miro hacia arriba y veo que me está mirando, observando cada uno de mis movimientos mientras se muerde los labios. Yo también sonrío y suavemente introduzco un dedo en su interior mientras que con otro acaricio su c******s. Ella empieza a gemir sin control y a mover la cabeza de un lado a otro aferrandose a las sábanas mientras que yo aumento la fricción cada vez más. Esta humeda y lista y mi pene ya no aguanta más; vuelvo a besarla apasionadamente mientras me preparo para entrar en ella y... —¡Espera! —De la nada me frena y se levanta de la cama. —¿Qué estás haciendo? —le pregunto cuando la veo buscando algo en los cajones. —Los encontré —susurra triunfante, luego se voltea hacia mí y me muestra un condon—. Pensé que algo así podría pasar así que vine preparada —dice encogiéndose de hombros. Yo solo sonrío moviendo la cabeza de un lado a otro y le extiendo mi mano para que vuelva a la cama conmigo. Ella aprovecha mi nueva posición y se coloca encima de mí, me pone el condon sin demora y poco a poco introduce mi m*****o en su interior. Comienza a moverse lentamente, acostumbradose a sentirme dentro de ella, yo la sujeto por la cintura y sigo su ritmo. Una vez más es ella quien está al mando y lo disfruto, lo disfruto mucho. Sus movimientos van aumentando poco a poco, su ritmo es cada vez más acelerado y el mío también. Trato de controlarme para no terminar antes de tiempo pero sus gemidos de placer y la forma en que dice mi nombre por la excitación lo hacen que sea cada vez más difícil. Decido cambiar de posición y hago que rodemos en la cama sin salir de su interior. Ahora es ella quien está acostada y yo estoy de rodillas, sujetandola de las piernas y penetrandola una y otra vez. —¡Oh dios, Roy! ¡sigue por favor, no te detengas! —me grita entre jadeos. Sus palabras me motivan a continuar en una nueva posición, la halo del brazo y pongo ambos alrededor de mi cuello, la sostengo por el trasero y la incito a subir y bajar, embistiendola más fuerte cada vez mientras devoro su cuello y su boca, la miro a los ojos llenos de deseo y continuo penetrandola por un buen rato hasta que ya no puedo seguir aguantando y veo que Jessica tampoco, ambos explotamos al unísono gritando de placer. Ella se deja caer sobre mi sin fuerzas, jadeante y sudada al igual que yo. —Eso fue increíble —dice acariciando mis bíceps. —Tú, eres increíble. —Acomodo su cabello aún lado y le doy un beso en la frente—. Ahora iré a tomar un baño y regreso enseguida. Me levanto de la cama, arrepintiéndome al instante de separarme de ella, y voy al cuarto de baño para tomar una ducha rápida. Mientras el agua caliente cae sobre mí pienso en cómo han cambiado mis sentimientos respecto a ella en estas últimas semanas. No puedo seguir negando lo mucho que me gusta, aunque aveces creo que me volverá loco. Al volver descubro que se ha quedado dormida. Me siento en la orilla de la cama, dibujo una sonrisa en mis labios al mirarla y recuerdos de nuestra primera vez juntos asaltan mi mente; aquello fue voraz, sexo duro y puro sin ningún tipo de sentimiento involucrado, pero a pesar de todo eso, desde entonces ella es todo en lo que puedo pensar y ahora, después de lo que hemos pasado juntos, mis sentimientos por ella son cada vez más confusos, pero también más fuertes. Puede que sea una chica problema pero me encanta tenerla a en mi vida.
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