Capítulo 12

1878 Words
Narra Daniel Miré a Lucas mientras se acercaba a la mesa donde estaba esperándolo. Como siempre, nos juntamos después de que él salía del trabajo. Se sentó adelante mío y me saludó sonriendo. Pedimos al mozo lo de siempre y esperamos. Le pedí que me diera unos minutos para que pueda terminar de anotar algunas cosas en mi cuaderno, cuando terminé lo guardé en mi bolso y lo miré. —Perdón —le dije observando al mozo que volvía con nosotros con nuestros pedidos. —¿Qué era lo que tanto hacías? —Planificaba para los chicos —tomé un sorbo del café—. ¿Cómo te fue hoy? —Diría que bien —sonrió—. Conseguí el número de dos clientes para unas clases privadas —guiño un ojo. —Seguís sin perder el tiempo por lo que veo —él volvió a sonreírme. —Es que quiero que alguien me haga caso, pero no lo consigo —negué ligeramente la cabeza comprendiendo su insinuación—. ¿Y qué? ¿Vos no conseguiste el número de nadie? —No conozco a los demás profes y no tengo mucho tiempo para hacer sociales en el club. —¿Y el chico que viste el sábado? —Nahuel es mi alumno —corté un pedazo de medialuna y me la llevé a la boca—. Además, estuvo su hermano para vigilar todo, aunque quisiera haber hecho algo, no hubiera podido. —Así que lo pensaste —puse los ojos en blanco; evidentemente, Lucas no quiere entender que no veo a Nahuel de otra manera. Decidí zanjar el tema y preguntarle por los chicos que conoció en estos días. Para mi sorpresa, había conseguido los números de diez u once chicos, con los que ya había planeado verse en la semana. Lucas no puede estar solo, después de terminar con alguien busca un remplazo rápidamente. Me contó los planes que tendría con cada uno de los chicos; me sorprende que sepa que va a hacer y con quien sin la necesidad de una agenda. Nos pasamos un par de horas en el café hablando. Como no podía faltar siempre que nos vemos, Lucas se me insinuó un par de veces, logrando que desvíe el tema de conversación para evitar rechazarlo directamente. Cuando salimos, caminamos hasta mi casa y nos despedimos. Subí hasta mi departamento y entré. Tiré mis cosas en el sillón, después caminé hasta mi cuarto sacando el celular del bolsillo. Revisé los mensajes, encontrándome con la insistencia de Manuel. Parece que es tan insistente como Lucas. Pensé en contestarle, tal vez sea bueno salir con él un día, al menos para conocerlo mejor. Una vez en mi cuarto, me tiré en la cama mientras le contestaba a Manuel. En cuestión de segundos, recibí su respuesta. Parecía aliviado de que le contestara, puesto que antes no lo había hecho. La conversación fue bastante amena; me sorprendió bastante, siendo amigo de Lucas me esperaba alguien igual que él. Tal vez no sea tan malo conocerlo mejor. Cerca de medianoche, me despedí de él, acordando verlo después de que vuelva del gimnasio. Dejé mi celular en la mesa de noche, me levanté, me puse mi pijama y volví a acostarme. Miré el techo en la oscuridad. De repente, no me siento tan seguro de salir con Manuel, no estoy muy seguro de que esto termine bien. Cerré los ojos con cansancio, logrando que mi mente se pusiera completamente en blanco. Desperté con la alarma de mi celular. Tanteé en la mesa de noche con los ojos cerrados hasta dar con el aparato y lograr apagarlo. Abrí los ojos con pesadez y miré la pantalla del celular con cierta dificultad, eran las ocho de la mañana, en dos horas tengo que salir hacia el gimnasio y, después, ir a almorzar con Manuel. Me levanté dejando el celular en la mesa de noche. Me acerqué al placar, agarré una camisa y un jean. Después, saqué un par de zapatillas, las que solo uso para salir, las puse en una bolsita de tela y las metí en la mochila junto con la ropa. También guardé un bóxer y algunas cosas más. Después, agarré la ropa que iba a usar para entrenar y me metí en el baño para alistarme. Una vez que estuve listo, me colgué la mochila en el hombro, agarré mi celular, los auriculares, las llaves y salí. Mientras bajaba las escaleras, me puse los auriculares con la música lo más alto que podía tolerar. Caminé hacia el gimnasio tamborileando con los dedos contra mi pierna. Cuando llegué, saludé a las chicas de la recepción y busqué a Lucas; no va a enseñarme nada que ya no sepa en cuanto a entrenamiento, pero al menos podemos hablar. Mientras me estiraba, pensé en contarle a Lucas que iba a salir con Manuel, pero, seguramente, se pondría celoso. Durante todo el entrenamiento me la pasé concentrado en lo que hacía, Lucas, como siempre, hablaba como una radio, pero casi no le contestaba; no quiero que por error le diga lo de Manuel antes de que él mismo se lo cuente; suponiendo que se lo vaya a contar. Después de mi rutina, me duché rápidamente y salí ya listo hacia el restaurante. Caminé lentamente haciendo tiempo para llegar; realmente no estoy para nada impaciente por ver a Manuel, por alguna razón no me siento como el sábado, cuando iba a ver a Nahuel. —Tal vez no fue buena idea aceptar la invitación —pensé llegando al restaurante. Apenas entré, lo vi sentado en una de las mesas de la izquierda. Me acerqué a él recibiendo su sonrisa como saludo. Mientras me sentaba frente a él, me disculpé por hacerlo esperar, aunque realmente estuviera haciendo tiempo. No me dejó hablar en prácticamente durante el almuerzo. No dejó de hablar de si mismo, ni de todo lo que podía hacer; ahora sé porqué es amigo de Lucas, son iguales en ese aspecto. Después del almuerzo, decidió que quería ir a caminar conmigo a un parque que estaba cerca del lugar. Cerca de las cuatro de la tarde, decidí despedirme de Manuel negándome a que me acompañara hasta mi casa. Eché a caminar sintiendo un pequeño dolor de cabeza; después de escucharlo hablar como un loro, me siento un poco aturdido. Me puse los auriculares e intenté despejar mi mente con cualquier cosa mientras caminaba. De repente, en mi cabeza apareció la imagen del rostro de Nahuel sonriéndome, después, la conversación que tuvimos la noche del sábado, cuando nos desvelamos conociéndonos mejor. No pude evitar sonreír al recordar la tarde en el café planeando las clases de esta semana. Me sentí ansioso por que terminase el día y pudiera verlo mañana y el sábado, pero intenté apagar aquella sensación; no es correcto que me sienta así, no solo por uno de mis alumnos, sino porque sería aprovecharme de él. Cuando llegué a mi casa, tiré mis cosas en el sillón y fui a mi cuarto. Me tiré en mi cama y revisé los mensajes. Encontré uno de Manuel pidiéndome que le avisara cuando llegara a mi casa, le contesté rápidamente y después seguí revisando mi w******p. No tenía mensajes de Nahuel, aún así, decidí meterme en su chat para leer la conversación que habíamos tenido. —Esto está mal —pensé deslizando mi dedo, pero no fui capaz de detenerme; parece que estoy obsesionado con él o algo así. Sin darme cuenta, le había enviado un "hola". Saqué rápidamente la app avergonzado por lo que acababa de hacer; sé que no es muy grave, es un mensaje, nada más, pero creo que es inapropiado que quiera hablar con él, no tengo por qué hacerlo. Su respuesta no se hizo esperar. —"Hola, ¿cómo estás? ¿Va a haber clases mañana?" —no se me ocurrió que podría pensar que le hablo porque estaría por cancelar la clase de mañana. —"Sí hay, no te hablaba por eso." —le envié; ¿y por qué le hablo entonces? Pasé mi mano por mi cara sintiéndome como un idiota. —"¿Pasó algo?" —"Simplemente quiero hablar con vos. ¿Estás ocupado? No quiero interrumpirte ni molestarte." —escribí nerviosamente, equivocándome continuamente al tipear. Empiezo a ponerme un poco torpe, capaz no sea buena idea seguir hablándole. —"Estoy libre. ¿De qué te gustaría hablar?" —pensé unos segundos. —"Contame un poco más de vos. La última vez hablé yo solamente." -------------------------------------------------------------- Ya son las ocho de la noche, hace cuatro horas que volví de la salida con Manuel y hace una hora nos despedimos Nahuel y yo. Miré el techo en la oscuridad. La persiana y la cortina estaban completamente cerradas, no se filtraba ni una pizca de luz de la calle, aún así, veía perfectamente mi habitación, seguramente por sabérmela de memoria. Pensé en lo que hablé con Nahuel, en lo que me dejó conocer; aunque después nos desviáramos en tonterías. —Creo que me estoy interesando demasiado por él... —pensé cerrando brevemente los ojos—. Está mal, ¿verdad? —no tengo idea realmente si esto está mal o no. Los pensamientos se alejaron de repente cuando escuché mi celular sonar. Lo agarré y miré la pantalla, era una llamada de Lucas. ¿Manuel le había contado que salimos hoy? Seguramente, por eso me llama. Acepté la llamada y puse el auricular contra mi oreja. —¿Saliste con Manuel? ¡¿Por qué no me dijiste nada?! —aparté un poco el celular de mi ante sus chillidos. —Se me pasó, perdón —mentí. —No te voy a perdonar por olvidarte de contarme —puse los ojos en blanco—. ¿Cómo fue? ¿Se besaron? —Solamente fuimos a almorzar y después a caminar —me restregué los ojos—. Nada interesante. —Escuché un suspiro por su parte; seguramente cree que le estoy mintiendo o algo por el estilo. —Creí que no querías salir con nadie. —Dije que no quería tener pareja por ahora, no que no iba a salir con nadie más que vos. —Sí, veo. —¿Qué te pasa? —Nada, Dani. —volvió a suspirar—. ¿Me contás como fue con él? —su voz sonaba un poco extraña, pero decidí no preguntar nada y simplemente me limité a contarle lo aburrido que me pareció salir con Manuel—. Así que... al final no encontraste a tu príncipe azul en Manuel —su voz cambió, volvió a ser la de siempre, hasta parecía alegre de escuchar eso. —No, no lo encontré. Aunque tampoco lo buscaba. —Estoy seguro de que tu príncipe azul está cerca tuyo y no te das cuenta. —¿Ah sí? ¿Quién? —respondí como si no entendiera su indirecta. —No sé... Por ahí alguien que conocés bien y siempre está con vos —usó un tono distinto para contestar. Puedo imaginar incluso su cara ahora mismo, intentando que caiga en su juego como siempre. De nuevo decidí ignorarlo; nada de lo que dijera iba a hacerme cambiar de opinión, no lo quiero como nada más que un amigo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD