Tomas lo que te ofrece la vida

932 Words
Dicen que las oportunidades no vienen dos veces, así que si tuvieras la oportunidad de vivir un romance furtlvo, ¿Lo harías? Digo vivirlo al máximo o dejarlo pasar. Pues ahora mismo mi moral se tambaleaba, mi ego se marchitaba, y mis deseos se multiplicaban. Nadie, absolutamente nadie que está en frente de un tipo tan hermoso como Gong Yoo, además de atractivo, y sin ser suficiente que sea atractivo, también éste sea sobresaliente y sobre todo guapo, quedando esos trajes que él suele usar, ahora mismo trae puesto un traje azul oscuro a su medida, esas largas piernas, esa panza, ¿Cuál panza? Panza, pero plana y dura, ahora que mi cuerpo rebotó sobre él, sentir sus músculos duros y a la vez suaves como terciopelos, me hace enloquecer. Quedé allí estática como una muñeca o una estatua, él tuvo que levantarme al aire, me dijo después, ¿Te sientes mal? No formulé respuesta alguna, él se preocupó, lo vi, su cara de preocupación, ¡Por dios, sólo quisiera que me cogieras a cómo te diera las ganas! "Pensé" Gracias a Dios que los pensamientos no se leen, son privadas. Si no estaría acabada y mi reputación, solo serían las primeras tres sílabas de la palabra "reputa-ción" su voz me saca de mi trance, entonces me doy cuenta que tan solo estoy soñando con ser tomada y poseída. —¡No, no estoy enferma! Estoy bien, sólo estaba imaginando... Dije sin terminar mi frase. —¿Qué estabas imaginando? —Pregunta, sólo pienso, "el que pregunta lo que no debe" "oye lo que no quiere" —"No querrías saberlo" —le respondo. Me mira y sonríe. —¿Tan malo es? —¡Mmm... Depende! —Le respondo, pero él sigue sonriendo conmigo, ¿Acaso no sabe él que su sonrisa es seductora? —¡Depende de qué...! —Dice de nuevo. Yo lo miro, medio babeo y será que no se da cuenta que me trae babeando por él. Me hago la pregunta para mí misma. —¡No querrás saberlo! —Vuelvo a evadir su pregunta. Y camino en todo lo largo del camino adornado de flores de Cerezo tan precioso a la vista. Al rato queda callado, me sigue los pasos, ya deberíamos irnos" le sugiero al bombón a mi lado, él no habla más, me dice después de un rato, bueno no me dice nada si no que pregunta: —¿Te parezco alguien atractivo? —Yo quedo perpleja con esa pregunta suya, ¿Cómo se atreve a preguntar algo así? Grrhh, carraspea su garganta, yo quedo con los ojos bastantes abiertos, mirando así con sorpresa escrita en mi cara. —"Preguntaba por que, es que siento que, que te atraigo" —Me pongo a reír nerviosa, mi risa es seca y sin vida, solo no quiero responderle, por que él es realmente un hombre muy atractivo y sobre todo una persona muy agradable, ¿Que chica no quería o no se sintiera atraída a él? Respiro profundamente, antes de abrir mi boca y hablar, Pero estaba exactamente en eso, justo en ese momento, aparece una chica coreana, muy guapa por cierto, la mujer muy tierna, la viva imagen de la chica coreana perfecta para el gusto de ellos, su standards de mujer, bajita delgadita, rostro ovalado, piel de porcelana y muy blanca, tan blanca que parecería que no tiene sangre en su cuerpo y lo hayan succionado. Ella me mira, ya saben, cuando una te mira y te lanza dardos con la mirada, así mero lo sentí. Ella volteaba y cuando me miraba a mi, me veía de tal manera que si sus ojos fueran la punta de un cañón, me llenaría de hoyos por todos lados, por las balas, claro está. Pero cuando miraba a Gong Yoo, fingía ser la más inocente de las personas, tan desvalida, tan frágil y tan pequeña, no lo sé, eso me hizo sentir rabia y a la vez ganas de estropearle esa cara fingida que mostraba. Yo no soporto a las personas así, hipócritas. —¡Gong Yoo! —Dice ella, dice su nombre con una vocesita de niña y el tono de niña malcriada que me hace querer vomitarle encima. —¡Ji Cheol, no te preocupes! —Continua la muy... ya saben que. Habla en su idioma e ignorando que yo mas o menos le hago swing a su idioma y que he empezado a entender su lengua, la escucho sin parpadear. —¿No me debo preocupar por qué cosa?— Pregunta mi Osito. Así me parece que es él, con una gabardina larga hasta abajo cubriendo todo su cuerpo, parece un osito blanco. —¡Tú no debes preocuparte por esta intrusa! Ella no es nadie, no tienes que tomarla en serio. —¿Cómo se atreve a unirse a alguien así como tú? —Hace el cuestionamiento. —¿Por qué no me llevaste a mí a esa cena benéfica, quizás hubiéramos terminado casados tú y yo? ¿Te imaginas? —Dice la cotorra quisquillosa, que desde que llegó no ha parado de hablar estupideces. Yo sonrió con sutileza y miró al par. —¡Qué increíble, esposo mío! —Le digo en inglés. —Ahora sé por qué no la llevaste a la cena benéfica, pues nadie quiere terminar casado con alguien que parece a una cotorra parlanchina. —Digo esto y me alejo de ámbos. —¡Espera! A dónde vas —Grita Gong —¿A dónde vas? —Me dice. —¡Les doy su espacio! —Grito en coreano.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD