Nada de esto debió pasar, definitivamente esta no ha sido mi noche.
He pasado una y otra vez cada estupidez que ya ni siquiera sé cómo terminará, aunque eso ya no me importa, solo quiero que termine y termine ahora.
La chica me mira raro, se nota que son novios, aunque ahora no entiendo nada, ella está casada, pero no con el hombre con el que he tenido sexo.
No sé en qué me he metido, no sé quiénes son en realidad, pero la manera en que uno de los policías lo ha visto, parece que son alguien importante.
Todo esto es culpa del idiota de William, si él no hubiese llegado con esa chica, si no lo hubiera visto, si no hubiera estado ahí en ese momento.
Han pasado muchas cosas y debo admitir que hasta ahora él es un caballero conmigo, hasta ahora no sé si lo hace por él o por mí, pero no ha sido un idiota.
Apenas abro los ojos, noto que estoy dentro del camarote otra vez, mi cuerpo me duele, sobre todo las piernas, la satisfacción se fue, solo está el dolor y me siento rara, tener a dos hombres frente a mí es abrumador.
Lo busco con la mirada y lo veo discutiendo con la novia, estoy confundida.
Él se acerca a mí y le pide a todos que nos dejen a sola, lo sabía, él es un caballero y sus actos lo confirman.
Tan pronto cierra la puerta, se acerca a mi tanto que me asusta.
Empieza a interrogar y al parecer él cree que yo en realidad soy una parte de lo que podría ser una broma de sus amigos, lo que claramente aclaré que no es así, yo no tuve nada que ver con una estúpida broma.
No si de sus amigos se trata, sí de la vida, el destino o mi estúpida suerte, entonces podría decir que sí.
Él no para de interrogarme y en realidad no es grosero en lo absoluto, pero en comparación a mí es como un gigante, así que no puedo evitar sentirme intimidada por él.
Le dije la verdad, o realmente la mitad o parte de ella. Le dije que todo se trata de un a confusión, aunque no importa lo que yo diga, parece que jamas lo voy a convencer a él. Me dice que me invente un nombre y que diga que soy su cita. ¿Qué sucede con él?
Siendo los dos los únicos que estábamos aquí, cómo es que no se ha dado cuenta, somos dos extraños teniendo sexo.
Al principio parece importarle, pero luego es como si no valiera nada, pero no me puedo ofender, se supone que yo debí estar con William no con él. ¡¡Mierda, William!!
¿Como le voy a explicar a William que me acosté con alguien?. Supongo que después de todo le debe dar igual, ya que seguramente él debe estar con esa mujer en este momento teniendo sexo. ¡¡Maldito William!!
Él abre la puerta del camarote y me cubro lo mejor que puedo con el saco que llevo puesto, él me mira y se siente extraño, no sé si es los estragos del alcohol, pero me siento mal.
Lo miro fijamente por unos segundos, aunque no sé quién es, y jamás lo volveré a ver en toda mi vida, quiero recordar el rostro del hombre con quien tuve sexo por primera vez, y ahora estoy dolorida.
Sé muy bien que a él le da igual y no es para menos, en sus ojos se puede ver que está enamorado de la novia.
Al salir, él camina tras ella y en cuanto llegan a donde está el resto, él toma su mano, llegando a sorprenderla de sobremanera.
—qué haces? —susurra ella sin mirarlo.
—Solo será hasta que regresemos a tierra, me lo debes —amenaza con un susurro agresivo y perfectamente disimulado.
—¿Y eso? —pregunta molesta Renata.
—¿El qué? —pregunta leo, mirando confundido a Renata.
—Eso —señala a sus manos.
—Ella ha sido mi cita de esta noche, pero tuvimos diferencia, y ahora ya lo hemos aclarado —dice y los oficiales asienten.
—Ve —dice Anton —se lo dije —sonríe —solo era un malentendido.
—Iré a la cabina, debemos regresar —dice besando la mejilla de ella, mientras Renata no les quita la mirada de encima, sobre todo la mirada fulminante de ella hacia la muchacha.
—Y... ¿nos puede dar sus datos ahora? —insiste una vez más el oficial.
—Evelyn Miller —sonríe ya un poco más desenvuelta.
—Bien, Evelyn Miller, le agradecería que se presente el lunes a primera hora en nuestras oficinas, con su documentación. Por ahora los escoltamos hasta que salgan del mar —dice y se van bajando del yate.
Dorian observa silencioso, de pie tras Leo, él no dice nada, solo es de los que observa.
Ella asiente y ve a los oficiales irse y se queda en silencio sin saber qué más decir o hacer.
—De donde se conocen? —Pregunta Renata.
—¿Porque respondería eso? —dice Evelyn con actitud desafiante.
—Solo quiero hacer conversa en lo que llegamos al puerto —dice con una mueca de desagrado.
—El silencio también es lindo, y personalmente lo prefiero. —Dice y se va en la dirección que Alejandro se ha ido antes, chocando con él justo antes de perderse.
¿—Qué sucede?
—Nada, es solo que prefiero no hablar —dice y se queda en la parte trasera del yate, mientras todos están del lado opuesto a él.
—Como quieras ─dice y va con sus amigos.
Tal vez contestarle así a la que bien podría ser hija de algún millonario, no fue buena idea, pero no quería tener que mentir más de lo debido.
Ir en su búsqueda y encontrarme con… nada en especial, solo las mismas personas, las que seguramente no sabrán ni quien soy.
Estar en un yate así de grande, de lujoso, de hermoso.
No es sino hasta ahora que noto que en realidad este yate es hermoso y seguramente será el único lugar elegante que conoceré en toda mi vida.
—Renata suele ser efusiva —dice un chico que se acerca a mí.
—Tal vez más de lo que debería.
Él sonríe de lado y es inevitable no sonreír con él.
—Mi hermana suele ser muy zorra, pero te aseguro que no es personal —dice otro de los chicos sumándose a la reunión.